*Selen*
- No os preocupéis, está todo controlado. – Dice Nat mientras coloca una olla grande con abundante agua y deja un gran paquete de pasta larga y ancha a un costado de la encimera de trabajo. – Las cintas al huevo servirán. – Dice de lo más práctica, zanjando el tema en vista que arrugué mi cara visiblemente molesta por la conversación anterior. Noto vibrar el móvil en mi bolso y me da apuro comprobar los mensajes en presencia de Brad y los anfitriones.
- Por favor, ¿El baño? – Cuestiono no sabiendo donde meterme por la incomodidad.
- Sí al fondo del pasillo a la izquierda. – Dice Nat.
Me dirijo a paso rápido para allá. Me interno en el habitáculo y lavo mis manos con jabón para disimular mi estancia allí. Voy a matar a Brad por hacerme esa jugarreta ¿Cómo puede sacar de forma tan trivial ante Will y Nat que drogué a los habitantes de mi apartamento? ¡Joder! Lo estrangularía ahora mismo. El móvil suena indicando el pitido que brama dentro de mi bolso anunciando ruidosamente que entró un nuevo mensaje, tal sonido hace que me olvide por completo de mi enfado momentáneo por Brad.
Lo reviso y es uno de tantos mensajes de Mario, preguntando por mí estado. Lo borro de inmediato de la memoria. Borré todos los mensajes acumulados en la tarjeta de memoria de él. Ya le dije que tomaba unos días de descanso y que no aparecería por el complejo, que por favor no me molestara. Pero su reacción ha sido todo lo contrario, insiste mandándome más mensajes.
La tarde que le negué dejar a Brad y salir con él parecía que se lo había tomado bien, pero nada más lejos de la realidad. Por la noche cuando acudí a su cumpleaños el volvió a intentar lo de nuevo y ante mi nueva negativa reaccionó bastante mal, enrollando se con la primera Osada desesperada que se le cruzó y ebrio hasta las cejas. Al día siguiente me envío decenas de mensajes disculpándose por su comportamiento, pero yo no estaba para lidiar con sus problemas, bastante tenía con mantener mi relación a flote con Brad, después de que hubiera aparecido de repente viajando desde Seattle esa misma noche para pedir me explicaciones del maldito vídeo que le enseño Peter. Cada vez que visualizo la pantalla con un mensaje de él me tenso como una cuerda, pensando que Brad lo pueda ver y que se lo lleven los demonios. Ante tal nivel de tensión, decido apagar el terminal y olvidar me de todo lo referente al rubio Osado.
Me dirijo a la cocina y los dos atractivos chicos morenos conversan animadamente con la famosa Osada. Intento integrar me de nuevo en la conversación proponiendo algo.
- Si queréis podemos preparar una ensalada variada. – Digo a Nat para sentir me útil, echando mano de mi talante cordial.
- Claro, en el refrigerador hay de todo.
- Nosotros iremos a cambiarnos de ropa, todavía estamos con la del trabajo. - Dice Will mientras sujeta de la mano a su chica y desaparecen en dirección a su supuesta alcoba.
Miro a Brad de reojo un poco mosqueada todavía por sacar a colación "mi receta especial cordial", si llegara a preparar la entonces sí que íbamos a liar la en grande, me comienzo a sonreír solo de imaginar lo sin dejar que él me vea la cara. Brad sopesa mis posibilidades de que le suelte un puñetazo por ser tan capullo, pero detecta que ya no hay peligro para su integridad física y busca en el refrigerador tomates, pepinos y lechuga para lavarlos bajo el chorro de agua de la fregadera y los deja junto a mí sobre la encimera. Sigo enfadada con él por burlarse de mí y le ignoro de forma premeditada.
- ¿Deberíamos echar la pasta? - Pregunta con cautela.
- Todavía no, echa un par de cucharaditas de sal en el agua antes. Cuándo hierba entonces lanzamos las cintas. – Digo sin mirar lo. Agarro varios pepinos y los vuelvo a lavar de forma brusca y comienzo a cortar sin piedad en una tabla los desafortunados vegetales, pero Brad me frena apostando su cuerpo tras de mí, su torso se ajusta a mi espalda deliberadamente y sus manos a mi cintura.
ESTÁS LEYENDO
UNFACTION
FanfictionAviso: II Spin- Off de "Nat la perfección Divergente". Tras no superar Selen su iniciación en Osadía, ni ella misma era capaz de saber que sería de ella a partir de ahora. Todo parecía que era el fin, a sus 16 años había fracasado estrepitosamente...