El pasado de Dwayne.

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El sonido del encendedor me hizo apartar la mirada del partido y volverla hasta esa dirección. ¿Había estado todo el tiempo ahí? ¿Cómo es que no me fijé? Dwayne Dolby encendía su cigarrillo sentado a un metro y medio de mí, mientras la luz del atardecer le daba en el rostro.

—Hola —dije algo insegura. Él volteó la mirada.

—Ah. Eres tú otra vez. ¿Quieres un cigarrillo? —dijo extendiéndome la cajetilla.

—No —sonreí —, te dije que no fumo.

Dwayne volvió la vista hacia la cancha y se guardó la cajetilla en la chaqueta.

—¿Qué haces aquí? —dijo después de exhalar el humo.

—Veo a mi hermano. Viene a jugar baloncesto dos veces por semana con los chicos del pueblo, pero es la primera vez que vengo acompañándolo —Dwayne siguió fumando sin mirarme —¿Tú qué haces aquí?

—Me gusta venir a fumar aquí. La vista del atardecer es bonita.

—Tienes razón —dije.

Él parecía no tener ánimos de seguir hablando y no lo podía permitir.

—¿Te gusta el baloncesto?

—Eso creo —se encogió de hombros, y luego agregó —. Mi padre y yo lo jugábamos a menudo.

Supuse que dijo 'jugábamos' en pasado porque ahora su relación no era tan buena, pero no me atreví a preguntar.

—¿Te gusta a ti? —preguntó.

—En realidad no soy muy buena en los deportes...

—¿Entonces cuáles son tus pasatiempos?

—Yo... Hago teatro, supongo.

—¿Teatro? —dijo sonriendo y soplando por la nariz.

—En realidad fue un castigo de la escuela.

—¿Qué hiciste?

—Golpeé a un chico con una puerta.

—¿Por qué? —Dwayne rió gracioso — ¿Por acosador?

—Sí, pero no precisamente a mí... Estaba defendiendo a otro chico.

—Ya veo. ¿Pero te gusta el teatro?

—En realidad no lo sé. Lo odiaba al principio, pero supongo que últimamente se ha vuelto divertido.

—Hice teatro en mi último año de escuela. En realidad no lo hice. Tuve que hacerlo, pero jamás fui.

—¿Por qué no?

—Supongo que cumplir castigos no era lo mío... Obtenerlos sí, cumplirlos no.

—¿Por qué te castigaron? —pregunté curiosa.

—Mala disciplina, tareas incumplidas, respuestas indebidas a los maestros, y alguno que otro pleito en el pasillo.

—Oh.

—¿Te gusta estudiar? —preguntó.

—Sí. Supongo que sí.

—Tus padres deben estar orgullosos de eso... No tener una hija mala estudiante.

—Sí, quizá. A mí hermano también le gusta estudiar y supongo que no debe parecerles algo raro. Quiero decir... No deben tener idea de qué es ser un mal estudiante.

—Estudiar no era lo mío —dijo encogiéndose de hombros.

—¿Qué era lo tuyo entonces?

Dwayne sonrió y dejó caer las cenizas de su cigarrillo.

—Yo quería tocar la guitarra... —hizo una pausa —¿Te parece algo tonto?

—Claro que no. ¿Eras bueno con eso?

—Estoy seguro de que lo era. Al menos hubiera llegado a serlo.

—¿Qué pasó?

Él miró el cielo que estaba empezando a oscurecerse.

—Mi padre rompió mi guitarra. Dijo que jamás sería grande con eso. Que era un inútil... que mis sueños eran patéticos. Yo tenía diez años. Mi madre había muerto un mes atrás.

—Yo... lo siento mucho —dije mirándolo.

—Decidí que si mi padre no se sentía orgulloso de mí haciendo lo que yo quería, no estaría orgulloso de mí haciendo lo que él quería.

—¿Es por eso que tú...?

—¿Que no estudié? ¿Que me conseguí un montón de castigos? ¿Que fui un estudiante terrible y que ahora vendo marihuana? —yo no pude responder a eso —. Sí. Supongo que sí. Todo lo hice a propósito... En realidad soy muy bueno con las matemáticas —sonrió.

—Lamento que no hayas podido cumplir tu sueño. A lo mejor hubieras sido un guitarrista excelente y un gran alumno también.

—Exacto, pero mi padre lo puso de esa manera —Dwayne tiró la colilla y la pisó —¿Sabes? Mi padre no debería culparme por la muerte de mi madre. Ella murió en un accidente aéreo... Solo quedamos él y yo. Supongo que él no lo soportó y no supo qué hacer conmigo. No debió impedirme tocar la guitarra solo porque él ya no tenía a su esposa... Es decir, yo también perdí a mi madre ¿Sabes?. Maldito egoísta...

—¿Le has hablado de eso?

Dwayne negó con la cabeza.

—Haces teatro porque es un castigo —dijo entonces —, pero ¿qué es lo que te gusta en realidad?

—Bueno yo... supongo que me gusta escribir —sonreí.

—¿Qué escribes?

—Bueno... No sé... Historias, cuentos.

—¿Has escrito un libro? —preguntó.

—No, jamás.

—¿Por qué no? ¿No eres buena en eso?

—Supongo que en realidad no soy tan buena... Pero en realidad nunca he tenido una oportunidad. No puedes escribir cosas bonitas si tienes una vida algo triste...

—Si escribes como eres, de seguro lo haces muy bien. No, no me tomes a mal... Me refiero a que pareces una persona agradable.

—Gracias —sonreí.

—¿Cuál era tu nombre?

—Landa.

—¿Sabes Landa? No dejes que nadie te convenza de que no eres buena. Ni siquiera tú misma. Si quieres escribir, hazlo. Pero hazlo hasta el final... Escribe un libro, publícalo, vuélvete famosa y cumple tu sueño. No dejes que nadie te impida llegar hasta ahí.

—Prometo hacerlo, si tú prometes hacer lo mismo con tu sueño.

Dwayne sonrió. Ya había anochecido.


Landa.

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