Adeline y William.

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—¡Tienes que contármelo todo! ¿Cómo fue? ¿Qué pasó?

—Ay, Landa. Fue realmente maravilloso —dijo Adeline tirándose sobre la cama junto a Libby que peinaba a su muñeca con mucho cuidado —. Estaba muy nerviosa al principio. Estaba esperándome en la entrada del restaurante, y lo vi... y no estaba segura de que era él, pero era tan guapo que deseé mucho que fuera él. Y me le acerqué y él sonrió y dijo con una voz tan sexy pero tan dulce a la vez "¿Adeline?" ¡Ay! Estaba tan nerviosa... me sentía como una adolescente en una cita a ciegas. Él fue realmente amable. Todo un caballero. Me dijo que me veía realmente hermosa, y que estaba muy ansioso de conocerme. Dijo que le habías contado muchas cosas sobre mí, y que él creía que yo era realmente talentosa. Tenías razón... es una persona tan interesante. Sabe mucho de muchas cosas. Creo que teníamos muchas en común. No recuerdo habérmela pasado tan bien desde hace tanto tiempo. Me siento tan feliz.

Sonreí y miré a Libby, quien a su vez me miró con cara de "¿y a ésta qué le picó?". Me reí. Estaba tan feliz que Adeline también lo estuviera.

—¿Y? —pregunté con una enorme sonrisa mientras me sentaba junto a ella —¿Lo besaste?

—¡Qué dices, Landa! —dijo ella incorporándose —¡Por supuesto que no! —se detuvo unos segundos y sonrió mientras miraba al techo —Pero volveré a verlo pronto...

—¿De verdad? ¿Cuándo?

—La próxima semana. Teníamos tanto de qué hablar pero la noche nos quedó corta. Él fue tan amable. Hasta me trajo a casa después.

—¿El profesor William estuvo en la granja?

—Sí, y dijo "Así que aquí vive Landa. Ya sé a dónde venir para hablar con sus padres sobre su terrible rendimiento en la escuela".

—Por supuesto que no dijo eso —contesté riendo.

—No, por supuesto que no —ella también se rió, pero de repente su expresión cambió al ver la foto de Jon que tenía sobre su mesa de noche.

—Él está feliz por ti —dije —¿No es así, Jon? —ambas lo miramos por un par de segundos —. Dice que así es. Dice que te mereces ser muy feliz.

Adeline me miró y sonrió.

—Gracias, Landa.

—Adeline actúa muy extraño cuando está enamorada —interrumpió la pequeña voz de Libby.

—¿Y tú, jovencita? —le dijo ella mientras yo reía —¿No deberías estar jugando con niños de tu edad en lugar de escuchar conversaciones de mayores?

—Ustedes son mis únicas amigas. No necesito a nadie más. Pero las conversaciones de mayores sí que son aburridas.

Ambas nos reímos.

—Adeline... —dije cuidadosamente —¿De verdad estás enamorada?

—Creo que es muy pronto para decirlo... Pero yo creo que sí.

Abracé a Adeline muerta de emoción. Me alegraba tanto que su cita haya ido bien, pero también necesitaba escuchar la otra versión, así que aquel lunes al finalizar la clase también le pregunté al profesor.

—¡Vamos! ¡Tiene que contármelo todo! ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! —dije dando brinquitos junto a su escritorio.

—Calma, Landa —rió él —. Bueno... fue realmente... maravilloso. Ella es una mujer muy hermosa y talentosa de verdad. No me cansaba de escucharla hablar. Decía cosas tan fascinantes... Ella era fascinante. Y de verdad tiene una sonrisa preciosa. Espero que no haya notado lo nervioso que estaba.

—Así que realmente se divirtió ¿eh?

—Así es... No me había divertido tanto desde... Bueno, desde hace muchísimo tiempo.

—¡Ay! ¡Qué emoción! ¡Quiero llorar de felicidad!

—Landa... Hablaste con ella ¿no? ¿Te... te dijo algo sobre mí?

—Por supuesto que me dijo cosas de usted... ¡Pero no se las diré! Son secretos de chicas.

—¿Ah, sí? —dijo el profesor sonriendo y cruzándose de brazos —De acuerdo.

—Bien —sonreí —. Ahora debo irme. Llegaré tarde a los ensayos en el teatro.

—Muy bien —dijo el profesor sin cambiar de expresión.

—Hasta mañana.

—Hasta mañana, Landa.

—¿Profesor? —dije deteniéndome en la puerta.

—¿Sí, Landa?

—Está muerta por salir con usted otra vez.

El profesor rió. Juraría que también se sonrojó.

Mientras caminaba por el pasillo pensé en lo que había ocurrido. De verdad Adeline y William estaban hechos el uno para el otro y no sé cómo no me había fijado antes. Ambos habían descrito su encuentro como "maravilloso", y eso me ponía muy feliz.

Al dar la vuelta al pasillo, mis pensamientos fueron interrumpidos por una escena que se presenciaba a través de la ventana. No podía creerlo. Me fregué los ojos varias veces para comprobar que no lo estaba imaginando, y al final no pude hacer otra cosa que sonreír como tonta.

Ahí, junto a un árbol del patio, bajo el sol de la tarde, Anna y Eric se estaban besando.


Landa.

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