Capitulo 28 Vencer La Culpa

80 7 2
                                    

Lasso, Quiero que vuelvas.

Sigo anonadado, sin poder creer lo que Valería acaba de hacer, le dio su puto número a este muchacho delante de mis narices. ¿Casi se besan? Las ganas que tengo de arrancarle la mano al muchacho no son nada normal. ¿Vamos a ver sí después de mocho la van a sobrar ganas de llamarla? El detalle es que la agresión supondría un problema legal, aparte de la sangre esparcida por el minimarket. Esto es lo que precisamente temía que sucediera, que ella me cambie por alguien más, pero hacerlo de esta burda manera es decepcionante. Estoy consciente que los celos jugaron un papel determinante en su atrevido comportamiento. En cuanto el huracán Valería entró intempestivamente en la oficina supe que algo malo iba a pasar. Juraría sobre la biblia, de ser necesario, que había fuego en sus ojos, razón por la cual temí por el integridad de Aurora, debía evitar una masacre, porque a Valería lo que le falta de tamaño le sobra de determinación. Ahora, hacer una cita con el vendedor frente a mí, demuestra inmadurez. Y pensar que tengo que guardar las apariencias aunque esté destrozado y quiera maldecir abiertamente.

—Alejandro, ¿qué fue todo esto? No entiendo—. La voz de Aurora me recuerda que no estoy solo.

La pobre no entiende que nos enfrentamos a alguien efectivamente rencoroso y eficiente. Antes de contestar lo políticamente correcto, le dedico al vendedor una de mis más fieras miradas que borran su estúpida sonrisa, mientras cierro la puerta de la oficina.

—¿A qué te refieres? —Pregunto en un tono despreocupado, dejando la cesta con las galletas encima del escritorio. Aquí el truco es que crea que no le doy importancia al asunto, aunque por dentro los celos me carcoman.

—No soy estúpida, esa chica estaba celosa, incluso en un momento sentí que seria capaz de agredirme—. Dice acertamente. Le afecto la actitud de la rubia, y cómo culparla, con la cara de psicópata asesina de Valería. Acaricio su brazo para confortarla y se le pase el susto.

—Por favor, Aurora, Valería sólo es temperamental, pero ¿por qué tendría que estar celosa? Por mí no, te lo aseguro, en todo caso si está celosa tiene que ver con las niñas, Valería se las agarró para ella y quizás siente que tú puedes desplazarla en su cariño—. Le miento descaradamente sin abandonar mi actitud ecuánime.

—Sí, tiene sentido, sino por qué le daría su número al joven—. Me da en la madre con lógica reflexión. Trago grueso antes de continuar. 

—Ves, tú misma te respondes, sólo fue una mala apreciación de tu parte—. Digo a pesar de la ulcera estomacal que me acaba de provocar.

—Supongo... Oye, ¿a ti también te pareció que se iban a besar? —Me pregunta con ganas de seguir el chisme. Maldita sea, Aurora, deja de echar sal a la herida. Encojo los hombro haciendo un gesto que dice "no sé". Si abro la boca capaz y me echo a llorar—. Bueno, si está celosa entonces se pondrá feliz cuando se entere que acabas de romper conmigo—. Agrega con amargura tomando su cartera de la silla para colgarla al hombro. Me preocupa que se vaya triste, que la haya herido sin proponérmelo.

—Vamos, Aurora, pensé que estabas de acuerdo—. La tomo de las manos y se las beso. Por ahora imagino que estamos a salvo de nuevas interrupciones.

—Sí, lo estoy, pero una tiene su corazoncito, y bueno, coincido contigo, no vale la pena seguir en una relación que no va a ninguna parte, que no tiene futuro, puede que no es el mejor momento para nosotros, pero de mi parte quiero decirte que lo intente. Tú me sigues gustando mucho, Alejandro, me siento bien a tu lado, eres un hombre por el que vale la pena luchar, así que dejo la puerta abierta, por si te provoca un día volverme a buscar—. Sonrío con su lindo ofrecimiento y se agradece la buena opinión que guarda sobre mí, solo hay un pequeño detalle, que por supuesto no pienso mencionar, que ya no es el momento para ninguna mujer, no después de conocer a Valería.

Cuando Tenga Alas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora