Franco de Vita; A Medio Vivir.
Siento unos toque suaves en la puerta y seguidamente alguien me llama, es la doctora, seguramente preocupada porque no he salido. Capaz y tiene miedo de que me haya suicidado. No voy a negar que la idea pasó como un coletazo por mi cabeza, seria la solución a todos mis problemas, no pensar, no sufrir, no más soledad, ni decepciones, pero inmediatamente la descarto, de la misma manera que vino se se esfuma. Nunca podría hacer eso y menos ahora que estoy ¡EMBARAZADA!
—Mierda ¿qué voy hacer? —Paso a preguntarme angustiada.
Desde que vi el resultado de la prueba de embarazo no he podido moverme, sigo apoyada en la pared del baño del centro asistencial. ¿Cómo pudo suceder? Inmediatamente mi subconsciente me responde, porque tuve sexo con Alejandro sin protección. Esto es lo que queda de querer sentirlo sin al barrera del látex. Bueno, Valería, te tengo noticias, lo vas a sentir por el resto de tu vida. Debí ser más precavida, ir donde un ginecólogo y buscar el método más apropiado para mí, pero no, no lo hice, lo pospuse y lo pospuse, y este es el resultado, estoy embarazada. Nunca creí que esto pudiera pasarme, sé de chicas que les ha sucedido, pero nadie cercano, bueno, porque no dejo que se me acerque nadie.
Vuelvo escuchar la voz de la doctora, ahora es más firme, me dice que va a llamar a los de mantenimiento para que abran. No hay que hacer más drama. Limpio mi cara por millonésima vez en mi vida y le digo que ya salgo. Al abrir la puerta la consigo con cara de susto.
—Imagino el resultado—. Es todo cuanto dice y mi rostro confirma su sospecha—. ¿Me lo muestras? —Extiende la mano, le entrego el dispositivo y lo mira—. como supuse. Vamos al consultorio para conversar tus opciones.
La sigo sin emitir palabras, voy asimilando que estoy embarazada y no sé qué hacer, pero tal parece tengo opciones según la Doctora. Habrá que escucharlas para enterarme. Dentro de su consultorio me señala donde sentarme, una silla frente al escritorio. Tomo asiento muy derecha con las manos sobre mi regazo, tengo la sensación de estar en medio de un juzgado lista para recibir la sentencia. La doctora se sienta tras su escritorio y de inmediato abre el primer cajón y saca una ficha. La mira por un rato para luego hablarme seriamente.
—Por la fecha de la ultima menstruación pienso que estas alrededor de la semana 6. Esta pruebas son generalmente seguras, igual debes ir donde un especialista para que corrobore el tiempo exacto, así como las posibles decisiones que puedes tomar junto con tu pareja. ¿Sabes quién es le padre?.
—¡Por supuesto! —Contesto rotundamente.
—Disculpa, como te iba diciendo, todavía estás a tiempo para un legrado, pero te queda muy poco—. Al escucharla tiemblo al pensar en la drástica solución a mi problema.
—¡Nunca! ¡Jamás haría semejante barbarie! —Expreso categóricamente, mientras que la doctora sigue en calma detrás del escritorio.
—Valería, sólo te informo tus opciones, pero me alegra escuchar eso—. Me mira por un rato con sincera compresión, yo no sé cómo actuar, solo asiento presionando mis labios. Nunca había estado tan cerca de un ataque de pánico—. Entonces sigamos, lo otro es la adopción, hay instituciones que ayudan en esos trámites y por último que tú lo conserve—. No dice más, creo que en espera que añada algo, al ver que no hablo continúa, —si te informo de estas opciones, es que teniendo en cuenta tu edad y tu reacción, comprendo que no es un embarazo planificado, y por experiencia en mi profesión, sé lo difícil que es asimilar este tipo de noticias que trastocará toda tu vida, por lo tanto debes y tienes que tener a la mano toda la información pertinente, para que tomes la decisión que más te convenga.
—Entiendo. Tengo que irme—. Digo levantándome de golpe. No quiero seguir aquí, siento que me asfixio—. Agradezco su gentileza, pero ahora mismo no tengo cabeza para nada—. Agrego para no parecer tan grosera. La doctora ha quedado boquiabierta ante mi reacción. La cierra para decir:
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...