Combatir el crimen.

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Continué caminando, mientras me preguntaba por qué Alex le había dicho a Tom que debería dejar de hacer eso. ¿Eso qué? ¿Seguirme? ¿Hablar conmigo?

Mientras pensaba, Tom me alcanzó tomándome del brazo.

—Jovencita, eres la niña más maleducada que conozco.

—¿Qué? —pregunto confundida.

—Definitivamente no te gusta saludarme.

—Hola, Tom —digo sonriendo y agitando mi mano enfrente de su rostro. Él sonríe.

—¿Y cómo te está yendo con eso de combatir el crimen? —dice caminando a mi lado.

—¿De verdad? —digo incrédula.

—Vamos, Landa. Admite que naciste para ser heroína.

Me río.

—Basta, Tom. No quiero ser una heroína.

Tom se detiene, y yo me detengo dos pasos delante de él para mirarlo.

—¿Te volviste loca? ¿Por qué no quieres?

Me encojo de hombros y esbozo una media sonrisa.

—Las cosas no siempre pueden resultar bien.

—No digas tonterías, Landa. Little Pine necesita personas como tú. Yo confío en ti.

Me echo a reír.

—¿De que te ríes? —pregunta Tom conteniéndose una sonrisa.

—Hablas como si esto fuese una película y yo fuera el héroe a punto de rendirse y tú la damisela que le motiva a continuar.

—Bueno, es que de verdad no quiero que te rindas. No me importa ser tu damisela.

—No me estoy rindiendo de nada. Sólo estoy tratando de explicar que no hago las cosas que crees que hago.

—¿Qué no las haces? Yo creo que golpeas muy bien con las puertas... Y lo sé, créeme —dice sonriendo y yo me río —Eso debe ser un don.

—Tom, no puedo andar por ahí golpeando a la gente con la puerta del baño. Y te agradecería que dejes de recordarme aquel incidente —digo sonrojada.

Yo sigo caminando, pero unos pasos más adelante descubro que Tom no sigue a mi lado. Me volteé para mirarlo y él seguía ahí parado, con sus (preciosos) ojos verdes en los míos.

—¿Qué te pasa?

—Prométeme que vas a ayudar a las personas que te necesiten.

Suspiro sonriente.

—Yo nunca le daría la espalda a alguien que me necesite.

La sonrisa de Tom vuelve a dibujarse en su rostro, y él se acerca a mí rápidamente, me toma por la cintura y me levanta del suelo para darme un vuelta.

—Lo sabía, Landa. Serás imparable, viniste a cambiarlo todo.

Aunque al principio aquel acto me sorprendió, sonreí como una niña pequeña... Fue algo muy divertido.

Cuando Tom me depositó en el suelo, nos miramos y empezamos a reírnos como tontos.

—Pensé que te estarías ocultando o algo por el estilo —dice alguien a mis espaldas —.Oh, disculpen... No fue mi intención arruinar una escena tan bonita. —agrega sarcástico.

—Craig —dice Tom apartándome un poco —dime... Si soy tan guapo ¿por qué querría ocultarme?

—Tú no, insecto. Le digo a ella —dice señalándome con la mirada.

Holanda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora