Mecano; Me Cuesta Tanto Olvidarte. (Viejita pero bonita)
Al primer sitio donde me dirijo para iniciar la búsqueda es la universidad donde estudia. Debe estar ahí, si mal no recuerdo, todavía le faltaba un trimestre para terminar y éste aun no ha culminado, en realidad espero que no haya terminado, sino, no tengo ideas dónde coño ir. La ansiedad va en aumento mientras conduzco mi auto rumbo a la casa de estudio. Ya es diciembre, se acerca las festividades. Cuántos planes teníamos. Mi corazón se resquebraja una vez más al recordarlos. No me acostumbro a no tenerla conmigo, es que creo que nunca lo haré, todavía espero que la puerta de mi oficina se abra y por ella ver aparecer a Valeria con su dulce sonrisa, bien sea sola, con mis niñas colgadas de sus brazos antes de la habitual visita al parque o, con galletas, para hacer una pregunta que era simplemente una excusa para darme un beso... ¡Maldición! No la puedo sacar de mi mente, son muchos los sitios o las personas que me traen su angelical recuerdo, mi casa, mis hijas, mi negocio, mi mundo entero tiene la huella impresa de Valeria. Me voy a quedar calvo de tanto recordar. Para variar este ingenuo pensó que podía seguir con su vida sin ella, y pensar que mía fue la genial idea de apartarla de mi lado. El matrimonio con Aurora es otra locura, no debo seguir con esos absurdos planes y más si me cuesta tanto olvidar a otra mujer. Ni mis hijas están felices, se mueven como autómatas, en espera que su ángel un día regrese... También la esperan al igual que yo, no pierden las esperanzas que vuelva. He sucumbido a la insensatez de llamarla infinidades de veces a su móvil, mas la operadora automática me informa que la línea fue cancelada, seguro después de la última canallada que hice lo cambió, así cortar todo nexo conmigo. Ahí tienes, idiota. Debí contestar, no debió importarme la amenaza del padre, ahora que lo pienso, no se atrevería hacerle daño a su propia hija, ¿o si? Se que fue muy directo en su mensaje, pero me niego a pensar que sea capaz.
—¡A la mierda todo! —Golpeo salvajemente el volante con mi mano tras mi resolución—. Que se joda el maldito del padre, si Valeria me da aunque sea una pequeña posibilidad de perdonarme y volver conmigo, entonces vendo todo y me las llevo a las tres lo más lejos que pueda, estoy dispuesto hacerlo, con tal de volverla a tener junto a mí, solo hay un pequeño problema, tengo que encontrarla primero.
Llego a la prestigiosa universidad de edificios de ladrillos rojos y descampados verdes. Delante de la inmensidad que me intimida comienzo a creo que mi plan fue un poco ambicioso, esta mierda es más grande de lo que pensé. Ánimo campeón, que tú puedes, me digo mientras camino entre un mar de personas que igual que yo, se dirigen hacia la entrada. La mayoría son riquillos con sus maletines de laptop colgados del hombro. Se me presenta el primer obstáculo, sólo se puede ingresar a las instalaciones pasando una tarjeta magnética para activar las ruedas giratorias, y yo no soy ni estudiante, ni profesor, o en su defecto personal administrativo, no soy nada de eso, entonces tengo que buscar otra vía de acceso. Un agente de seguridad amablemente me recomienda acercarme al rectorado. Señala hacia un edificio lateral a unos trescientos metros, ahí podrán ayudarme a localizar al estudiante, eso si, sin una buena excusa jamás me suministran dicha información, ni el ingreso a las instalaciones. Dudo mucho que ellos consideren como "buena excusa" el encontrar a mi alma gemela para poder seguir viviendo, pero el que no arriesga no gana, así que me dirijo a la sede administrativa con mente positiva, seguro obtendré de alguna manera el bendito un pase. Ya se me ocurrirá algún pretexto creíble de aquí allá.
—Tú eres Alejandro Sandoval, el amante de Valeria—. Me intercepta una flaca alta con un hablar chillón.
¿Ésta de dónde salió? Desconcertado la miro. Estos ojos saltones yo los he visto antes. La acompaña otra chica de baja estatura. ¡Ya recuerdo, es la chica, la caballona de la apuesta obscena y la otra es su secuaz, la enana! No contesto, me tiene sin cuidado estas par de sinvergüenzas. Recuerdo lo que en su día me contara Valeria, que ninguna de las dos era su amiga. Las esquivo y sigo mi camino.
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Cuando Tenga Alas ©
RomansaAunque mis alas estén rotas, sé que llegado el momento conseguiré... volar. Valería: Quien todo lo tiene en medio de una gran soledad. Alejandro: Quien tiene mucho que perder y nada que arriesgar. Lo que parece imposible se convierte en realidad...