Holanda.

Segundo día de escuela.

Martes,

Dane y yo caminamos unos cuantos metros para salir de la granja y esperamos el autobús enfrente de la carretera, con las plantaciones de maíz enfrente y detrás de nosotros. Yo sigo un poco molesta con mi hermano, a pesar de que ya se disculpó por lo ocurrido ayer. Aun así, no nos dirigimos la palabra y él espera con sus audífonos puestos para evitar el incómodo silencio.

El autobús llega y nos subimos. Dane se sienta enseguida junta a la chica rubia de el otro día. Yo me voy hasta atrás en donde nadie pueda verme ni hablarme, aunque realmente me gustaría que alguien notara que existo.

Bajamos enfrente de la escuela. Yo camino hasta adentro mirando mis zapatos (Esta vez escogí los amarillos). Recorro el pasillo, subo las escaleras y entro en el aula. Me siento en la misma silla de ayer. Esta vez hay más miradas sobre mi, parece como si murmuran cosas. Pero al igual que ayer, todos estaban de pie, o sentados sobre los pupitres, y arrojando aviones de papel.

-Hey, tú eres la nueva ¿no?

¿La nueva? Sí, creo que esa soy yo.
¡Esperen! ¿Alguien me habló?

Regreso la mirada y me encuentro con una chica bastante pálida, con el cabello corto y oscuro, con un piercing en la nariz y mucho delineador en los ojos.

-¿Cuál era tu nombre? ¿Australia?

-Holanda.

-Cool. Yo soy Jenna -dice mientras me estira la mano. Yo se la estrecho un poco tímida.

Entonces se acerca un chico algo parecido a ella: cabello oscuro, piercing, delineador en los ojos, ropa negra.

-Eric, te presento a la nueva. Se llama Holanda.

-Sí, escuché su nombre ayer en clase -dice él mientras toma la silla de al lado y la acerca para sentarse cerca de mi. -Soy Eric.

Yo los miro sorprendida.

-No eres de muchas palabras, ¿no es cierto? -dice Jenna.

¿Qué puedo decir? Tenía dos góticos enfrente de mi cara, y eran las primeras personas con las que hablaba en la clase.

-Pueden llamarme Landa -digo tímida.

Ambos sonríen.

-De acuerdo, Landa -dice Eric.

-Me agradas -dice Jenna.

Yo les sonrío y ellos vuelven a sus lugares al ver al señor Vicens entrar.

-Muy bien, adolescentes. Tienen una hora para escribir un ensayo de trescientas palabras sobre su libro preferido. Calificaré su redacción y su ortografía. Ah, y créanme que contaré las palabras.

Yo sonrío. Parecía que el profesor quería sonar estricto pero yo sabía que solo bromeaba. Él me sonríe porque sabe que me di cuenta. Vuelvo enseguida la vista a mi cuaderno, pero no puedo evitar sonreír otra vez. Me parece que el señor Vicens me caerá bien.

-Landa

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Hola a todos C:

Bueno, primero lamento si el capítulo me quedó corto. Pienso que van a aburrirse si lo hago muy largo, pero si quieren capítulos largos díganmelo en los comentarios.

Prometo que la historia se volverá más interesante muy pronto. Sigan leyendo :3

Arriba pueden ver a Jenna.