Lipe.

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En realidad no sabía qué ponerme para salir con Lipe. Éramos amigos y nos veíamos mucho en la escuela, pero esta vez era prácticamente una cita. Me tardé mucho en escoger un vestido rosa que no usaba desde hace mucho tiempo.

Cuando bajé mamá me sonrió con una mezcla de ternura y compasión. Dane por fin le había contado lo que pasó ayer y pude escuchar cuando ella dijo:

—Pobrecilla. Qué lástima... Ese chico parecía muy lindo.

Después ella había subido hasta mi habitación, me había abrazado, y me había dicho que todo estaba bien, que vendrán muchos otros chicos, que lo mejor ahora era tener solo amigos. Le prometí que intentaría estar feliz y luego nos abrazamos.

Ahora me veía bajar con mi vestido rosa, sabiendo que aún estaba triste y que me costaba algo de trabajo cumplir mi promesa.

—Te ves muy linda, cariño.

—Gracias, mamá.

—¿Tu amigo Lipe vendrá por ti o quieres que te lleve hasta el pueblo?

—No, él vendrá. Gracias.

Mamá sonrió. En ese momento escuchamos el auto de Lipe estacionarse a fuera de la casa. Mamá me dio un beso para despedirse, y después me dirigí hasta la puerta y al abrirla encontré a Lipe a punto de tocar el timbre. Él sonrió a verme.

—Hola, Landa.

—Hola, Lipe.

—¿Nos vamos?

El camino hasta el pueblo fue agradable. Lipe me contaba cosas muy graciosas, igual que durante los descansos en la escuela. Al llegar al cine compramos las entradas y un montón de palomitas.

Miramos la película y reímos en las partes graciosas. Estando con Lipe no me sentía incómoda como pensé que podría ser. Éramos dos buenos amigos disfrutando de una película.

Después fuimos hasta una cafetería enfrente del cine y ordenamos dos malteadas, y conversamos mucho.

—En fin, ¿Cómo has estado, Landa? ¿Te has acostumbrado ya a vivir en la granja?

—Sí. Es muy bonito... Little Pine es bonito. Aquí he hecho muchos amigos... En la ciudad yo no tenía ninguno.

—¿Por qué?

—Bueno... yo era algo torpe y a la gente no le agrada mucho la gente torpe. Ya sabes, la que te derrama el café caliente sobre tu camiseta nueva durante el descanso en la cafetería, o la que tira tu proyecto de química al intentar cruzar por el pasillo. Eres el blanco perfecto de bromas cuando te caes de cara más de una vez en clase de educación física, o cuando te das cuenta en la última hora de clase que has llevado la camiseta al revés todo el día. Yo jamás participaba en conversaciones interesantes. Yo prefería soñar... —reí —. Suena cursi, ya lo sé. Pero soñar era para lo único que servía.

—No creo que seas una persona torpe. Yo creo que eres grandiosa. Y no creo que soñar sea algo cursi.

—Gracias, Lipe. Pero la verdad es que lo soy, es solo que en Little Pine me ha ido bastante bien... Tengo mucha suerte de haber encontrado amigos tan buenos como tú y los chicos para que me ayuden a sobrevivir.

Lipe me regaló una sonrisa dulce.

—Nosotros tenemos suerte de tenerte como amiga, Landa. Eres sensacional, eres amable, eres lista y eres muy bonita. No veo por qué alguien no querría ser tu amigo...

Le devolví la sonrisa. Y por primera vez en toda la noche, Lipe se acercó a mí lentamente, de una forma en que los amigos no hacen.

—Y tienes los ojos más bonitos del mundo... —susurró.

Nuestros rostros empezaron a acercarse poco a poco. ¿Qué harás, Landa? ¿Lo besarás?

No. No lo hice.

—Lo siento —dije muy apenada, después de girar la cara.

Lipe retrocedió y lanzó una media sonrisa.

—Está bien

—No. De verdad lo siento, Lipe. Tú eres tan bueno conmigo... Eres tan dulce y tan lindo... Y yo...

—Landa —dijo poniendo sus manos sobre las mías —. Está bien. En serio —luego suspiró y sonrió —. Está todo bien. Sé que estás enamorada de Thomas Martin —lo miré totalmente sorprendida, pero antes de que pudiera decir algo Lipe continuó —. Lo sé desde que me hiciste espiarlo en el teatro, desde que huyes de él en Mr. Cucumber... Desde que te apartas del grupo en el descanso para hablar con él. Landa... Me gustas mucho de verdad... Desde el primer momento en que te vi. Pero tu amistad es suficiente para ser feliz. Y tu felicidad también. Si te gusta Tom Martin deberías ir por él...

Sonreí nerviosa.

—Lipe, él tiene...

—Novia. Sí, lo sé. Pero él no la quiere. ¿Por qué crees que solo se ven a escondidas? Y él está enamorado de ti.

—¿En...Enamorado de...?

—Sí. Lo escucho hablar todo el tiempo en el salón con Alex McKellen y Marco Polland. Siempre es sobre tí. Dice que eres tan divertida. Que contigo el tiempo se pasa volando. Que le encanta hacerte sonreír porque le encanta tu sonrisa... Que no hay chicas...

—Como yo —dije recordando lo que Tom me había dicho más de una vez. Lipe asintió.

—Te quiero mucho, Landa. En estos pocos meses te has convertido en una gran amiga... Y te dije que tener tu amistad me basta. Te mereces ser feliz... Sé que te gusta ayudar a las personas... Como a Peter Han con Craig Wilson, o a Anna con Simon Riggs. Pero tal vez es hora de que busques tu propia felicidad. Sé que serás feliz con Tom.

Sonreí. Lipe y yo nos dimos un abrazo muy fuerte y muy largo. Estaba tan agradecida con él por entenderme, pero ¿cómo podría decirle que se equivocaba? Cómo podría decirle que yo jamás podría ser feliz con Thomas Martin si ya me había roto el corazón?


Landa.

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