El show debe continuar.

42 8 5
                                    

No recordaba cuándo fue la última vez que habíamos estado todos sentados en una mesa de Mr. Cucumber con Jenna. En verdad ella hacía mucha falta en el grupo, pero supongo que de alguna manera las cosas estaban bien. Mis amigos reían ante alguna tontería que Niko había hecho, y ni él ni Lipe parecían notar que Anna y Eric se miraban de una manera diferente. A ambos parecía haberles vuelto la vida. Esperaba que Jenna también pudiera estar feliz. La extrañaba muchísimo.

Tom estaba del otro lado del restaurante, junto a la máquina de bebidas con Marcos y Alex, y me regaló una de sus hermosas sonrisas. En verdad me hacía muy feliz con tan solo verlo ahí de pie. Me hizo un ademán para que me acercara, y cuando estuve a punto de levantarme, Stacy, la chica del teatro, entró en el restaurante llena de angustia. Tom y yo intercambiamos miradas de preocupación y nos acercamos a ella.

—¡Tom! ¡Landa! ¡Qué bueno que están aquí!

—¿Qué pasó, Stace? —preguntó Tom.

—Ocurrió un accidente... He estado tratando de llamarlos, pero no he conseguido contactar a todos.

—¿Un accidente? ¿Qué pasó, Stacy? —insistí mientras un par de chicos más del teatro que también estaban ahí empezaron a acercarse a nosotros.

—¡Gina tuvo un accidente! ¡Un auto chocó contra el suyo! ¡Está en el hospital!

—¿Qué? —dijo Tom sobresaltado —¿Cuándo? ¿Está bien? ¡Debemos ir a verla!

—Sí —dijo Stacy sacudiendo las manos —, yo vine a avisarles. Phil intentó comunicarse con el resto.

Salimos todos y nos dirigimos lo más rápido que pudimos hacia el hospital. Tom nos llevó a todos en la camioneta. Lucía realmente preocupado. Al llegar, nos encontramos con Phil y el resto de los chicos del teatro, pidiendo información sobre Gina. La enfermera les dio el número de habitación, pero les recordó que sólo podían entrar dos personas, y Phil enloqueció.

—¡Somos su familia! ¡Todos ellos son sus hermanos! ¡Vamos a entrar todos a verla o tendrá que enfrentarse a todos nosotros! —dijo con un dedo amenazante.

La enfermera retrocedió asustada, y pidió que la sigamos. Nos apretujamos todos en el estrecho ascensor y luego la seguimos por un pasillo hasta una habitación. La mujer abrió la puerta y vimos a Gina acostada en la cama junto a sus padres con un yeso en el brazo y otro en la pierna. Ella sonrió al vernos.

—¡Hola! —dijo de un humor mejor del que esperaba.

—¡Gina! —dijo Phil mientras todos nos reuníamos alrededor de su cama y Tom le tomaba de la mano (la que no tenía el yeso)—¿Qué ha pasado?

—Un imbécil chocó el auto contra el de Gina —dijo su padre —. En verdad fue ese imbécil de Gregory Riggs —Tom y yo nos miramos con suspicacia —. No sé por qué su auto iba tan a prisa. De todas maneras, nos alegra que ella esté bien.

Todos la miramos tendida en la cama, y ella volvió a sonreír.

—¡Estoy bien! De verdad... Claro, a parte de que ahora tengo yesos. ¿Quieren firmarlos?

—Gina, no quiero sonar insensible —se quejó Phil —, pero ¿tenía que pasarte esto justo cuando estamos a punto estrenar la obra?

—Supongo que Eleonor no puede aparecer con un yeso —Gina medio sonrió. El director se llevó las manos al rostro.

—¿Cuánto tiempo estarás así?

—Quizá un mes. No era lo que esperabas cuando decías "¡Rómpanse una pierna!" ¿verdad?

—¡Por qué justo este año no me preocupé de tener un sustituto para los personajes! ¡Qué error tan grande! ¡Qué clase de maestro de teatro soy! ¡Hayley! ¡Tú eres buena para memorizar! ¡Tú! ¡Tú puedes ser Eleonor! ¿No? ¡Listo!

—¿Qué? ¿Estás demente, Phil? —se escandalizó Hayley —Gina ha ensayado por meses. ¿Esperas que me aprenda todas sus líneas en un par de días? Además, no puedo actuar y controlar la iluminación al mismo tiempo.

—¿Qué hay de ti, Wen? ¡Tú aprendiste todo tu libreto el año pasado en solo tres días!

—Phil... ¡El año pasado era la portera del hotel y solo debía decir "Bienvenidos" cada vez que alguien entraba y "Adiós" cada vez que alguien salía!

—¿Qué tal tú, Wenworth?

—Eh... No sé si lo ha notado, director. Pero soy un chico... No puedo interpretar a Eleonor.

—¡Qué he hecho para merecer esto! —Phil se quejó desesperado.

—¿Phil? —dijo Gina aclarándose la garganta. —¿Qué hay de Landa?

Todos volvieron la vista hacia mí y yo me sonrojé como un tomate, sorprendida por el comentario de Gina.

—Ella se sabe todas las líneas de memoria —continuó —. No sólo las de Eleonor, también las de Jack. La he escuchado murmurarlas en voz baja cada vez que ensayamos. Y la verdad, lo hace de maravilla. Deirdre tiene muy pocas líneas, así que no habría problema con que alguien más tome su lugar.

Todos volvieron a mirarme, incluyendo a Phil que tenía una sonrisa de oreja a oreja. En realidad fue algo perturbador. Nunca había visto al director sonreír tanto.

—¿Landa? ¿Te gustaría ser nuestra nueva Eleonor?

—Yo... —miré a mi alrededor, donde todos me miraban curiosos y emocionados, incluso los padres de Gina.

—¡Por favor, Landa! ¡Por favor! —empezó a suplicar el director con las manos juntas.

—Es que... no sé... yo...

Miré a Gina y ella me sonrió.

—El teatro necesita gente como tú —dijo, repitiendo lo que ya me había dicho una vez.

—Yo... de acuerdo.

Todos lanzaron grititos de alegría y Phil no se pudo contener y me abrazó.

—¡Lo harás estupendo, Landa! ¡Tengo mucha fé en ti! ¡Entonces empezaremos a ensayar tu nuevo papel!

No podía creerlo. Había aceptado tener el papel de Gina. Era mi primera vez en el teatro y ya obtenía un papel protagónico. ¡Yo! La reina del pánico escénico. Esperen... el papel protagónico... eso significaba que...

Tom y yo nos miramos. Él levantó una ceja y me sonrió. Volví a ponerme muy colorada.

Sí. Iba a tener que besar a Tom.


Landa.

Holanda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora