Capitulo 7 Nadie Es Como Uno Imagina

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Dúo Chino y Nacho, "Me voy enamorando".

Adaptarme a la idea de que Valería es la niñera de mis hijas se me figura una experiencia alucinante, que acabaría en desastre. No conocía mucho de su vida, y me había conformado con la primera impresión, mejor dicho, la segunda impresión, con el transcurrir de los días descubrí que era mucho más de lo que me imaginé. Valería es una chica responsable, con ética del trabajo, quedó demostrado desde el principio por su puntualidad y la seriedad con la cual asumió sus obligaciones. Siempre está presente cuando las niñas llegan del colegio, en poco tiempo les ha inculcado hábitos simples y cotidianos, pero a la vez importantes, además lo hace con mucho entusiasmo, siempre feliz, con una sonrisa en su rostro.

Lili y Naty están felices, como en tiempo de su madre. Ese beneficio adicional me otorga mucha tranquilidad, porque a parte de saberlas cuidadas con esmero y dedicación por esta chica, mis hijas volvían a ser unas niñas normales, contentas y siempre bien arregladas. Nunca habría imaginado que detrás de su apariencia de princesa de hielo se podría esconder una joven tan cálida y esmerada. En resumidas cuentas, no solo me había adaptado rápidamente a la ayuda de Valería, lo que barría la hipótesis inicial, además sentía que le atine a la lotería. Al sentirme más tranquilo puedo dedicar esmero y tiempo al negocio y permitirme soñar con la nueva sucursal. Será el despegue que tanto necesito, pero tengo que hilar muy bien para no ahogarme en la orilla. ¿O es nadar muy bien? En fin, algo por el estilo.

Antes de seguir con mis obligaciones laborables decido subir a mi apartamento para echarles un vistazo a las niñas, sin perder la vieja costumbre, tal vez lo iré superando a medida que confíe completamente en Valería. Al abrir la puerta de la cocina escucho música proveniente de la sala. Me acerco con sigilo y para mi sorpresa me consigo a las tres bailando. Están tan concentradas con su coreografía que no se dan cuenta de mi presencia, así que aprovecho para mirarlas por un rato con las manos en la cadera y una gran sonrisa, viéndolas seguir el compás de una música movida. Conozco al dúo que canta; Chino y Nacho; "Me voy enamorando". También me gusta su música. Mis hijas tratan de llevarle el pasos de su niñera, que los enseña con esmero. La miro a ella y mi sonrisa se desvanece, atrapado por su cuerpo que se contonea al son de la pegajosa melodía. Es sencillamente hermoso. Valería lleva una falda verde hasta medio muslo y una simple camiseta blanca de tirantes, las tres están descalzas. Generalmente así suelen estar dentro de la casa, es una costumbre de la chica y Lily y Naty la imitan en todo; pero eso no importa, lo verdaderamente importante es su movimiento de cadera, lo más sexy que he visto en mi vida. Estoy totalmente hipnotizado con el sensual contoneo de la rubia y la energía que despide.

-¡PAPÁ! -Mis hijas pega un grito de la sorpresa y rompen con el hechizo.

Valería también se sorprende y sale corriendo hacia el equipo de música para apagarlo. Suplico a todos los santos, ángeles, beatos y corte celestial en general, que esta belleza no se haya dado cuenta que estaba deslumbrado con su baile.

-Lo siento, señor, no lo oímos entrar-. Dice tan ruborizada como yo, que no sé donde meterme. Con sus manos entrelazadas baja la mirada hacia sus pies descalzos, quizás esperando el regaño. Creo que en realidad si me considera un ogro.

-No... No... -aclaro mi garganta, -por el contrario, disculpen ustedes. No quise interrumpir... es que quería ver cómo estaban-. Aunque hablo más grueso de lo normal, de algún modo me oigo tranquilo, lo que me ayuda a indicarle que no estoy enojado.

Valería se atreve a mirarme y asiente con una pequeña sonrisa que dura apenas un segundo, luego mira a otro lado. ¿Habrá notado mi bochorno? ¡Ojalá no lea la mente, Diosito!

-Papá, estamos chévere. ¿Viste como bailamos? Valería nos está enseñando, te vamos a dar una sorpresa el día del padre-. Lili me cuenta emocionada mientras salta frente a mí y termina echándome los brazos al cuello. Me inclino para atrapar a mi pequeña. Naty no se queda atrás, así que imitando a su hermana me echa los brazos, las cargo a las dos y aprovecho para dar varios giro en media sala, arrancándoles gritos de alegría.

Cuando Tenga Alas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora