¡Auxilio! ¡Primer día de escuela!

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Lunes

Mamá nos ha llevado a la escuela hoy, y desde la ventana puedo ver que el pueblo parece agradable. Dane ya estuvo ojeando algunas chicas que iban rumbo a las escuela, estoy segura de que tendrá muchas "amigas" muy pronto. ¿Qué se puede hacer? Mi hermano es todo un galán, y además, a la gente le agrada y no tiene problemas para llevarse bien con todos. Todo lo contrario a mi.

Miro por la ventana a los chicos y chicas que se dirigen a la escuela. Llevan ropa que va muy bien con la temporada. Miro mi ropa y creo que con esto no podré pasar desapercibida. Mi blusa amarilla, mi overol de jean, mis Converse rojos, y mi montón de pulseras de colores. Siempre me he vestido con muchos colores, lo que es extremadamente ilógico en una persona tan tímida como yo. Dane suele bromear y decir que con todo lo que llevo puesto podría reconocerme fácilmente en medio de una enorme multitud. A veces suele ser más cruel y decir que podría pertenecer a un circo. Pero la verdad es un chiste viejo y no me afecta para nada.

Mamá se detiene en frente de la entrada, y Dane se baja como una flecha, antes de que alguien pueda notar que su madre le ha traído a la escuela. Ella simplemente pone los ojos en blanco y luego regresa la mirada hacia mí con una sonrisa.

-Ya es hora de bajar, Landa.

Le echo un par de súplicas más, para que no me obligue a entrar ahí. Pero al final, ella siempre gana. Me bajo del auto y ella me sonríe al otro lado de la ventanilla.

-Has muchos amigos -dice antes de arrancar y alejarse.

Me quedo parada frente a la calle, con mi mochila colgando de mi hombro, y mis libros en las manos. Me doy la vuelta y veo la edificación tragándose muchos chicos hacia su interior. Suspiro y decido escabullirme entre ellos para entrar.

El pasillo es largo, y hay muchos chicos y chicas sonriendo, y hablando y abriendo y cerrando casilleros. Nadie tiene la mirada en mi, por lo menos.

Busco mi salón. Recuerdo que mamá dijo que era el número 14. Bien, subo las escaleras, lo veo a la distancia y camino hacia él. Mis manos me están sudando, ¿Por qué tengo tantos nervios?. Vamos, Landa. Son solo chicos... chicos y chicas de tu edad. De verdad no quiero arruinarlo todo. En la ciudad, yo no tenía ningún amigo porque para todos yo era El bicho raro. Debo estar nerviosa, porque ahora quiero ser "normal" y no quiero arruinarlo.

Entro al salón y veo a algunos adolescentes charlando, sentados sobre los pupitres, arrojando aviones de papel, riendo, y nadie nota mi presencia. Mejor para mi. Aprieto mis libros entre mis manos y me dirijo hasta un pupitre solitario al fondo del aula. Me siento en él y veo mi entorno. Siguen sin notar que estoy aquí.

El profesor entra, interrumpiendo mi observación. Es un hombre de unos treinta y tantos, con los ojos azules y el cabello castaño. Al verlo entrar todos vuelven a sus lugares con normalidad, pero aun así, el hombre tiene que pedir que hagan silencio. Sigo observando y nadie ha cruzado siquiera la mirada con la mía. El profesor abre su libro y pide a todos que abramos los nuestros en la página ochenta y tres. Después, empieza a narrar la clase y yo le observo detenidamente. Es un hombre apuesto, no voy a mentir. Él levanta la vista y su mirada se cruza con la mía, y yo luzco muy sorprendida.

-Oh, señorita Font. No la había visto -dice el profesor. -¿Le gustaría pasar al frente, por favor?

Debe estar bromeando, ¿qué hice para merecer esto? Trágame tierra.

Mis ojos estaban abiertos como platos.

-¿Señorita Font? -insiste el hombre con un aspecto preocupado.

Yo reacciono y asiento con la cabeza. Me levanto de mi asiento lo más normal que puedo, aunque los nervios me están matando. Vamos, Landa. Son solo unos cuantos pasos. Vas bien, vas bien. Al llegar me paro junto al profesor, quien me sonríe distraídamente y vuelve la mirada hacia sus estudiantes.

-Bien, jóvenes. Ella es la señorita Holanda Font, su nueva compañera.

El profesor regresa su mirada hacia mi, esperando que diga algo. Yo estaba embobada viendo a mis "nuevos compañeros". El profesor carraspea tratando de llamar mi atención, y yo reacciono y me encuentro con su mirada insistente.

-Oh, si, si -digo nerviosa.

Vamos, Landa, piensa algo, di algo.

-Eh... Hola.

Los adolescentes sueltan una risita burlona que tratan de disimular.

¿Que tan alto estará este piso? ¿Lo suficientemente alto como para saltar por la ventana y MORIR??

-Eh, muy bien señorita Font -dice el profesor. -Yo soy el profesor William Vicens. Todos esperamos que se sienta muy agusto -dice tratando de calmar mis nervios -Puede volver a su lugar.

Le obedezco más rápido que una flecha y regreso a la seguridad de mi pupitre, que ahora ya no es tan seguro, pues ahora un par de miradas y sonrisas se fijan sobre mi.

Muy buen comienzo, Landa. Lo hiciste como siempre.

-Landa.

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Hola a todos :)

Se que aun no pasa nada interesante, pero son los primeros capítulos así que primero debo introducir la historia.

Por favor, sigan leyendo... y háganme saber si les gusta (:

Holanda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora