Sonríe desde su silla, viendo como Valería se dirige con pasos tímidos a la habitación de las niñas. Marta está convencida que esa chica podría ser la solución por la que tanto había rezado. Ella necesita tener un objetivo en su vida para sentirse útil y Alejandro ayuda con sus hijas, son perfectos el uno para el otro. Su hijo tendría la oportunidad de concentrarse en su negocio si sabia que sus hijas estaban en buenas manos y por otro lado, la chica demostraría que no era una simple niña mimada sin aspiraciones en la vida. Lo que terminó de convencerla fue como sus nietas se identificaron con Valería, cuando por lo general son desconfiadas y ariscas con los desconocidos. Es que las almas necesitadas se atraen. Tanto sus nietas como la chica buscaban atención y estaba segura que entre ellas lo habría de sobra. Siempre ha presumido de su buen ojo para juzgar a la naturaleza de las personas. En el pasado cuando alguien le había caído bien o mal, según sea el caso, el tiempo le confirmaba que tuvo la razón, y Valería le inspiraba "buena vibra", como dicen los jóvenes, además no existía la posibilidad que entre su hijo y la chica surja un amorío, porque eso de meter una joven mujer y para colmo preciosa en casa de un hombre solo, era una locura, pero está le había dejado claro que no sentía nada en absoluto por Alejandro, por otro lado, conocía a su hijo y es muy respetuoso; sería incapaz de aprovecharse de la muchacha. Cada vez estaba más segura que entre esos dos nunca sucedería nada. Solventado el único inconveniente toma la decisión, hablaría con Alejandro y lo convencería. Invariablemente lograba su propósito cuando sabia que tenia la razón y este no iba hacer la excepción, así que busca su celular en el bolsillo de su falda para ejecutar su plan.
—Dime, madre—. Su hijo contesta rápido con ese tono ansioso que a ella tanto le fastidia.
Dios, siempre pensando que algo malo sucede.
—Hijo, necesito que vengas al apartamento, tenemos que hablar—. Le dice sin agregar mayor cosa, el tema hay que tratarlo cara a cara. Escucha una maldición.
—¿Algo pasó con las niñas? —Pregunta dejando volar la imaginación. Qué Alejandro más agorero.
—No, tranquilo, aunque es sobre ellas, no es nada malo, por el contrario, es muy bueno—. Marta ataja sus temores empleando un tono sereno, esperando que baje la intensidad.
—¿Podemos dejar para después la conversación? —Le propone en vista que no es urgente.
Mmm, tal vez se le pasó la mano con eso de no pretender asustarlo, su hijo funciona en modalidad emergencia y cuando no es el caso lo deja pasar para otro momento, y esto hay que resolverlo de inmediato, cuando aún está fresquito.
—No, Alejandro, sube ya, aquí te espero—. Luego de exigir interrumpe la comunicación así no darle la oportunidad de negarse.
Diez minutos después su único hijo entra en la cocina arrastrando sus circunstancias, vestido como siempre, chemise blanca con el emblema verde del negocio y un pantalón casual azul.
—¿Qué sucede, madre? ¿Qué hicieron esta vez? —Le pregunta sentándose en la mesa de la pequeña cocina de su apartamento.
—Nada, son unos angelitos—. Su hijo resopla por la excesiva condescendencia de su madre.
Sólo esta mañana Naty derramó toda la leche en la encimera y la consiguió como un gato pasándole la lengua, pues según Lili para eso Dios le había dado la lengua y era la única manera de limpiar la leche sin que yo me enojara, lo que irremediablemente ocurrió.
—Es que he resuelto tu gran problema, pero necesito que seas de mente abierta y me escuches—. Empieza con los beneficios antes de llegar al punto intrincado, así entusiasmarlo.
—¿Pero qué dices? ¿A qué te refieres? —Cuelga su eterna cara de angustia.
No fue un buen comienzo, pues no consiguió entusiasmarlo, está resultando un hueso duro, pero no en balde ella es como los perros, cuando agarra un hueso no lo suelta.
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...