CAPITULO 33. La promesa

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*Selen*

Su madre me ofrece ropa limpia para que me cambie después de ducharme, un vestido de media manga algo infantil en color gris jaspeado que me llega hasta la rodilla, realmente es un vestido de monja, pues ni siquiera se ajusta a mi figura, quedando muy holgado. La mamá de Brad se ofreció a recoger mi larga cabellera en un moño y no osé detenerla, si le hacía ilusión yo no iba a quitársela. Tras una frugal cena de pollo a la plancha con puré de patata y guisantes decidimos retirarnos cada uno a nuestras alcobas, ya que la conversación sobre el tiempo no dio para mucho más y no era prudente mantener luces en el interior de la vivienda, se escuchaba demasiado trajín en el exterior para ignorarlo. Sé que estábamos seguros porque Brad, me transmitía serenidad y tranquilidad, pero supongo que él prefería hacerles ver a su familia que debían ser cautelosos.

Me siento tan culpable por todo lo que está pasando, por mucho que Brad me diga que solo fui la llave de entrada usada de forma inadecuada, no puedo evitar sentirme estúpida.

- ¿Hablaste con María?- pregunta la madre de Brad.

- ¿Qué? ... No, no hay nada que hablar.- contesta Brad.

- Pero... ella sigue esperándote.- Dice con pesadumbre su madre, mientras su padre observa con paciencia abnegada, sabiendo de antemano las respuestas de su hijo.

- No quiero hablar de eso, es tú problema y el suyo... no el mío.- con esa frase muere el tema, su madre niega con la cabeza, mientras cierra sus ojos con fuerza intentando no seguir insistiendo.

- Deja lo estar Anne, hay cosas que nunca cambian.- Sentencia el padre de Brad, que se levanta de la mesa retirando los platos para fregarlos en la pica de lavar los platos.

Me levanto para ayudar a retirar cubiertos y vasos también pero la madre de Brad me detiene.

- No, tu eres nuestra invitada.- me sonríe con ternura.- Eres una buena amiga de nuestro hijo y debemos agasajarte.- Insiste mientras la luz ondulante de una vela sobre la mesa da siniestros perfiles en el rostro de Anne y por un momento me siento confusa por toda la conversación. Me pica la forma en que pronuncia remarcando la palabra "amiga", pero omito mi resquemor a tal encasillamiento dadas las circunstancias.

Brad bufa y se levanta de la mesa visiblemente molesto por el rumbo que tomaron los acontecimientos. Toma su vaso y mi vaso junto con los cubiertos y se dirige a la cocina para fregar los. Su madre recoge con parsimonia el resto de utensilios y los lleva también siguiendo los pasos de su hijo.

- Si me disculpas Selen, prefiero retirarme a descansar. Buenas noches.- Se despide el padre de Brad con diligencia y educación, dedicándome una sonrisa de disculpa por verme envuelta en medio de una disputa familiar.- Que descanses tú también.

- Igualmente Sr. Smith.

Lo observo trasponer escaleras arriba hacia su alcoba, no puedo evitar ver los gestos y andares de Brad reflejados en su padre de estatura y complexión similar, le sacó todo el parecido a su madre pero no puede negar que es hijo de su padre, cuando enfrento esos ojos verdes destellantes pertenecientes al Sr. Smith.

Recojo del suelo una servilleta de tela que cayó seguramente a Brad y decido que es hora de recoger el sencillo mantel de algodón de un pálido gris que vistió la mesa durante nuestra "estirada" cena. Me llama la atención que en la esquina está bordada una simple inicial con la A mayúscula, imagino que Anne se hizo su propio ajuar antes de casarse como buena abnegada, iniciaría sus labores desde muy joven a la espera de tener los dieciocho años y poder tomar a su esposo como es tradición en esta facción.

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