Capitulo 2 El Ogro Dentro De Mí

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—¿Por qué esto me tiene que pasar a mí? Es lo que me faltaba, que unas estúpidas chiquillas se paseen en mi local buscando lo que no se les ha perdido—. Gruño caminando de aquí para allá en el almacén, lugar para resguarda mercancía, también las máquinas y pesas para mi rutina de ejercicios diarios, donde vengo a pensar cuando necesito espacio y soledad, y parece que desde ahora se le suma un nuevo funcionamiento, el de escondite.

Con la catarsis trato de calmar la frustración y el enojo que me produce toda mi vida en general. Suficientes problemas tengo con mis hijas, mi madre la entrometida, el montón de deudas, Aurora con su manía de exigir más atención y mi soledad, esa que pesa como si cargara el mundo entero a cuestas. Nadie ha llenado mi vida como lo hacía Micaela, fue el amor de mi vida, pero esa maldita enfermedad no sólo me robó a mi esposa, también mis ilusiones, los proyectos de vida que juntos construimos. Este negocio es uno de ellos, el otro y más importante, son sus hijas, que la extrañan todo los días.

Me detengo en medio almacén por el pensamiento aplastante que empeora mi día. Ya han pasado tres años, se dice fácil, pero no lo es, por el contrario, son tres años llenos de dolor desgarrador, de cambios por procesar y aceptar que tu mundo no será igual. La mujer de la que te enamoraste y confiaste en que estuviera a tu lado, luchando hombro a hombro contigo, apoyándote en tus decisiones, o tomando tu mano en los riesgos, resulta que ya no está. El acostumbrarte a su ausencia es lo peor, como dicen, el día a día, como las conversaciones mientras tomamos el café en la mañana, el platillo que más sabroso le quedaba, su forma particular de hacer las cosas, y tú por estar inmerso en la rutina no lo notaba, hasta que esa persona desaparece y los pequeños detalles importan un montón. Ya no escuchas su voz, ni su imagen en el espejo en la mañana, su presencia abandonó tu cama y casa; su aroma desaparece con el tiempo. Luego viene la etapa de ajustar tu vida sin el ser amado, todavía estoy en esa maldita etapa.

Dejo caer los hombros agobiado con el peso de mis preocupaciones, sólo por mencionar está el lograr que este negocio produzca más dividendos, necesito cumplir con mis compromisos económicos y solventar mis deudas, así darles una vida más cómoda a mis hijas. Ya Lili tiene once y Naty siete, son todavía niñas que necesitan la supervisión de su padre, es injusto seguirle cargando toda la responsabilidad a mi madre; mucho me ayuda la pobre, pero ya no tiene energía para lidiar con mis pequeñas; además piensa que su colaboración le otorga el derecho de inmiscuirse en todos los aspectos de mi vida... Entonces la opción de la niñera mataría dos pájaros de un tiro, por un lado quitar carga de trabajo a mi madre y por otro librarme de su intromisión. ¡Pero, Dios Santísimo! Si no exigieran un alto salario por sus servicios ya hubiera contratado una. Las que he entrevistado me quitan un ojo de la cara porque deben cuidar a las niñas y atender todas sus necesidades gran parte del día, de lunes a sábado, y la verdad que con tantas deudas no puedo permitirme ese lujo.

Suelto el aire de golpe... No, lo mejor es idear otro plan de acción, no sé, tratar de desocupar mi tiempo cada tanto para echarle el ojo a las niñas, sobre todo a Nataly, por ser más chica está de cuidado. Se le ocurre cada disparate a esa niña. Y también está el nuevo proyecto que me propone Alberto. Sonrío débilmente imaginando el entusiasmo de Micaela por abrir una nueva sucursal en la zona oeste. Fue buena idea comprar ese terreno, un movimiento inteligente aunque me haya llevado a punto de quiebre; pero no podía pasar por alto mi intuición, tengo que confiar en mis instintos, como aconsejaría mi esposa, los mismos instintos que ruego me digan cómo coño reunir los recursos económicos para arrancar el proyecto. El paso más lógico en estos casos es recurrir a un préstamo bancario, pero casi no dispongo de dinero en mis cuentas, entonces el Banco me castiga negándome el préstamo, y si tuviera dinero, ¡¿para qué coño necesitaría un préstamo?!

Es un círculo vicioso, todo se mueve al compás que toque el maldito dinero, el cual carezco. En cambio hay ciertas personas que le sobran y pierden el tiempo ofreciéndose. El rencor va escalando en mi sistema como hongo venenoso mientras recuerdo las estúpidas chicas que hablan de lo más entretenidas en la cafetería. Por encima se ve que nadan en dinero, su ropa de marca y esa actitud altiva que es natural en los ricos las delata. Si Marta hubiera parido un degenerado las traería aquí al depósito para darle lo que vienen buscando, sólo por el gusto de usarlas, de la misma forma que ellas deben usar a los demás; pero para su suerte no soy ese tipo de hombre, jamás trataría de modo vejatorio a nadie, aunque se trate de unas zorras, en especial la de impresionantes ojos claros. Seguro tener apariencia de ángel le proporciona todos los hombres que quiera, y estos harán lo que sea por conseguir sus favores, menos yo, a mí no me gusta, ni voy a caer en la trampa de una belleza dañada.

Cuando Tenga Alas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora