37-No me siento las piernas

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*Pedri*

-Y esa de ahí es casiopea-le dije indicándole con mi mano la constelación para que la viese.

Pero ella ni siquiera miraba al cielo esta vez, solo me miraba a mi con una sonrisa preciosa dibujada en sus labios.

-¿Eh? Que me miras a ver-le dije rodeando su cintura con mis manos mientras le sonreía, y ella se encogió de hombros pasando sus brazos por mi cuello.

-No puedo dejar de mirarte ahora-me dijo embobada y yo sonreí pegando su cuerpo al mío mientras la besaba con todas las ganas que podía.

Me hacía estremecer solo con el tacto de su piel contra la mía.

-Ay cariño...nunca voy a olvidar este día-le hice saber cuando nos separamos pasando un mechón de pelo tras su oreja.

-Yo tampoco créeme-me dijo cariñosa dejándose caer sobre mi pecho.

La abracé levantandonos a ambos de la silla para tumbarnos en la cama, eran casi las cuatro de la mañana pero nos habíamos entretenido bastante dándonos caricias y besos en la cama después de lo que pasó.

Nos quedamos ambos abrazados mientras mirábamos las estrellas y yo dejaba caricias en su brazo, no quería soltarla y a ella le pasaba lo mismo pegadita a mi pecho.

-¿Lo he hecho bien?-me preguntó después de un rato en silencio y yo dirigí mis ojos hasta ella que me miraba algo insegura.

No estaba acostumbrado a verla así porque siempre parecía segura ante todo.

-mmmm...-le dije dándonos la vuelta para hundir la cabeza en su cuello-¿como te digo que ha sido el mejor sexo de toda mi vida?-Le dije sacando mi cabeza segundos después para mirarla desde cerquita.

-No exageres pedri-me dijo mirandome mientras hacía una pequeña mueca.

-Es verdad-le dije y ella apartó la mirada sonrojándose-ey, ¿que pasa princesita?-le dije y ella tragó saliva antes de contestar.

-Lo habrás hecho con muchas chicas con experiencia y no puedo creerte algo así-me dijo sin mirarme y yo sonreí observando sus facetas.

-Ha sido la mejor porque ha sido la primera vez en toda mi vida que lo hacía con alguien estando enamorado-le dije cogiendo su mentón haciendo que me mirase y en cuanto escuchó mis palabras sus ojos brillaron y su sonrisa apareció de nuevo.

-¿Estás...enamorado de mi?-me dijo y yo la miré a sus profundos ojitos que me atrapaban desde siempre.

-Estoy enamorado de ti, loco por tus besos, amando cada centímetro de ti...-Le dije hundiendome en su cuello dejando besitos y ella enredó sus piernas en mi cintura-te quiero más que nada en mi vida, Aitana-le dije en su oido y ella se estremeció a mis palabras.

-Yo también estoy enamorada de ti, desde que tengo uso de razón-me dijo pasando sus manos por mi espalda.

Los besos aumentaron, el ambiente se caldeó en cuestión de minutos y ella se incorporó separando nuestras bocas para quitarse mi camiseta y quedarse solo con su tanga puesto. Me arrepentí de no habérselo arrancado a mordiscos la primera vez y así tenerla completamente desnuda en este momento.

La miré deseoso antes de sus manos cogieran mis mejillas para estampar nuestros labios otra vez y me puse sobre ella haciendo que nuestros pechos chocasen y notase sus pezones tan duros como los míos.

-Te voy a hacer el amor todo lo que queda de noche para que no tengas dudas de que solo te quiero a ti-le dije y ella intensificó nuestro beso metiendo su lengua en mi boca para mezclarla con la mía.

La poca ropa que nos separaba desapareció en cuestión de minutos y en cuando me quise dar cuenta volvía a estar en su interior de nuevo, pero esta vez ella lo estaba disfrutando desde el principio.

-Joder...-gimió en mi odio arañando mi espalda-más...-me pidió en el oido y mi piel se estremeció entrando más fuertemente en ella-¡AH, SI!-Gritó y volví a repetir el movimiento notando como su boca se abría quedándose seca.

Mi cadera chocaba con la suya, mis labios besaban su piel y le di la vuelta sin esperarselo dejándola encima mía.

Ella abrió los ojos observándome, tenía todo su cuerpo frente a mi y estaba completamente hundido en ella, sus ojos expresaban deseo y su cuerpo empezó a moverse sobre mi.

Mis manos viajaron hasta su culo guiando sus movimientos y sus manos acabaron en mi pecho mientras ella subia y bajaba haciéndome enloquecer.

-Sigue amor....sigue encima mía toda la maldita noche....-gemí sobando su culo mientras ella soltaba gemidos por su boca.

El sudor se palpaba en el cuerpo de ambos y sentí un gemido ronco salir de su garganta cuando dejó de moverse de arriba a abajo y empezó a hacer movimientos circulares enloqueciendome.

-Ay....madre...-gimió ella mientras su espalda se arqueaba llegando al orgasmo antes que yo.

Su cuerpo se tumbó sobre el mío y la embestí en esa posición haciéndola gritar de nuevo.

-aaaahahahah....-gemimos a la vez, ¿iba a tener otro orgasmo? Iba a tener otro orgasmo, le iba a dar otro maldito orgasmo.

Me esmeré. Besé sus pechos, su cuello, mientras sentía que iba a explotar embistiendola desde abajo y cuando sentí que no me quedaba nada para llegar estimulé su clitoris acompañando mis estocadas.

-¡PEDRI, PEDRI, SI...si madre mia...si!-Gimió y el escucharla de mi garganta salió un gemido profundo a la vez que de la suya.

Su sexo de nuevo se apretó contra el mío, y me desvanecí a la vez que ella con nuestras respiración entrecortadas.

Salí de ella a la vez que ella se dejaba caer exahusta sobre mi pecho y yo bajaba mis piernas al colchón sin respiración.

Levanté su mentón dándole un beso que ella correspondió.

-No me siento las piernas-me dijo al separarnos cogiendo aire.

-Yo tampoco amor-le dije haciendo que ella sonriese-¿te has...corrido dos veces?-Le pregunté y ella asintió abrazándose a mi cuerpo.

Dios, si pensaba que la primera vez me había gustado la segunda había sido una pasada.

Y la tercera lo fue aún más, y en la cuarta ya se sentía más cómoda y probamos diferentes posturas, después de la quinta el sol ya estaba saliendo y nuestros cuerpos ya no podían más.

El cuerpo de Aitana se había convertido en mi lugar favorito.

Me abracé a ella pasando una Sabana por nuestros cuerpos y besé su cuello dejando mi cabeza metida en su cuello.

-Descansa mi amor-le dije y ella sonrió pegando su espalda a mi pecho mientras nuestras manos se entrelazaban sobre su abdomen-te quiero.

-Te quiero desde antes-me dijo ella y yo reí haciendo que ella también riese.

-No compitas, yo te quise desde el primer momento en que te vi-le dije casi quedándome dormido.

-Y yo también pedri, yo también...-contestó ella medio adormilada.

Había sido la mejor noche de toda mi vida y sabía que la suya también con cada gemido que le había arrancado.

Aitana era mía y así iba a seguir siendo se interpusiera quien se interpusiera...

(CONTINUARÁ...)

¡Vaya partidazo se han hecho nuestros chicos!

¡Os leoo!✨️❤️

Murmullos-Pedri González y Aitana PáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora