Aún no podía creer todo lo que había ocurrido. Tom y yo habíamos decidido no decirle a nadie todavía, y mucho menos al sheriff. Si bien se trataba de un caso grave, también involucraba a su hijo. No podíamos simplemente ir y decirle "Señor, su hijo es un delincuente". Teníamos que pensarlo bien. Es más, lo pensé tanto que incluso me distraje en clases de matemáticas y la profesora Scodelario me había regañado de nuevo. No he tenido mucha suerte con esta mujer.
En clase de literatura estuve más concentrada, pero supongo que es difícil distraerse cuando tu profesor es alguien tan interesante como William.
Cuando la campana sonó, el profesor se acercó hasta mí con el libro de Adeline en sus manos y una sonrisa en el rostro.
—Ha sido un libro magnífico.
—Así es Adeline —dije devolviéndole la sonrisa y tomando el libro que me extendía.
—El amor es en verdad complicado ¿no lo crees, Landa? Maravilloso, pero complicado.
Lo miré por unos segundos. Me lo pensé un instante, pero al final decidí hacerle la misma pregunta que Dane me había hecho hace tiempo.
—¿Alguna vez se había enamorado, señor?
Él me miró y sonrió. Luego caminó hasta su maletín y sacó una fotografía de ahí. Volvió hasta mí y me la extendió. Había una mujer rubia y sonriente sentada sobre el césped en algún parque, abrazando a un niño pequeño, quizá de unos dos años de edad.
—Maxine. La mujer que más amé en mi vida. El pequeño de ahí es mi hijo, George. Debe estar a punto de cumplir cuatro ahora, y no tiene idea de quién soy. Maxine me pidió el divorcio y se marchó sin más. No me deja verlo ni comunicarme con él. Viven ahora con otro sujeto en Francia.
Me quedé en silencio. No sabía qué podía decir en ese momento, y me sentía muy triste por él.
—Landa, sé que te parecerá muy tonto, pero yo aún la amo. Ella se marchó, sí. Ella me quitó a mi hijo. Pero yo tampoco fui muy buen hombre... Ojalá entendiera que aún la amo y decidiera volver. Sé que no está bien... Pero ya sabes... Cuando estamos enamorados hacemos muchas tonterías.
—Profesor —no sabía si debía continuar. Pero aunque él haya dicho que no fue muy buen hombre, yo sabía que en realidad era un hombre genial, valeroso y gentil. Era un hombre especial y merecía ser amado. Y sobre todo, amado por alguien que lo valiera —. Profesor... Lamento mucho lo que ocurrió. Usted no merecía pasar por algo así. Espero que entienda que es una gran persona, y no merece amar a alguien que no le corresponde. Sé que usted la amaba... Pero si estuvieran destinados a estar juntos, lo estarían.
El profesor volvió a sonreír.
—¿Crees en el destino, Landa?
—Sí, por supuesto.
—Yo también. Y tienes razón...
—Sé que encontrará la forma de estar con su hijo. Ella no puede impedirlo. Y sé que va a volver a enamorarse. Y va a amar a alguien de verdad.
Él me miró y acarició el libro de Adeline que ahora yo tenía en las manos.
—Gracias, Landa. Cuando tú lo dices, sé que es verdad.
Le sonreí. Sabía que el profesor se sentía reconfortado. No quería que se sienta triste jamás, porque de verdad, él no lo merecía. El profesor tomó sus cosas y se dirigió hasta la puerta, pero antes de salir me regaló una mirada y una última sonrisa.
—Landa, eres la niña más lista y valiente que he conocido en mi vida.
Después, salió.
Landa.
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Holanda.
ChickLitLanda es una chica tímida e insegura que nunca tuvo mucha suerte para destacar. En su intento por empezar de nuevo en pueblo diferente, descubrirá que tiene el don de arreglar la vida de las personas, convirtiéndose así en una heroína secreta. Lo q...