63-Os mereceis estar juntos

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*Pedri*

-Buenos días cariño...¿se puede?-me preguntó mamá asomada desde el marco de la puerta.

-Si...-dije secando un par de lágrimas e intentando recomponerme un poco, aunque mi familia llevaba tres días viéndome así y no me juzgaban, yo necesitaba esto.

-Te he traído unos panecillos con queso y un buen batido para que desayunes-me dijo poniendo la bandeja del desayuno en la mesita, y soltó un suspiro viendo que estaba la de ayer de la cena sin tocar prácticamente.

-Gracias ma, ahora desayuno-le dije y ella se sentó en el costado del colchón acariciando mi pierna.

-Cielo...no puedes seguir así, apenas estás comiendo, no has salido de esta habitación desde que llegaste-me dijo preocupada-yo...entiendo que estés mal y ojalá pudiese pasarme tu dolor y que tú estuvieses bien, pero cariño tienes que tomar el aire y...dejar que el tiempo pase. Si tenéis que estar juntos vais a estarlo, si no ahora en unos años-me dijo y yo asentí forzando una sonrisa.

-Gracias mamá, de verdad...voy a animarme, hoy saldré a pasear ¿vale? Solo...dejame mi tiempo, lo necesito de verdad-le pedí y ella asintió haciendo una mueca.

Se acercó a dejar un abrazo y un beso en mi mejilla y salió de la habitación después de pedirme que comiese algo.

Tenía el estómago cerrado, y si no llega a ser porque ella me había obligado en estos días no habría probado bocado.

Ahora entendía a mis amigos y a mi hermano cuando ellos lo habían pasado así de mal en sus relaciones.

El amor dolía muchísimo, y a estas alturas no sabía si era real eso de que por amor nadie se muere, porque yo había dejado de sentirme vivo hacia unos días.

Solo quería pensar que ella estaría mejor, que estaría saliendo con Alex y estela, que estaría con su universidad y sus amigas y que por lo menos ella no estuviese como yo.

No sabía nada. No había encendido el móvil desde que lo apagué antes de salir de mi casa de Barcelona.

No estaba listo para afrontar mi nueva realidad. Sin ella.

No solo habían sido los mejores meses de mi vida, sino que ella había sido toda mi vida desde el día en que nació.

Había ayudado a organizar todos sus cumpleaños, había tratado de encontrar el regalo perfecto para ella en cada uno de sus cumpleaños, había estado con ella en sus primeros pasos de bebé, en su primer día de colegio, en su primera vez montando en bici y todo eso...seguía en mi.

Era mi niña. Y sabia que ya nunca podría compartir nada con ella sin que doliese esto de esta forma tan cruel.

Me vestí, iría a pasear.

Cogí el coche dando un paseo por los alrededores, y casi sin darme cuenta acabé yendo en dirección a nuestra cascada.

Recuerdo que el día que la descubrí fue en un viaje que hice con treinta años un verano aquí, y en cuanto la encontré estaba deseando que llegase el verano siguiente para traer a Aitana aquí, sabía que le gustaría visitarla.

Y solo hacia unos meses habíamos vuelto a venir.

Pasee por ella mientras cada recuerdo de ese día llegaba a mi mente, y más cuando tuve que subir las rocas donde nos besamos una de las primeras veces.

**Flashback**

-Vamos chicos va a ser muy divertido-intentaba convencer Aitana a sus hermanos y a Jimena de que se viniesen con nosotros de excursión.

Mi sobrina no era muy aventurera, asique dijo que ni loca se venía.

Y Dani y Gavi preferían bajar a la playa con los niños y hacer un poco de turismo.

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora