Holanda.

El secreto de Tom.

Mientras me dirigía al teatro para el ensayo de siempre, me di cuenta de que en realidad ya no me importaba tanto tener que ir. Ya no olvidaba mis diálogos y el ejercicio de confianza con Tom empezaba a dejar de ser incómodo. Llegué sonriente y saludé a los demás. Pero como siempre, Tom no estaba ahí...

—Empecemos —dijo Phil.

—Pero Tom no ha llegado aún... —recordó Stacy.

—¡Demonios! ¿Por qué le di el papel protagónico? Estoy cansado de sus retrasos. Lo sacaría de la obra si tuviéramos más tiempo para preparar a alguien más... Pero la obra se estrena el mes que viene...

Fue entonces que recordé que presentaríamos la obra y que, por consiguiente, yo tendría que actuar frente a un público real. Se me encogió el estómago de solo pensarlo.

—Landa —dijo Phil interrumpiendo mis pensamientos —¿Podrías ir a buscar a Tom?

—De acuerdo —asentí.

Salí del teatro preguntándome en dónde podría estar. El único lugar que me pareció probable fue su salón. A lo mejor se quedaba ahí después de clases estudiando, y por eso llegaba siempre tarde. Quizá preparaba sus líneas antes de ir al teatro y por eso era tan bueno. En realidad no lo sabía y me moría de curiosidad, mientras me encaminaba por el pasillo.

Llegué por fin hasta la puerta. Sabía que era aquel salón porque era el salón de mi hermano y de Lipe, y Tom y ellos iban en el mismo curso. Sonreí y abrí la puerta.

Pero no lo encontré estudiando ni repasando sus líneas. No era eso lo que hacía. Un dolor agudo me atravesó el pecho de repente.

—Landa... —dijo Tom mirándome sorprendido.

Pero yo no le di tiempo de darme explicaciones. Salí de ahí corriendo y con los ojos humedecidos.

—¡Landa! ¡Puedo explicarlo! ¡Vuelve! —fue lo último que le escuché decir antes de salir de la escuela corriendo hasta la granja.

Yo también podía explicarlo. Era fácil y sencillo: Tom estaba besando a otra chica.

Landa.