Fernando y Florentino; Mal de amor.
Aún cuando el sueño es pesado, estoy consciente que no duermo en mi cama, claro, es la del hotel. Valería como siempre encima de mí, parecemos una enredadera, pero es difícil saber quién es la planta parasitaria, bien que la tengo sujeta de la cintura. Ya me acostumbré a dormir en tan incomoda posición. Extrañamente me conforta sentir el calor que irradia su cuerpo, su suave respiración y los ruiditos que produce mientras duerme profundamente, y es que la rubia pesa muy poco. Aún en la oscuridad distingo su bellísima mata de cabellos dorados. Los acaricio con infinita ternura mientras me quedo mirándolos. Esta chica se ha convertido en todo mi mundo. Es sencillamente única y maravillosa. Ya no podría vivir sin mi rubia, eso me lleva a prensar que enfrentar la realidad es el siguiente paso. No puedo mantener nuestra relación en la clandestinidad por más tiempo, y a decir verdad, deseo todo con ella, pero aunque la quiero con ansias, todavía el miedo me detiene, y es que entre las razones que me preocupan resalta su juventud. No creo justo que Valería renuncie a su vida y a todas las ventajas que la rodean para unirse a mi mundo. Sé que ya está en él, pero una cosa diferente sería como mi... Es una pregunta interesante. ¿Cómo sería su papel en mi vida? ¿Cómo mi amante? ¿Cómo mi esposa? ¿Cómo mi novia? Ser novios de manos sudadas... no, ya superé esa etapa de mi vida. Soy muy posesivo con Valería y estoy muy amañado a su cercanía. Ahora de amante, ni pensarlo, es una mujer para estar orgulloso de ella y darle el lugar que le corresponde. Esposa seria lo más indicado, pero en ese punto mis dudas se acrecientan y la angustia toma lugar. Valería es muy joven para asumir ese rol, tiene todavía mucho camino por recorrer, así como experiencias que ganar, por otro lado está su familia, me dijo que sus padres no la presionan para casarse con un hombre de su posición económica, pero otra cosa es que aparezca con un novio diez años mayor, con dos hijas y un proyecto que lo tiene ahogado en deudas. Ahí está, ya me puse ansioso, por eso no quería ponerme a pensar en el futuro inmediato. Estamos de vacaciones y debería concentrarme en disfrutar de este paréntesis que estamos viviendo, ya habrá tiempo para mortificarse, mejor recordar lo sexy que luce en traje de baño... Acaricio con las puntas de mis dedos el largo de sus brazos. Qué tersa es su piel. y mi leal amigo da su religioso saludo a la bandera. Quería hacer el amor antes de dormir, pero estábamos tan cansados que preferí descansar. Pronto se tendrá que pasar a la otra habitación, pero todavía contamos con tiempo a nuestro favor.
Con el más absoluto cuidado la dejo encima de las almohadas. Ella protesta e inmediatamente gravita colgándose de mi cuello. Le acaricio la espalda volviendo a dejarla sobre las almohadas, esta vez la beso en el cuello, así mantenerla quieta en su lugar. Asciendo con mis labios hacia el lóbulo de la oreja y lo jalo, Valería reacciona lloriqueando un poco, le molesta que la despierte, pero que mejor forma de espantar el sueño que un revolcón mañanero, y yo sé cómo obtener de ella la atención requerida. Ignorando sus protestas alzo el ruedo del camisón y meto la cabeza debajo. De cara a sus muslos me sorprende descubrir que no tiene pataleta. ¡Sinvergüenza! Ha dormido toda la noche rueda libre. Me excita todavía más. Separo sus piernas y ella dócilmente y dejando escapar un gemido me da libre acceso a que hunda la cara en su intimidad y su humedad me avisa que está lista para la acción. Oh, que rápido Valería se pone al corriente. Le paso la lengua suavemente y ella gime de nuevo. Me deleito en darle placer, lamer los sitios que sé la vuelven loca, jadeante y candente. Separa aún más las piernas mientras me agarra un puñado de pelo de la coronilla guiándome. Su interior húmedo y caliente me invita a invadirlo. Le meto un dedo y ella murmurar mi nombre en un largo gemido.
—Estás muy calentita, princesa. ¿Necesitas este roce? —Le pregunto sabiendo que ya cuento con toda su atención.
—Por favor, dame más—. Me suplica concentrada en sus propias sensaciones.
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...