Mentir y Actuar.

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—Te felicito, Landa. De eso se trata esto. De improvisar y tratar de hacerlo, aun cuando algo ha salido mal —dijo Phil acercándose.

Sonreí. Había logrado que mi momento de vergüenza se disipara un poco, y pude actuar al menos por uno segundos.

—Sin embargo.... —bueno, no todo tiene que ser perfecto. —Creo que debemos trabajar contigo en ciertos detalles. Dijiste que memorizaste tus líneas ¿por qué leíste el libreto?

—Bueno, sí... Las memoricé. Supongo que se me olvidaron —dije un poco avergonzada.

—Bueno, es algo normal las primeras veces —afirmó el director calmándome. —Landa, ¿sufres pánico escénico?

Creo que es un poco obvio —murmuré.

Todos rieron. Phil se acomodó los anteojos y cruzó los brazos.

—Al principio no entendía porque el director Lee decidió que el teatro sería un buen castigo para tí, —dijo Phil y yo miré a Tom con cierto enfado por ser el culpable de todo esto —me parecía algo ilógico que alguien considerara el teatro como un castigo... Pero supongo que ahora entiendo. Quiero decirte, Landa —el director subió corriendo hasta el escenario y extendió los brazos, los demás lo siguieron —que no debes ver esto como un castigo, sino como una nueva experiencia. —todos se colocaron junto al director abrazándose. —Vamos a lograr que pierdas ese miedo, y que aproveches esta experiencia.

Tom me extendió la mano, invitándome a subir con ellos.

—¿Quieres unírtenos, jovencita?

Sonreí, me encogí de hombros y tomé mano.

—Por supuesto.

Él me llevó hasta arriba de un jalón y ambos reímos.

—Muy bien, todos. Esto es lo que haremos —dijo Phil poniéndose enfrente de nosotros. —Desde hoy ayudaremos a Landa a perder el miedo al escenario. Así que haremos unos cuantos ejercicios. Quiero que formen parejas ¿vale?

Todos empezaron a agruparse. Tom y Gina hicieron pareja, y como éramos veintitrés chicos, me quedé sola. El director me echó un vistazo y se acercó.

—Creo que necesitas unirte a un amigo, ya sabes... Para que tengas más confianza, por ahora.

—Bueno, es que Tom y Gina son los únicos a los que conozco y... —Phil y yo volvimos la vista a los chicos mencionados, que jugaban como niños pequeños pisándose los zapatos.

—¡Tom! —llamó el director. —Ven aquí.

¿Qué demonios haces? Cállate, Phil.

Tom se acercó y me miró como siempre. Sonrío.

—Harás pareja con Landa. ¡Gina! ¡Harás pareja conmigo!

Gina sonrió, guiñó el ojo y chasqueó los dedos, fingiendo coquetear con el director. Phil entorno los ojos y fue hasta donde ella. Tom y yo reímos, él me miró y se acercó más, colocándose enfrente de mí, muy cerca.

—Vaya, debo admitir que quería que me toque contigo, jovencita.

Me sonrojé tratando de ignorarlo, él se río. Su rostro estaba muy cerca, así que tuve que mirar mis zapatos para no toparme con sus ojos.

—Muy bien, quiero que todos se pongan a treinta centímetros enfrente de su compañero y se miren directamente a los ojos. Tienen que charlar por cinco minutos de lo que sea, pero deben resistir la mirada del otro.

Todos obedecieron. Tom se volvió a mí, rompiendo la regla de los treinta centímetros, pues él estaba a la mitad, y sonrío. Tres segundos, y volví a mirar mis zapatos. No lo resistí.

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