Lili y Naty corren por el descampado de grama directo hacia los columpios, yo prefiero sentarme en una de las bancas a suspirar por Alejandro. Desde aquí las observo mientras pienso sobre lo fantástico que está resultando lo nuestro. Me siento plenamente realizada como mujer. Lo que Alejandro me hace sentir cuando estoy entre sus brazos, amándonos, va más allá de lo imaginable. De verás que pequé de inocente al suponer que sabría lo que se siente hacer el amor, va más allá de la explicación que ofrecen los libros, son tantos sentimientos involucrados, sensaciones expuestas, que sólo al experimentarlo sabes darle significado, y aún así, cada quien forma sus propios matices; para mí se siente hermoso, siento cada detalle de su cuerpo, siento sus latidos, sus suspiros, su piel, su olor, y en ese momento no pienso en otra cosa que Alejandro. Si tuviera que explicarlo más sencillo es como un temblor de tierra. Aunque no tengo con que comparar, no puedo imaginar que pueda disfrutar de hacer el amor más de lo que ya lo disfruto. Alejandro me hace sentir querida, aunque no lo ponga en palabras, pero sus actos hablan por sí solos y eso es lo que importa, es cariñoso, atento a mis necesidades, con un detalles románticos y tierno siempre.
—¡Vale, mira lo alto que llego! —Me grita Lili mientras se balancea con imprudencia en su columpio. Ay, esa niña va dar la vuelta completa. Me levanto y voy antes de que ocurra un desastre.
—¡Lili, ten cuidado, recuerda que hay más niños en el parque! —Le digo corriendo hacia los columpios. Haciendo alarde de su obediencia la niña disminuye el impulso y con ello la altura. Llego hasta el armazón rojo—. Por favor, Lili, no hagas disparates. No quiero que salgas herida o lastime a alguien—. Le pido con el corazón palpitando como loco.
—¿Así? —Me muestra Naty que se columpia moderadamente, cosa rara, por cierto.
—Así es aburrido, pero si te hace sentir mejor—. Rezonga inconforme.
—Sí, me hace sentir mejor—. Contesto con aspereza. Lili presiona los labios y se limita a columpiarse como Dios manda, así yo puedo regresar a la banca a continuar donde quedé.
La verdad es que tampoco noto un cambio especifico en mi cuerpo, creo que sigue igual, solo siento más seguridad en mis atributos como mujer, también funciona que constantemente me diga lo hermosa que soy, y no soy ciega, veo cómo me mira, como se enciende el deseo en sus ojos cuando comienzo a despojarme de la ropa, confirmando todo lo que me dice. Se ha operado un cambio en mí, antes me daba vergüenza que me mirara, ahora admito que lo provoco, sé que lo excita y eso me excita de igual manera.
Me siento en la banca y sonrío sola al recordar nuestros encuentros sabatinos, tan llenos de deseo. Sus frases de amor y la pasión que le imprime me excitan en demasía. Recorrer su fuerte cuerpo y detallar su piel lisa es una de mis cosas favoritas. Alejandro tiene pocos vellos en el pecho y una hilera que baja desde su ombligo hasta su virilidad, camino que ya me he dado el gusto de recorrer con mis labios, mientras él se retuerce de placer. Y lo del sexo oral casi lo domino por completo, aunque siempre me dice que es el mejor que ha recibido, yo no me achanto, mi meta es superarme en la tarea hasta ser la mejor.
—Vale, —Lili me sacude por el hombro, y me despierta de mi hipnosis—. Naty se cayó—. Señala hacia donde está su hermana tirada al lado de los tubos para escalar, a pesar de su puchero sé que no es nada grave, es una más de las pantomima de la malcriada. Me levanto a atender la nueva contingencia caminando sin apuro con la otra niña a mi lado.
—¿Por lo menos puede caminar? —Le pregunto sin dejarme manipular por ellas.
—Sí, sólo está llamando tu atención, como te la pasas distraída—. Dice a mi lado. ¿Eh? Esto es un reproche por donde quiera que se le mire.
—Doña Lili, ¿tiene algún reclamo que hacerme? —Le pregunto con mi mejor tono sarcástico.
—Nada, —encoge los ojos con una tristeza instantánea, —que ahora te la pasas riendo sola y casi no quieres jugar con nosotras—. Confiesa con voz apagada.
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...