Holanda.

Dwayne Dolby.

Esta mañana acompañé a papá al pueblo. Él fue a comprar algunas semillas, y mientras tanto yo entré en una tienda para comprar un refresco.

Tomé una lata de la vitrina y al cerrarla lo vi. Era él. Estaba segura. Él ojeaba el estante de cigarrillos impasible... Era Dwayne Dolby.

—¿Qué? —dijo al darse cuenta de que yo lo observaba —¿Quieres que compre cigarrillos por ti?

—No... no... —dije nerviosa.

—No hay problema, puedo hacerlo. Soy mayor de edad.

—No... es que yo no fumo. Gracias —contesté sin cambiar de expresión.

El chico se encogió de hombros, tomó una cajetilla y se encaminó a la caja para pagar.

—Espera... —dije siguiéndolo.

—¿Qué quieres? —dijo mientras sacaba un billete de su billetera y luego se lo extendía al cajero.

—Soy Landa Font.

Él me miró y sopló por la nariz con una sonrisa. Tomó su cajetilla y salió de la tienda.

—¡Espera! —repetí y lo seguí.

—¿Cambiaste de opinión? ¿Quieres un cigarrillo ahora?

—Eres Dwayne Dolby ¿verdad?

El chico se detuvo y me miró por fin.

—¿Qué quieres?

—Yo... —tartamudeé. No sabía qué debía decir ahora. No tenía un plan. Dwayne entornó los ojos y siguió caminando. No podía permitir que se vaya —¡Sé lo que hiciste!

El chico se detuvo a cinco pasos delante de mí. No se movió y me asusté. Estaba a punto de acercarme cuando él se dio la vuelta, caminó hacia mí rápidamente y, antes de que yo pudiera hacer algo, me cubrió la boca con una mano y me jaló hasta un callejón sin salida.

—¿Qué sabes? —dijo mientras me ponía contra el muro.

—Calma, calma... —dije muriendo de miedo —Yo no le he dicho a nadie... Lo juro...

—Habla ya. ¿Qué viste? —dijo sujetándome de la camiseta.

—Dinero... El dinero que tenías...

—¿Qué más?

—Que entraste a la cabaña por el túnel... Sé que vendes droga... Sé que la esconden dentro...

—¿Cómo sabes eso?

—Mis... mis amigos y yo entramos una vez. Fue una apuesta... Pero calma, calma... No le hemos dicho a nadie... Yo no vine a amenazarte ni nada. ¿Podrías soltarme? —dije aún muy nerviosa.

Dwayne me soltó, pero no se apartó.

—¿A qué viniste entonces?

Buena pregunta. No sabía qué hacía siguiéndolo. No tenía ningún plan.

—Yo... yo... Solo quería advertirte... que tengas cuidado. Yo y mis amigos logramos entrar en la cabaña... cualquiera podría hacerlo. Nadie más sabe lo del túnel, pero cualquiera podría seguirte...

Dwayne retrocedió un paso y analizó mis palabras.

—Eres el hijo del sheriff ¿verdad? —pregunté. Él levantó la vista. Lucía bastante molesto —Tranquilo. No le diré. No voy a decirle a nadie. Solo quería advertirte.

Dwayne volvió la vista hacia sus zapatos.

—Gracias.

Asentí y él se alejó.

Landa.