El escenario estaba iluminado por miles de luces, el rugido de la multitud era ensordecedor. Jennie se encontraba en su casa, con un vaso de vino en la mano, mirando la transmisión en vivo del concierto de Lisa.
Lisa, su compañera de BLACKPINK, estaba en el escenario, pero no era la Lisa que ella conocía. Cantaba con pasión, con una sonrisa radiante, pero sus ojos estaban fijos en un punto que no era Jennie.
Era Frederick, el hombre que se había convertido en el centro de su universo.
Jennie observaba a Lisa desde la pantalla, sintiendo un dolor punzante en su pecho. Recordaba las noches de risas, las confidencias, las miradas que se cruzaban en el escenario.
"So kiss me, so kiss me, so kiss me," cantaba Lisa, su voz llena de pasión.
Cada palabra era un puñal que se clavaba en el corazón de Jennie. Era la canción del adiós, la canción que confirmaba que el sueño de Jenlisa nunca llegaría a ser realidad.
Jisso y Rosé estaban a su lado, mirando la transmisión con la misma tristeza en sus ojos. Ellas también habían sido testigos de la transformación de Lisa, de su nueva felicidad con Frederick.
"So kiss me, so kiss me, so kiss me," cantó Lisa, mirando a Frederick con ojos llenos de amor.
Jennie cerró los ojos, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con brotar.
"So kiss me, so kiss me, so kiss me," cantó Lisa, su voz llenando el estadio.
Jennie se aferró al vaso de vino, sintiendo que su mundo se derrumbaba a su alrededor.
"So kiss me, so kiss me, so kiss me," cantó Lisa, su voz resonando en la noche.
Jennie abrió los ojos, y una lágrima rodó por su mejilla.
"So kiss me, so kiss me, so kiss me," cantó Lisa, su voz llenando el estadio.
Jennie se obligó a sonreír, a seguir mirando la transmisión, a mantener la imagen de la estrella que todos conocían.
Pero en su interior, el corazón de Jennie se había roto en mil pedazos.