Aventura, Por un segundo
Capitulo dedicado a laguimar
Todo está listo para el bazar, tenemos galletas suficientes y el animo a millón. Acordamos vestirnos del mismo color, el vestidos de Lili es de tiros, para no provocar un infarto a su padre lo combine con una linda rebeca de algodón con flores bordadas, el vestidos de Naty es de vuelos y se ajusta en la espalda con un lazo, y el mio es ceñido hasta la cadera y luego suelto más arriba de las rodillas, las tres con bailarina y en el pelo una cinta rosa. Como único toque de maquillaje aplicamos brillo en los labios, para seguir en la onda de cuidar la salud cardiovascular de Alejandro. Mi perfume de vainilla y listo, mis princesas deslumbran hermosas con sus lacios cabellos negros. Qué bonitas.
—¿Lista, chicas? —Les pregunto con una gran sonrisa.
—Sí, Valería, vamos ya. Me urge llegar. Mis amigas creen que es mentira que vamos a vender galletas—. Lili lleva una relación amor odio con sus compañeras de estudio, en especial con una llamada Valentina, tanto madre e hija las encuentro bastante presumidas.
—Bueno, cuando vean nuestro venta, sabrán que decías la verdad—. La niña asiente contenta.
Naty por su parte no se entera de nada, juega en la mesa de la cocina con su muñeca. Le aviso que nos vamos y se levanta dando brinquitos. Ambas en etapas diferente de sus niñez, trato en lo posible de llenar sus necesidades, por ejemplo, con Lili le hago de confidente, precisa que la escuchen. El estrecho vinculo que nos une es fuerte y profundo, hasta el punto que me sorprende lo que sería capaz de hacer por ellas.
—Metamos las cestas al carro y luego nos despedimos de su padre—. Sugiero mientras bajamos con muestra mercancía.
—Vale, ¿también yo voy a vender? —Pregunta Naty y termina con un puchero de malcriada.
—Claro, nena, por supuesto, tú serás la encargada de entregar las galletas. ¿Te acuerdas lo que debes decir a lo clientes? —Estuvimos practicando lo que dirá, así que nos detenemos al pie de las escaleras para que la chiquilla realice su actuación.
—Espero que les gusten, vuelvan pronto, gracias—. Lleva su manito en la cintura y me regala una sonrisa mostrando como lo hará. Está para comérsela.
—¡Perfecto, Naty, lo haces de maravilla! —La halago encantada y con un guiño de ojos. La pequeña brinca de contenta.
Metemos todas las cosas en mi carro, y luego caminamos hacia el minimarket. Dentro recibimos halagos a más no poder, tantos, que llegamos ruborizadas a la oficina de Alejandro. Toco suavecito como siempre y sin esperar respuesta abro la puerta.
Grave error.
Mi sonrisa se borra de golpe por la escena romántica que tengo en frente, Alejandro abrazando y besando apasionadamente a una mujer. Se desploma mi alma y desparramada acaba a mis pies. Están tan concentrado en lo suyo que no se han dado cuenta que abrimos la puerta, y las niñas y yo los miramos. No sé qué hacer, debería irme por el bien de ellas y de mi corazón que se resquebraja cada segundo que transcurre y los labios de Alejandro no se despega de lo de esa fulana.
—¡Mierda!— Brinca y suelta de golpe a su pareja, sorprendido con nuestra presencia. Se le nota abochornado, por lo contrario su compañera se comporta de forma natural, hasta sonríe. Descarada—. ¿Por qué no tocaron? —Reprocha mirándome. Qué hombre tan cínico, si se iba a besuquearse con una tipa por lo menos debió tener la precaución de pasar el seguro o irse a otra parte, un motel, por ejemplo.
—Bueno, no es para tanto—. Desestima la mujer, que tal parece le ha encantado ser sorprendida besándose. Se inclina y mira con una sonrisa a las niñas—. ¡Hola! ¡Pero si están hermosas! ¡Alejandro, qué grandes están y mira qué lindas! Se ven todas muy bonitas de rosado, y esta niña debe ser la niñera—. Señala colgándose del brazo de su tenorio. La fulmino con la mirada. ¿Cómo se le ocurre decir que soy una niña? —Perdón si te ofendí, veo que no eras una niña—. Dice simulando vergüenza al darse cuenta que me ha molestado, pero algo me dice que su comentario fue intencional.
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...