Capitulo 17 Recapitular

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Franco de Vita; "Si Quieres Decir Adiós".

Marta entra a la habitación y consigue a Valería ocultando la cara entre sus manos, sentada en la cama de Naty. Se le ve afligida, pobrecita. A la mujer se le aprieta el corazón al verla llorar. Y es que le afecta que no lo haya tenido fácil en la vida. Le ha contado alguna que otra cosa, y es muy triste enterarse que a una chica tan adorable sus padres no la tomen en cuenta, es por eso que Valería desborda tanto amor sobre sus nietas, las cuida y las protege como infinito amor, porque irónicamente no tuvo nada de eso. Siempre le ha asombrado la dedicación que le profesa Valería a Naty y Lili, sabia que se iban a llevar bien. Nunca vio a sus nietas tan inclinadas por alguien como están por la chica, pero el tiempo ha superado ampliamente sus expectativas. La unión que han cultivado las tres es fuerte, es amor de verdad, del bueno y el duradero. Siente un especial cariño por ella y si no fuese tan joven, seria la esposa ideal para Alejandro, pero lamentablemente su edad juega en contra, además está la cosa de la familia a la que pertenece, es un impedimento imposible de superar.

—Valería, ¿qué sucedió? —Marta me pregunta suavemente sentándose a mi lado. Me avergüenza que me haya conseguido llorando, así que rápidamente limpio mis ojos para no seguir preocupándola—. Me conseguí a mi hijo e iba hecho el demonio, luego llegó al apartamento y las niñas están hechas un mar de lágrimas. Según y que se gritaron mucho—. Escuchar la información me sobrecoge y explica por qué Marta está asombrada.

—Lo siento tanto, Marta, creo que las cosas se salieron de control—. Bajo la vista hacia mis manos, sin soportar ser la culpable de la angustia que refleja sus expresión. No es justo que llegué y se consiga con malas noticias, se supone que yo debería ayudarla, no crear más problemas.

—No entiendo, ¿Por qué se llevan tan mal ahora? Ustedes ya no se hablan, se gruñen —Marta acaricia mis cabellos consolándome.

—¡Es que es un ogro horrible! ¡Para él solo soy una simple niñera! —No me resisto y suelto mientras limpio con el dorso de mi mano las lágrimas que tercas insisten en salir.

—¿Y acaso quieres ser más que una niñera? —Al escuchar su valida pregunta me doy cuenta que me fui de lengua y lo que he dicho, llevada por mis caóticos sentimientos, se puede malinterpretar. 

—No es eso, es que cree que me tomo atribuciones que no me corresponde, pero lo hago porque quiero mucho a las niñas—. Apuro la excusa para desviar su atención—. Se me olvida que es su padre y es el único que debe decidir lo qué es lo mejor para ella. 

—Entiendo... ¿Y qué atribución te tomaste? —Pregunta con cautela. Suspiro y enfrento mis errores.

—Les compré ropa a las niñas y le regalé un equipo electrónico a Lili, el que Alejandro le había negado—. Al escucharme decir las razones del altercado me doy cuenta de lo errada de mi conducta y me avergüenzo aún más.

—¡Pero, Valería! ¡Tú eres una chica muy inteligente, ¿cómo mete la pata de tan tonta manera? Si desautoriza a Alejandro, lo único que consigue es que crea que su opinión no cuenta para ti y no podrá seguir confiando en que cuides a las niñas—. El regaño de Marta me hace ver mi nuevo error. Todo lo que dice es cierto, lo veo cómo si me quitaran una venda de los ojos y tales recriminaciones echan más leña al fuego. He sido una inmadura que no meditó las consecuencias de sus acciones y he ofendido gravemente a Alejandro.

—No Marta, para mi su opinión cuenta, lo que pasa es que las niñas y yo nos mantenemos juntas y hablamos de todo, me cuentan sus necesidades y como las quiero mucho las complazco—. Le explico apresuradamente, terca en mi posición. Es que darse cuenta que metiste la pata no es fácil de aceptar y menos para una orgullosa como yo.

Cuando Tenga Alas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora