"El lirio se deshoja, en sigilo su lamento cae, inmolación eterna de la soledad que le rodea".He aquí, en medio de una gran celebración en honor a los empresarios, donde la orquesta entona alguna melodía de moda, los asistentes habla entre si, bailan, y se divierten, yo me mantengo ajena a lo que me rodea, a este mundo fatuo y vacío, y sucede que me sumerjo en mi propio mundo de tristeza y dolor. Siempre ha sido así. ¿Por qué pensé que iba a ser diferente esta vez? ¿Cómo fui a pensar que alguno de los dos me quería aquí por el mero gusto de mi compañía? ¿Qué recuerdo conservo en mi memoria de estar juntos como familia? ¿Qué evento o viaje compartido evocamos al pasar del tiempo...? Ninguno, esa es la absoluta y dolorosa verdad. En mi casa por mentira que parezca, no hay fotos mías junto a mis padres, quizás alguna que otra fotografía de una niña rubia posando sola. Y yo sigo como una estúpida guardando las esperanzas, la ilusión de volverme visible para ellos. Miren, aquí estoy, lista y deseosa para ustedes, no soy perfecta, pero no salí tan mal, sólo les pido una oportunidad... Todo apunta a que nunca me darán esa oportunidad, es más, el día que ya no esté en esa casa, habré desaparecido totalmente de su vida, sin dejar rastros que alguna vez tuvieron una hija.
—Ese es el problema de ser rico, nunca estás seguro de las intenciones de las personas que se acercan a ti, por eso lo mejor es codearse con los de tu misma clase, así te ahorras decepciones. Eso aplica con la elección de pareja, y Salvador cumple con todas las expectativas. Piénsalo, podrás tener el mundo a tus pies, serás una reina, todo el mundo te respetará, te admiraran y el patrimonio que con tanto esfuerzo construyó tu abuelo y que yo he preservado y consolidado, pasará a tus hijos—. La elocuente voz de mi padre buscando convencerme confirma lo que represento para él, un vehículo para perpetuar la miseria humana, no se puede llamar de otra forma, es de miserables darle importancia al dinero sobre la felicidad de tu hija.
Lo más triste, aunque parezca imposible que haya algo más lamentable que la vil intensión de vender a tu hija, es que no me conoce en lo más mínimo, nunca me ha importado ser admirada y respetada por el simple hecho de tener dinero. Es vanidoso suponer que te mereces el mundo por nacer dentro de una familia acaudalada. ¿Dónde queda el valor de la persona, el esfuerzo para alcanzar tus sueños? No, no tolero seguir dentro de esta gran fraude que es mi familia.
—Debo ir al tocador—. Anuncio sin mirarle, como lo he hecho desde que descubrí la verdad, pero siento como su mirada se clava en mí interrogante.
—¡Me prometiste comportarte! —Su exigencia salen a través de sus dientes, recordando mi promesa por septuagésima vez en la noche.
—Valería, escucha a tu padre, él sólo quiere lo mejor para ti—. Ahora es el turno de mi madre en intervenir. Siempre se guarda su opinión para el final, como si fuera la última línea de defensa.
Mantengo la serenidad, sin que mi gesto demuestre la revolución de sentimientos que amenazan por estallar y provocar que haga un disparate que arruine la fiesta.
—Sólo voy al tocador—. Repito con voz monótona y para no tener que escuchar sus quejas me levanto sin esperar su permiso.
Mis padres se muerden la lengua, de sobra entienden que nada pueden hacer, salvo que quieran quedar en evidencia delante de los otros invitados que nos acompañan en la mesa. Ya ha sido un milagro que no se dieran cuenta de nuestro altercado familiar. Lo que si hacen es comenzar el cuchicheo entre ellos, seguro para lanzarse acusaciones sobre el fracaso que soy para ambos.
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Cuando Tenga Alas ©
Lãng mạnAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...