Enamorarse otra vez.

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En la mañana Eric nos despertó a Anna, Jenna y a mí con un grito aterrador afuera de nuestra tienda. No fue nada gracioso, pero Eric se divirtió mucho. Jenna lo regañó durante un rato mientras le pegaba con la bolsa de dormir, y él contenía la risa mientras se disculpaba.

Recogimos todo y volvimos al punto de encuentro en el lago. Me despedí de los chicos y me marché en mi bicicleta.

Cuando llegué a casa, papá y mamá aún seguían durmiendo, así que me preparé mi desayuno y comí sola. Dane llegó al cabo de un rato, por la puerta de la cocina, intentando no hacer ruido. Pegó un salto al ver que había alguien en la cocina, pero se relajó al ver que sólo era yo.

-¿Acabas de llegar? -le pregunté algo sorprendida.

-¿A ti qué te parece?

Miré el reloj de la pared.

-Dane, son las siete y treinta a.m.

-¿A qué hora llegaste tú? -cuestionó mientras se quitaba la chaqueta y se tiraba en una silla frente a mí.

-Hace media hora. Pero yo estaba acampando en el bosque. Tú acabas de llegar de una fiesta a las siete y media de la mañana cuando debiste haber vuelto ayer -bebí un sorbo de leche.

-Lo sé. Hubiera vuelto antes pero tuve que dejar a unos cuantos amigos ebrios en sus casas. De seguro me matan.

-Papá y mamá aún no han despertado. Tienes suerte. ¿Quieres desayunar? -dije recogiendo mi plato vacío.

-No, gracias -dijo como si tuviera náuseas.

-Apuesto que un café bien cargado te quitará esa resaca -sonreí.

-Buenos días, niños -dijo papá sonriente entrando en la cocina. Me dio un beso en la mejilla y se dirigió a tostadora por un pan. No pareció fijarse que Dane llevaba la misma ropa de ayer. -¿La pasaron bien?

-Sí -contestó Dane -, aunque fue una noche muy agitada.

-Demasiado agitada -afirmé recordando lo de anoche.

-Me alegro por ustedes.

Papá lucía distraído. Últimamente solo pensaba en su plantación de girasoles. Eso lo hacía feliz así que yo estaba feliz por él.

-¡Dane Marvin Font! ¿Acaso acabas de llegar?

Contuve la risa cuando mamá pronunció su segundo nombre. A Dane no le gusta y eso me parece gracioso.

-Pues claro que no, mamá.

Ella arqueó una ceja y miró la ropa de Dane que, aparte de ser la misma de anoche, tenía una mancha causada por alguna sustancia curiosa.

-Puedo explicarlo. Regresé pronto pero unos amigos llamaron muy ebrios y no podía dejar que regresaran a casa por su cuenta. Me hubiese sentido un desgraciado si leía esta mañana en el periódico que a un grupo de adolescentes les había ocurrido un accidente al salir de la fiesta de Simon Riggs. Después, Landa me llamó para que la recogiera en el lago pues estaba muy cansada para ciclear hasta aquí -oh, Dane esa era una gran idea ¿Por qué no se me ocurrió? -. No iba a dejar a mi hermanita abandonada por ahí. Sólo hice lo que tenía que hacer. ¿Vas a castigarme?

Odio a Dane, siempre usa la verdad y le aumenta una dosis de minúsculas mentiras para que todo quede perfectamente bien y él siempre sea el superhéroe de la historia.

-Oh, Dane. Disculpa ¿sí? Me molesta que prometas regresar a una hora y no lo hagas. Pero te portaste como un buen hermano y amigo. Está todo bien.

Le odio. Siempre consigue con su bocota de galán endulzar las cosas y salir de muchas. No le desmentí, al contrario, asentí con la cabeza mientras Dane hablaba. Entre él y yo hemos construido una especie de pacto en el largo tiempo en que hemos sido hermanos. Nos ayudamos mutuamente cuando sabemos que el otro necesita salir de un apuro. Nos ha costado muchas veces castigos injustos cuando somos descubiertos, pero al final para eso estamos los hermanos.

Holanda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora