Volver amar, es una oportunidad que tú mismo te regalas.
Nos besamos una y otra vez, como no lo habías hecho, con un deseo que se desborda de nuestros cuerpos y la ansiedad de apagar el hambre que nos consume. Nos besamos con las manos, con roces, con gemidos que se escapan y no se contienen más. Lo deseo de mil maneras, y si me frenaba era para llevar la relación con calma, pero esa prudencia terminó. Ha llegado el momento de seguir, y caigo en cuenta que necesitaba sentir ese torrente de sensaciones que Deniel provoca en mi cuerpo, que me desata y me rinde a su pasión.
Franco de Vita; Descansa tu amor en mi.
Estamos alcanzando un punto en que los besos se hacen insuficiente, los dos deseamos más, llegar a un lugar que ambos conocemos muy bien, que nos tienta, nos exige, con un delicioso calor que estimula mi sangre, y esta fiebre sólo se apaga de una forma. Aprisionada entre el colchón y su cuerpo baja por mi cuello lamiendo, besando, sus manos sube y sube metiéndose por debajo de mi camiseta, no pongo resistencia, por el contrario, me entrego dócilmente a sus caricias.—Deniel—. Su nombre sale de entre mis labios como una suplica. Responde a mi pedido tácito acariciando mis pechos sobre el fino encaje del sostén.
—Deseo quitarte la ropa, Valería, para sentirte mejor. Llegaremos donde tú quieras, pero quitémonos un poco de ropa—. Ahora es él quien ruega erizando mi piel.
—Si—. Yo estoy más que dispuesta en complacerle.
Deniel se incorpora para abrirse la camisa mientras yo me quito la camiseta por la cabeza. Qué buen tino el de utilizar ropa interior sexy, sin olvidar el depilado. Me ruborizo por el simple hecho de mis pensamientos.
Al ver su torso desnudo trago grueso, lo sabia, es delgado. Me encanta sus brazos, así que sin vergüenza voy por ellos. Los recorro con las yemas de los dedos, deleitándome por un rato detallando su cuerpo. Deniel se queda tranquilo, de rodillas sobre el colchón, mientras observo su clara piel, algunos lunares esparcidos en su estomago, un suave camino de vellos castaños nace de su ombligo dirigiéndose sutilmente hasta desaparecer por dentro del pantalón, su tetilla son rosadas y sensibles al tacto, lo sé, porque reacciona con mi roce.
—¿Te gusto? Necesito escuchar lo que sientes por mí—. Me pregunta en un tono bajo y gutural, mientras yo entretenida me deleito con su piel.
—Me gustas mucho, como hueles, lo tersa de tu piel, sobre todo me gusta descubrir estos sensuales lunares—. Me aproximo a su estómago plano y los beso a mi placer—. Invitan a besarlos—. Susurro contra ellos ayudada por Deniel que sostiene mi cabeza así pueda darme el gusto de saborearlo.
—Oh… Valería, me está volviendo loco el no poseerte.
Levanto el rostro y mis ojos plagados de deseo se encuentran con los suyos.
—Soy tuya, Deniel, ¿no te das cuenta?
—Entonces voy a quitarte el brasier—. Solicita inclinándose a mis labios.
—Hazlo—. Contesto recibiendo un nuevo beso.
Abrimos mucho la boca, pues esta vez el beso es profundo y embriagador. Él busca el corchete en mi espalda y me quita el sostén catapultando mis sentidos a más no poder, sin embargo, el pudor me frena. Deniel se separa para verme los pechos. Ahora que soy madre y amamanté, me han crecido, así como la vergüenza por ellos.
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Cuando Tenga Alas ©
RomanceAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...