Capitulo 40. Déjà vu

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*Selen*

Resulta que estamos a escasos cinco minutos del Bar de Joe, aparentemente está cerrado pero Brad rodea el edificio buscando las puertas de servicio. Todo parece diferente a la luz del día, observo el descampado con algunas motos y coches estacionados desordenadamente, visualizo las inmensas tuberías donde fui agredida por aquel grupo de abandonados desgraciados de forma totalmente gratuita. También recuerdo de forma nítida el momento en el que percibí que mi caballero oscuro intervenía de forma providencial salvándome de un ataque salvaje. Siento un déjà vu incomprensible que eriza mi cuerpo de pies a cabeza, sintiendo que esa no fue la primera vez que un Sin Facción intercedía por mí. Pero la imagen en mi memoria esta difuminada y borrosa, fuerzo a mis neuronas a reagruparse y trabajar por recuperar esos datos.

–"Un Sin Facción joven, alto y bien plantado se endereza ante el Cordial que me acecha como una alimaña en el callejón de detrás del centro de estudios, intento oprimir mi cuerpo contra la columna deseando fundirme con ella para no ser vista. El rostro del individuo que intimida a mi perseguidor queda oculto por la capucha de su chaqueta, la exhalación del humo del cigarro al ser expulsado por el abandonado deja una bruma amenazante que finalmente hace desistir a Hardy de continuar con mi búsqueda." –

Hacía mucho que no pensaba en aquella escena, siempre me pregunté a quien debía agradecer su ayuda. Pero pronto desecho la extraña idea que se me pasa por la cabeza, es imposible que las dos situaciones estén relacionadas con la misma persona. Sacudo mi cabeza a los lados negando tal idea, pues no tiene sentido que él estuviera allá.

Brad se da cuenta de mi momento de abstracción e intenta redirigir mi atención en él. Estira suavemente de mi brazo colocándome junto a la puerta de servicio, en el mismo lugar donde me situó para sentirme a resguardo de mis agresores aquella fatídica noche, en la cual me sentía perdida y frustrada por mi fracaso en mi iniciación Osada, acentuado por mi patética incapacidad personal para relacionar me con el género masculino.

- Selen mientras estés conmigo no permitiré que nada te ocurra.- Sus ojos verdosos se me clavan de una manera tan intensa que no puedo obviar su franqueza. Agradezco sus palabras de aliento para obligarme a centrar me.

- Lo sé Brad- le confirmo, quiero que entienda que mi confianza sigue siendo suya.

Nos adentramos en el interior del establecimiento y el dueño del negocio nos recibe nada más entrar con una sonrisa en los labios al reconocer a Brad, pero esta se le borra al instante que detecta que el Sin Facción fue herido en su brazo.

- Brad ¿Qué pasó? ¿Estás bien?- lo acribilla con cientos de preguntas al instante.

- No moriré si es eso Io que te preocupa, en unos días podré retomar mis tareas.

- ¡Que no me preocupe! Mi mejor encargado está convaleciente, creo que es para preocuparse.- Intento reprimir una sonrisa maligna al visualizar al jefe de Brad rojo y con pinzas como "el señor cangrejo" lamentando se por la baja laboral de Brad "Esponja".

Brad me mira con complicidad leyendo me una vez más el pensamiento y se excusa ante su jefe informando le que vamos a reponer fuerzas, este no se opone y ve con buenos ojos que Brad se centre en su recuperación.

Salimos de la trastienda y observo anonadada como el establecimiento está repleto de Abandonados refugiados en los muros del antro que ofrece resguardo y comida mientras la caza de brujas de Osadía sigue su curso.

Brad enrosca su brazo sano a mi cintura y empujo a varios individuos para abrirme paso entre tanta gente, por segundos quedo atrapada entre la multitud pero Brad estira de mi arrastrando me con él. Agradezco su acercamiento, no solo por su rescate de ser asfixiada por el tumulto de cuerpos desperdigados, sino porque templa mi cuerpo necesitado del calor que propagaba cada vez que el contacto entre nosotros se produce. Es mi caballero de impenetrable coraza, aunque yo esté muy lejos de ser una princesa, sin embargo me hace sentir así de feliz al notar que me pertenece en alguna proporción, por mínima que sea.

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