La tarde había llegado con un cielo gris y amenazante, y el campus se había vaciado rápidamente mientras los estudiantes se apresuraban a escapar de la inminente tormenta. Claire salió de la universidad con su abrigo ajustado y su mochila al hombro, pero no pudo evitar sentirse un poco melancólica. La conversación con Kathryn aún resonaba en su mente, y el deseo de que sucediera algo más entre ellas comenzaba a florecer.
Al dar sus primeros pasos, el sonido de la lluvia comenzó a caer sobre el pavimento, ligero al principio, pero pronto se convirtió en un torrente que salpicaba a su alrededor. Claire se apresuró hacia la salida, buscando refugio bajo un toldo que apenas cubría la entrada. Las gotas de agua resbalaban por su rostro, y su cabello se encrespaba con la humedad.
Mientras esperaba a que la lluvia amainara, Claire decidió que era momento de ir a casa. Sin embargo, justo cuando se dio la vuelta, un automóvil apareció de la nada, avanzando rápidamente por la calle. La lluvia y el viento hacían que la visibilidad fuera escasa, y Claire se quedó paralizada en el paso de peatones, incapaz de reaccionar.
De repente, el coche frenó bruscamente, haciendo chirriar los frenos, y en ese instante, Claire vio a través de la ventana del conductor. Allí estaba Kathryn, su expresión de sorpresa claramente visible.
—¡Claire! —gritó Kathryn, bajando la ventanilla mientras el agua salpicaba la carrocería del coche—. ¡Cuidado!
Claire dio un salto hacia atrás, el corazón latiéndole con fuerza, mientras el coche se detenía a unos centímetros de ella. Por un momento, el mundo pareció detenerse, y todo lo que pudo hacer fue mirarla con ojos desorbitados.
—Lo siento, lo siento mucho —dijo Kathryn, visiblemente agitada, mientras apagaba el motor. Se bajó rápidamente del coche, empapándose en el proceso, pero su mirada se centró en Claire con una preocupación genuina—. No te vi. ¿Estás bien?
Claire no podía dejar de pensar en lo cercanas que habían estado las cosas. La adrenalina aún corría por su cuerpo.
—Estoy bien —respondió Claire, intentando calmarse mientras se sacudía las gotas de agua de la frente—. Solo fue un susto.
Kathryn se acercó un poco más, su mirada intensa y profunda en el rostro de Claire. La lluvia caía sobre ellas, y el aire entre ellas se cargaba de una tensión palpable.
—No puedo creer que casi te atropello. ¿Te gustaría que te llevara a casa? —preguntó Kathryn, su voz más suave que antes.
Claire sintió un nerviosismo excitante por la oferta.
—No quiero causarle problemas. No es necesario, puedo caminar —dijo, aunque una parte de ella anhelaba estar más cerca de Kathryn.
—No es un problema. Me sentiría terrible si te dejara ir así. Además, está lloviendo demasiado. Vamos, es mejor que no te mojes más —insistió Kathryn, y Claire se dio cuenta de que no podía rechazar la oferta.
Después de un breve momento de duda, Claire asintió, y ambas se encaminaron hacia el coche. Al subir, el interior estaba un poco desordenado, con libros y papeles esparcidos por el asiento del pasajero. Claire se acomodó y, al cerrar la puerta, sintió un leve escalofrío al estar tan cerca de Kathryn.
Kathryn encendió el motor, y la calidez del coche fue un alivio instantáneo. Mientras se dirigían por las calles empapadas, la conversación fluyó con una naturalidad inesperada.
—¿Siempre maneja tan rápido? —bromeó Claire, sintiéndose un poco más cómoda.
Kathryn soltó una risa suave, y el sonido resonó en el interior del coche.
—Solo cuando estoy en modo "profesora". A veces me distraigo pensando en la próxima clase. Pero, por supuesto, no es excusa. Prometo ser más cuidadosa la próxima vez —dijo, lanzando una mirada significativa hacia Claire.
Claire rió, sintiendo que la tensión se desvanecía. El trayecto continuó, y mientras Kathryn maniobraba entre las calles lluviosas, Claire no podía evitar robarle miradas. La forma en que Kathryn se concentraba en la carretera, sus gestos al volante, todo parecía más íntimo de lo que debería ser.
Finalmente, Kathryn rompió el silencio y preguntó:
—Entonces ¿A donde te llevo exactamente?
Claire señaló hacia una dirección fuera del centro del campus.
—Vivo en el bosque —dijo, casi como si no fuera algo sorprendente.
Kathryn levantó las cejas, claramente intrigada.
—¿El bosque? ¿Te refieres al que está detrás de la universidad? —preguntó, un matiz de curiosidad en su voz.
—Sí, justo ahí —respondió Claire—. Es muy tranquilo, me gusta.
Kathryn esbozó una sonrisa, aunque aún parecía desconcertada.
—Debe ser interesante vivir tan cerca de la naturaleza. Aunque... algo solitario, ¿no?
Claire sonrió, notando el sutil interés en su tono.
—Lo es, pero en parte, eso es lo que más me gusta. Puedo pensar con claridad. A veces incluso encuentro inspiración para escribir.
Kathryn miró hacia el bosque en la distancia y luego de nuevo a Claire.
—Quizá un día me muestres cómo se siente esa tranquilidad —dijo Kathryn, su voz apenas un susurro.
Claire sintió que su pulso se aceleraba, y por un instante, el mundo fuera del coche desapareció.
—Claro, cuando quiera —respondió, más bajito de lo que había planeado.
Finalmente, llegaron a su destino. Kathryn se detuvo y giró hacia Claire, su expresión seria, pero cálida.
—Espero que esto no haya arruinado tu tarde —dijo Kathryn, con una leve sonrisa que revelaba un destello de amabilidad sincera—. Te veo en clase, ¿verdad?
—Por supuesto, no me lo perdería —respondió Claire, devolviendo la sonrisa.
Ambas se quedaron mirándose por un momento más de lo necesario. La lluvia continuaba cayendo a su alrededor, y el sonido del agua hacía que el interior del coche se sintiera como un refugio privado, solo de ellas.
—Buenas noches, Claire —dijo Kathryn finalmente, su voz en un susurro que apenas superó el sonido de la lluvia.
—Buenas noches —respondió Claire, y con eso, salió del coche, sintiendo que algo había cambiado entre ellas.
Al ver el coche de Kathryn alejarse, Claire se quedó en la acera bajo la lluvia, sin poder evitar sonreír mientras se dirigía a casa, preguntándose qué significaba realmente ese encuentro y anticipando lo que vendría en el futuro.
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Guilty as sin?
RomanceClaire Rousseau, una chica de 21 años, comienza su vida universitaria en Georgia, donde estudia Escritura y Literatura. A pesar de su pasión por los libros y su amor por la música y la actuación, Claire tiene una visión cínica sobre el amor, creyend...