*Selen*
Estoy a las puertas de clase esperando ver salir a mis compañeros de clase, hace una semana que entregué invitación a cada uno de ellos a la fiesta de cumpleaños que tendrá lugar mañana. Es mi quince cumpleaños y todavía nadie confirmó su asistencia, no es que sea la chica más popular del lugar, pero pensaba que al menos algunas compañeras Cordiales aceptarían asistir, las abnegadas no vendrá ninguna, ellos no celebran cumpleaños y dudo que sus padres las dejen asistir a tal muestra de egocentrismo. Las arrogantes Veraces se limitaran a espetarme las verdades en la cara, así que doy por entendido que quién calla otorga y no piensan asistir. Las eruditas me desprecian con supremacía pues no estoy a su nivel de inteligencia mínimo aceptable, mis notas se encuentran en la parte media de la tabla no siendo suficiente para estar a su altura. Solo me queda la esperanza que alguna osada descarriada no se fije en que la invitación es cordial y asista despistada esperando una fiesta loca y desenfrenada, nada más lejos de la realidad.
Miro las mesas del fondo donde hay alumnado Osado, ellos siempre están riendo, gritando, jugando a las cartas. Diferenciados de estos hay un grupito de Erudición que charlan entre sí sobre libros u leen el periódico siempre en constante búsqueda del conocimiento.
En cambio dos cordiales con sus chillones atuendos amarillos y rojos están sentados en el suelo contra una pared escuchando música compartiendo unos auriculares.
Hay dos chicas Veraces junto a mí debatiendo sobre algún tema en el que parecen entendidas. Sin embargo los abnegados se sientan a esperar en silencio como es costumbre en ellos, son incapaces de tener preferencias individuales. Ellos entregarían su almuerzo sin pensarlo en caso de que yo hubiera olvidado el mío.
Supongo que todos no disfrutamos haciendo siempre lo que se supone es lo correcto hagamos, pero nadie osaría desafiar las normas de las facciones, son ellas las que marcan el ritmo de nuestras vidas.
Pasados unos instantes pasa el chico que me roba el aire cada vez que lo veo, el Osado de ojos celeste ni siquiera sabe que existo, a veces creo que soy transparente. Pero la semana pasada cuando dejé la invitación sobre su mesa, aun que ni si quiera alzó la mirada para verme si guardo la invitación en el bolsillo de su chaqueta y no simplemente la tiro. Eso es un buen comienzo si nos atenemos a los hechos.
Llevo toda la semana fantaseando con la idea que vendrá y luego me invitaría a salir a dar una vuelta, que sé yo que hacen los osados en sus citas. No sé, llevarme a ver el abismo amenazante y rugiente por donde puedes caer si tropiezas en un mal paso según cuenta la leyenda o hacer rappel por una pared escarpada de decenas de metros y luego balancearse de la cuerda en un desafiante coqueteo con la muerte. Me río ante mi ocurrencia, ni en sueños me imagino subiendo por una pared, más bien rodando pared abajo, luego Mario tendría que llevarme a Urgencias y está claro no podría faltar la respiración boca a boca para que recuperara el pulso, solo por eso ya valdría la pena.
El rubio ceniza pasa su mano por el cabello de una forma tan sexy que pienso que es un movimiento completamente ensayado. ¿Practicara durante horas ante el espejo? Es algo que siempre me planteo.
Me aproximo a él que me observa curioso ante mi osadía. Mi adonis posee rasgos angelicales divinos que se conjugan a la perfección con su picara sonrisa infantil. Sé sabe guapo y lo usa en su beneficio el maldito, mostrando una sonrisa matadora que te deja sin respiración durante varios segundos. ¡Ohh! Si consiguiera un beso de esos labios, daría lo que fuera, aunque uno solo fuera.
- Hola Mario.
- Hola...esto... Sarah.
- No, Selen.
- Sí, eso.- Mira por sobre mi hombro ya que por su estatura yo no represento ningún obstáculo para su vista. Para barrer el pasillo buscando a alguien.
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UNFACTION
Hayran KurguAviso: II Spin- Off de "Nat la perfección Divergente". Tras no superar Selen su iniciación en Osadía, ni ella misma era capaz de saber que sería de ella a partir de ahora. Todo parecía que era el fin, a sus 16 años había fracasado estrepitosamente...