Despido a las chicas con el mismo cariño de siempre. No voy a permitir que la presencia de Alejandro me siga afectando, está claro que él es mi pasado y la única razón de su permanencia en mi casa es en pro de hijo, para fomentar una relación sana y normal con su otra familia. Diana es la ultima en salir y no se fue hasta conseguir el número de móvil de Alejandro e insinuar que era probable que fuera a conocer su negocio, según tiene mucha información que compartir con él. Una vez solos, lo miro y sin cruzar palabras me interno en la cocina, dejándolo plantado en el recibidor. Revisar la lasaña es la excusa perfecta para mantenerme alejada de él.—Valeria, nunca tendría que ver con una de tus amigas—. Asegura mientras yo abro el horno. Fui muy optimista al pensar que no me seguiría—. No sabia como cortarla sin parecer grosero—. Clásico comportamiento de Alejandro Sandoval. Es curioso que no lo haya patentado, lo cumbre es que si me descuido, acaba casando con ella. Imaginarlo junto a mi Dianita me enfurece otra vez. Respiro hondo. Calma, Valeria, recuerda que él ya no te importa. Cierro el horno, lo apago y lo enfrento, sin dejar que los sentimientos me dominen.
—Descuida, Alejandro, lo que hagas con tu vida privada me tiene sin cuidado—. Le hablo en perfecta serenidad y sin emoción, hasta me doy palmaditas imaginarias en el hombro por mi autocontrol.
—Es que necesito aclararlo. Son simpáticas y tal, pero yo respeto que sean tus amigas y para mí son sagradas. No quiero que esto se vuelva un nuevo problema entre los dos, ni que te den celos—. Éste es otro que le da por decir que estoy celosa.
—No me trates como celosa, sólo que te conozco y no quiero que le hagas daño a una de mis amigas, pero descuida, —cruzo los brazos bajo mi busto y encojo los hombros con un ademán despreocupado—. Es un país libre. Nela tiene novio, es un chico estupendo, se llama Andy y es mi amigo, Paty está recién casada, y como pudiste darte cuenta espera un bebé, ahora Diana sí está soltera, te lo digo a modo de información—. Le explico para demostrarle que me es indiferente el que busque imponer la marca del hombre que más se ha casado en este mundo.
—La cual no solicité, vuelvo y te lo aclaro—. Dice alzando las dos cejas. Me río de él.
—Tranquilo, te dije que no me importa, además tú y yo sabemos que eso nunca ha sido impedimento. Siempre dices eso y acaba casado con la mujer que "supuestamente no querías". —Hago las comillas en el aire y como ya no me apetece hablar del tema le doy la espalda para abrir el horno y sacar la lasaña. Me sobresalto cuando me toma de las caderas, pero no es por lo que imaginé, me aparta para sacar él la lasaña del horno. Rápidamente le paso los guantes térmicos y con ellos puesto saca el primer refractario que deja encima de la cocina.
—No, eso no sucedió así... Bueno, si sucedió, —se corrige nervioso, mientras se dobla para sacar el otro refractario, —pero ya te expliqué que...
—Tú no me tienes que explicar nada, —lo interrumpo, —ya te lo he dicho, el tiempo de las explicaciones se perdió en el pasado—. Él se quita los guantes una vez que ha dejado el segundo molde de vidrio al lado del otro y me mira de modo determinante.
—Perdóname, pero no estoy de acuerdo contigo, si me permite un momento...— Me pide. Ay, este hombre debe sufrir de Alzheimer, porque siempre repite lo mismo.
—No te permito nada, —le paro el trote, además le recuerdo, —Alejandro, el objetivo de esta visita así como tu presencia, es que los niños se conozcan y estrechen lazos como hermanos que son, eso es todo. Ya la comida está lista y quisiera tener un momento de paz con ellos. Te pido por favor que te despida de tus hijos, así yo pueda dedicarme a ellos—. Solicito lo mayor educación posible.
—Si no deseas mi presencia en tu casa, no puedo obligarte. He aceptado que mi destino es la soledad—. Se hace la víctima. Vaya, qué caradura es este hombre. Guardo silencio sin caer en su manipulación—. Me iré y estaré solo en el hotel sin nadie a mi alrededor—. Continúa en su propósito de despertar mi lastima. Definitivamente este hombre no tiene escrúpulos.
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...