24-No quiero que te enfades

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*Aitana*

Me pasé todo el viaje de vuelta durmiendo en el hombro de pedri, la noche anterior nos habíamos dormido bastante tarde y habíamos madrugado demasiado para coger el avión del vuelta.

Me desperte cuando pedri me aviso que ya íbamos a despegar en Barcelona y yo me estire colocando mi cinturón de seguridad.

-¿Has dormido tú?-le pregunté acurrucandome en su hombro de nuevo y el negó pensativo, llevaba así desde ayer por la noche y no sabía porqué.

No quería darle más importancia de la cuenta pero ya me estaba preocupando y me hacía sentirme de nuevo...insegura.

Tenerife había sido un viaje de muchas idas y venidas...y el final había sido como una burbuja que pensaba que nadie pincharia, tres semanas que habíamos estados alejados del foco mediático. Pero ahora al volver...¿quizá pedri se replanteaba las cosas? No lo sabia y no sabía si quería saberlo, me daba miedo.

Lo que sabía es que pedri estaba más que serio y no sabía porqué.

Me pilló mirándolo quizá algo confundida y aparte la mirada cogiendo mi móvil para disimular.

-Aiti-me llamó y yo suspiré, no quería escuchar nada malo y me lo estaba viendo venir-Aitana-me volvió a llamar y esta vez lo miré-todo esta bien, ¿vale?-me dijo acariciando con cariño mi mejilla.

-¿De verdad? Estas raro desde anoche pepi-le dije dejándome caer en el respaldo del sillón y el cerro los ojos echándose en el suyo también.

-¿Tú madre...te ha dicho algo...de nosotros?-me preguntó abriendo los ojos y yo negué encogiendome de hombros.

-¿Qué tendría que decirme?-Le pregunté confusa.

-No, nada nada-me dijo quitándole importancia, se acercó a mí mejilla dejando un beso en ella y de forma disimulada entrelazó nuestras manos-todo está bien cariño, de verdad-me dijo y yo asentí poco convencida.

Cuando aterrizamos nos tocó despedirnos de pedri cuando lo soltamos en su casa y nosotros volvimos a la nuestra.

El día se dedicó a entre todos limpiar un poco el polvo que había acumulado la casa en estas semanas, desicimos maletas y después mamá y papá fueron a comprar porque la nevera estaba vacía.

Mi tumbé en la cama a leer un rato, era lo que más me gustaba hacer, la intimidad de mi habitación donde podía perderme en las grandes historias de amor que había escritas salidas de la imaginación de tantas personas.

Diferentes personajes, diferentes situaciones y diferentes formas de vivir el amor, pero es donde te das cuenta que sea como sea, todas las personas nos movemos por el amor.

Y pensando en amor...mi mente se dirigió al mío.

Mi pedri.

Quien me iba a decir a mi que estaba amargada por ir a ese viaje que ahora mismo lo mejor que me había pasado había sido ir. Todavía no me lo creía, no me creía que hacía menos de cuarenta y ocho horas estaba abrazada a pedri besando sus labios mientras él besaba mi cuello...y mordí mi labio apretando mis piernas solo de pensarlo.

Ya lo echaba de menos y apenas llevaba medio día sin verle.

Y como si lo hubiese invocado, mi teléfono vibró con un mensaje suyo.

"¿Ocupada?", era su mensaje y sonreí soltando el libro poniendo el marca páginas por donde iba.

"Para ti nunca", contesté.

Lo leyó al segundo y yo esperaba su contestación ansiosa.

"No se si habrás quedado con tus amigas"
"Pero si no puedes venir a casa y vemos una peli los dos"

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora