25-¿Otra vez a medias?

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*Aitana*

-¿Lo sabe?-me preguntó pálido separándose de mi para empezar a dar vueltas por el salón nervioso como nunca lo había visto.

-Pedri, tranquilo-le dije intentando acercarme a él, pero solo se movía de un lado a otro con las manos en su cabeza.

-Madre mia Aitana, ¿Cómo.. como lo sabe? Dios debe odiarme yo...yo..joder yo...-parecía que le costaban hasta las palabras le saliesen y rápidamente cogí su cara entre mis manos haciendo que me mirase.

-Pedri, a mamá le parece bien-le dije intentando que se relajase porque de verdad parecía que le iba a dar un infarto.

El me miró por unos segundos intentando descifrar si le estaba diciendo o no la verdad y después habló.

-¿De verdad? ¿No me odia?-me preguntó con ansiedad en la voz y yo negué sonriendo suave.

Cogí su mano sentándolo en el sofá y me senté a horcajadas sobre él peinando su flequillo con cariño.

-Ella me ha dicho que lo sabía desde hace mucho-le dije a él-y que sabía desde siempre que esto iba a pasar en algun momento-le dije pasando mis manos por su cuello dejando caricias en su nuca para intentar relajarle-Pedri no tienes que preocuparte conozco a mi madre y se que lo dice de verdad, ella no está enfadada contigo ni conmigo-le dije notandolo aún tenso.

-Lo sé princesa..lo sé, pero créeme que no es fácil para mí todo esto-dijo señalándonos a ambos y yo me separé un poco seria.

El me miró al ver mi cambio repentino y negó repetidas veces posando sus manos en mi cintura sin dejar que me siguiese separando.

-No me malinterpretes Aitana, contigo las cosas son increíbles y créeme que nunca me había pasado esto pero...soy más mayor que tus propios padres-me dijo avergonzado y yo alcé las cejas.

-Te vuelvo a repetir, ¿y qué?-le dije encogiendome de hombros, estaba harta del mismo tema.

-Pues que la gente va a hablar cuando esto se sepa-me dijo obvio.

-Me da igual Pedri, me da exactamente igual, la edad es un número y yo no tengo que darle explicaciones a nadie de lo que hago con mi vida porque tengo casi dieciocho años-le dije y el suspiró.

-No me estas entendiendo-me dijo negando frustrado.

-No, no lo hago-le dije obvia.

-Aitana que vamos a estar en el foco, no solo nosotros, también tus padres y al final eso puede ocasionar en problemas que no me gustaría tener, y justamente por eso porque no tienes ni dieciocho años a mi también me hace tener mis dudas-me dijo y yo abrí los ojos al escucharle.

-Te piensas que soy una cría-le dije dolida mientras me levantaba de encima de él.

-¿Qué?-me dijo confuso-no claro que no, no me refiero...-lo corté.

-Cada vez que hablas la cagas más asique déjalo-le dije cogiendo mi bolso-y si tantas dudas tienes entonces esto no va a ningún lado-le dije andando hasta la puerta de la entrada.

La abrí intentando salir pero antes de que pudiese hacerlo pedri empujó la puerta poniéndose detrás de mi cerrandola de nuevo.

Notaba su respiración en mi nuca y aunque estaba enfadada mi cuerpo se estremeció al sentirlo tan cerca.

-No tengo una sola duda sobre ti-me dijo cerca de mi oido- más bien mis dudas son sobre mi...no sé si podré darte todo lo que te mereces en todos los sentidos-me dijo y yo frunci el ceño sin entender nada.

Me giré sobre mis pies quedándome cara a cara con él que me miraba desde cerca con esos profundos ojos marrones.

-No quiero defraudarte en nada-me dijo casi en un susurro acariciando mi cintura.

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora