Capítulo 81. Reconciliación

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* Ya quedan muy pocos capítulos para llegar al final de esta historia. !Disfrutadlos y a leer!

*Brad*

Nota: parte del capítulo es de contenido erótico.

Nadie sabe el miedo que he pasado al escuchar al desgraciado de Greg amenazar con agredir a Selen, juro que quise descomponerlo en pedacitos minúsculos al escuchar las risas pervertidas de sus secuaces, solo de imaginar lo me hierbe la sangre de tal forma que altera esa parte de mí inestable y agresiva, que me vuelve inseguro de mí mismo.

- ¿Estás herido Brad? – Indaga la Osada.

- No es nada, saldrá un buen moratón. – Aseguro, palpando con mi mano descartando que no me halla fracturado alguna costilla. Dejo las manos sobre el volante, miro con aire ausente a través de los cristales del auto intentando que ella no se de cuenta de lo mal que lo pasé, al percatar me que de nuevo ella estaba en peligro, sentí perder mi buen juicio y mi temple desapareció, haciendo que un miedo sordo recorriera mi sistema quemando mis fusibles.

Si Selen se dio cuenta disimula y no comenta nada. Agradezco su contacto sobre una de mis manos en el volante, aprieta sobre mis dedos, y abro la mano para enlazar la con la suya.

- Vamos, llévame a casa, le mandaré un mensaje a Tina para que no nos esperen. – me dice y es como si todos mis males se esfumaran, al escuchar esas cuatro palabras.

Vamos por el borde exterior del sector abandonado, el camino es accidentado, ya que el firme es bastante irregular, pero es una carretera ancha sin demasiados obstáculos, conozco bien esta zona y no hay peligro, no estoy dispuesto a correr más riesgos por esta noche.

- ¿Por qué estabas tan preocupado antes? – Me pregunta con cautela.

- Tenía miedo, es imposible no tener miedo a perder las cosas que te importan, y tú vida me importa mucho.

- Lo sé, porque así también lo siento. – Dice dedicándome una deliciosa e inocente sonrisa. Nos sumimos en un silencio cómodo para los dos, como si no quisiéramos fastidiar el momento, la Osada se inclina sobre mi hombro y deja un beso en ese punto. Sus muestras de afecto son toda una declaración de intenciones, intuyo que nunca ha dejado de amar me, simplemente se sentía herida por mis acciones. Tengo que ser honesto con ella, no pondremos construir unas nuevas bases de confianza sin ser sinceros el uno con el otro.

- Selen, no quiero más mentiras entre nosotros. Por eso quiero aclarar que las dos últimas semanas María estuvo viviendo en mi apartamento. – El rostro de la Osada palidece por momentos.

- ¿Por qué?

- Intentó que tuviéramos una relación, a pesar que la acogí para convencer la de que regresara a su facción, prefería tener la controlada en mi apartamento que descontrolada en cualquier parte del sector abandonado.

- ¿Y la tuvisteis?... La relación quiero decir.

- Por supuesto que no. Esta mañana a primera hora quedó instalada en casa de sus padres en Abnegación. No quiero volver a ver la ni en pintura. No sabes el infierno que ha sido tener la en casa. – Suspiro de alivio por haber soltado toda la mierda que me quedaba rondando me la cabeza.

- No voy a decir que me guste la idea de que ella haya estado dos largas semanas en tu casa, pero dentro de lo malo prefiero que me lo digas por ti mismo. – Agacha la cabeza con tristeza.

- Selen mi vida, te lo digo porque quiero hacer lo bien esta vez, no quiero cagar la más contigo. – Parece que mis palabras surten efecto, y una pequeña sonrisa acude alzando las comisuras de sus labios, le devuelvo el gesto de complicidad.

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