Capitulo 37. Sin rencor

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*Brad*

Todo mi cuerpo se llena de energía al apretar el cuerpo de mi chica entre mis brazos, ella me devuelve el abrazo. Quiero mirarla, pero me obligo a quedarme quieto y a mantener la vista fija en el lugar por el que se supone aparecerán mis compañeros Abandonados rebeIdes.

Su mano toca el dorso de mi mano mientras mueve el pulgar formando un círculo tranquilizador, supongo que intenta consolarme, aunque solo sirve para frustrarme más, ya que ella sigue en peligro. No había tiempo para discusiones, era imperativo poner a salvo a la familia de Cuatro, no podía permitir que Hotking tomara más poder en la situación en que nos encontramos. De nada sirve enfadarme con la cabezota Cordial, pues yo hubiera hecho lo mismo en su lugar. Si mis sospechas son correctas, Hotking no es tan buen Sin Facción como anuncia a bombo y platillo, sus intenciones son más avariciosas que todo eso, si con un virus suyo a causado este caos, no quiero saber de qué es capaz el Abandonado por destruir a sus enemigos. Nunca estuvo en mi mente destruir la ciudad de Chicago sumiéndola en el horror y la anarquía, si está en mi mano evitar lo no dudaré en intentarlo aunque me desvíe de mi cometido principal.

- Deberías haber marchado con ellas.- Vuelvo a recriminar le.

- Brad, no puedo estar lejos de ti.- Se presiona contra mi cuerpo mientras susurra sus palabras.

- Entonces debería llevarte a "Brad adictos anónimos"- bromeo intentand0 rebajar Ia tensi0n y coloca sus manos en mi cuello.

- Llévame donde tu vayas- me susurra en el oído para luego acercar su tentadora boca a la mía hambrienta de mi, como si arrastrara una hambruna de años y necesitara mi aliento para subsistir.

El dulce asalto de sus labios despierta mis sentidos, recorriendo un hormigueo por todo mi cuerpo, intensificándose progresivamente. La presiono contra el muro continuando con la exquisita posesión de su boca.

No sé cuantos minutos llevamos aquí de pie, ensimismados en nuestra propia burbuja, pero en un último vistazo veo en mi campo de visión un grupo de Anti Facción aproximarse. La expresión de mis ojos se endurece y rompo el beso abruptamente.

- Brad....- Me apremia Selen cuando los ve ella también al seguir la dirección de mis ojos.

- Son ellos, prepara te. – Le respondo.

Me separo de su cálido cuerpo y avanzo por delante de ella hacia el grupo hostil que se nos acerca. Estas calles son tan familiares para mí, desde aquí veo el centro de recogida de ropa usada al que iba con mi hermana Ameri a llevar beneficencia para los Abandonados. Una calle más allá está la parada de autobús en la que esperaba por las mañanas para ir a clase, la acera sigue con las mismas grietas reparadas durante años, para alargar la vida útil de las losas prefabricadas de hormigón.

Pero sin embargo todo es distinto, los edificios han sido grafiteados durante la noche, las calles solitarias y vacías solo acogen restos humeantes de basura y mobiliario urbano destruido, los mercenarios en busca de buena fortuna avanzan a buen ritmo a un centenar de metros de nosotros. De lejos oigo pequeños estallidos, pero no sé de dónde vienen, cada vez son más fuertes y nítidos, hasta que percibo con claridad que son disparos no muy lejos de aquí. Aprieto la mandíbula, tengo que seguir andando, mirando al frente con decisión, esto es la guerra y ahora mismo estamos todos metidos en esta especie de locura.

Llegados al encuentro con el pelotón de soldados rebeldes, se detienen al reconocerme y yo hago lo mismo. Me quedo inmóvil sin hacer gestos bruscos, visualizo a Alek entre el batallón y por un momento solo tengo deseos de ir en su busca y golpearlo con mis propias manos, el pulso se me acelera y respiro deprisa por la nariz.

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