"Se puede comprender la vida mirando hacia atrás, pero para vivirla, hay que ir hacia delante."
Laura Pausini; El lado derecho del corazón.
Con un aire ausente camino por la universidad ajena a todo, a sus pasillos extraños, a caras extrañas, lugares extraños, todo me parece extraño aquí. Voy a mi propio ritmo, dentro de una burbuja que me aisla del exterior y me impide darme cuenta de las miradas curiosas y comentarios que levanto a mi paso. ¿Quién se cambia de universidad tres meses antes de culminar su carrera, retrasando su graduación? Alguien que huye, que trata de escapar de su dolorosa realidad, que simplemente no sabe cómo lidiar con su vida, así que opta por la salida más fácil... huir.
Vivo en carne propia la verdad absoluta, el dolor se muda a cada maldito lugar donde vayas, se va contigo sin darte tregua. Es un perro fiel que te recuerda lo que perdiste, a quien dejaste, que no estás donde deseas estar, ni con quien amas. No... él se echa a tu lado y de ahí no lo mueve nadie.
Después de dejar el motel y no tener idea cómo llegué viva a mi casa, me encerré por dos días enteros a llorar en mi habitación. Sólo la leal Mirian entraba y me obligaba a rodar, según ella, sus caldos que todo lo curan. No tuve corazón para decirle que la única cura para mi sufrimiento era la muerte, porque eso era lo que quería, morirme, pero como somos animales de instintos y buscamos sobrevivir, me dejaba meter en la boca algunas cucharadas para no morir de inanición. Al tercer día me convencí que debía irme lejos. No podía estar tan cerca de ellos, terminaría suplicándole que me dejará volver, lo necesitaba inclusive para respirar. Aunque me quedó claro que no me ama, lo que en realidad terminó de destruirme es saber que le produzco lástima, por eso se mantuvo a mi lado. De esa manera no podría vivir, ni mucho menos ver ese sentimiento reflejado en sus ojos negros. Milagrosamente todavía guardo un poco de dignidad, que evita que me arrastre a sus pies suplicando su atención, sin embargo, en algunas ocasiones mis fuerzas flaquean y la necesidad de verlo gana terreno. En esos momentos pienso en llamarle para rogar que me deje estar cerca de ellos, en un rincón sin moverme si quiere, pero que me permita ese único aliento de vida, pero no, tengo que aguantar. Una razón más para abrir mis alas y volar a otro lugar donde su recuerdo no me hiriera tanto.
Encendí el piloto automático y trace el plan que evitaría la locura de pedir misericordia a un hombre que simplemente no me quiere. Convencer a Marcos fue tarea fácil, de hecho, aún me asombra lo rápido que aceptó. Me me inclino a suponer que no me quiere por aquí (en realidad nunca me ha querido).
—Una dosis de realidad no te vendría mal—. Mi padre expresa su opinión sobre mi idea de hacer los dos últimos trimestres en otra Universidad.
Detrás de su escritorio en el estudio hace que piensa a fondo en mi propuesta, pero a mí no me engaña, debe estar que brinca en una pata de la felicidad, porque voy a desaparecer de su vista por un largo tiempo. Desde el encontronazo el día de mi cumpleaños apenas cruzamos palabras, en los raros casos en que no logramos evitarnos.
—Quizás lejos de esta casa y de sus comodidades, te hagan abrir los ojos y darte cuenta de lo afortunada de tu vida. Estar rodeada de lujos hace que acabes por no apreciar el sentido real de las cosas. Lo das todo por sentado, Valería—. Desde luego no podía dejar pasar la oportunidad de criticarme, es su pasatiempo. Me resbala. Ya es normal para mí—. Y cuando vuelvas tendrás que asumir tu deber con esta familia y en rumbar tu vida. No te la puedes pasar sin hacer algo de provecho y vagando sin que nada ni nadie te importe—. Me lanza su famosa advertencia plagada de menosprecio—. Y si haces otra más de las tuyas, cancelaré el pago de tu prima estudiantil ¡ipso facto! y tendrás que valerte por ti misma, así que para variar usa la cabeza y piensa, que no hablo en juego—. Ay qué bien, está en el cierre de su discurso motivador.
ESTÁS LEYENDO
Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...