Capitulo 64. ¿Sin despedida?

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*Brad*

Estoy preparando mi maleta para viajar a Seattle, en principio solo serán unas semanas le aseguré a Selen sin poder precisar el tiempo, porque no tengo ni idea de cuánto me llevará solucionar y poner al día el papeleo que sea que haya que mover en las empresas de Caleb. La salida de mi avión era a las 17 h, pero me avisaron que se adelantaba mi vuelo a las 14 h, no podré despedir me de Selen y me jode mucho.

El apartamento a estas horas está vacío, reviso el orden en la estancia, el suelo está limpio pero para mi gusto abnegado sería mejorable, no me gusta dejar le el cuarto hecho un asco a mi chica. No poseo nada de importancia, por lo que tampoco me llevo mucho, voy metiendo en el fondo de mi bolsa algo de ropa cómoda y también alguna camisa más elegante por si acaso.

Las sabanas de la cama están ultrajadas por la pasión de la noche pasada y decido cambiar las para que Selen no tenga que hacerlo, busco en el fondo de la cajonera del armario un juego de sabanas nuevas, retirando las usadas, el colchón queda desnudo, estiro bien las esquinas de la tela para que no haya arrugas. Me remiro la cama y quedo satisfecho con lo que veo, ahora si está como debe.

Siempre me gustó tener una habitación para mi solo, en cambio mis compañeros tienen que compartir la, es la ventaja de ser el veterano, los galones mandan. Al contrario que mis extrovertidos compañeros, yo prefería estar solo. Sonrío al pensar en Kevin que está acostumbrado a la comunidad osada desde pequeño y el silencio y la tranquilidad de vivir a solas entre cuatro paredes le resulta casi insoportable me confesó en alguna ocasión.

El olor que desprende la ropa de cama nueva llega a mis fosas nasales inundándolas del aroma a jabón natural que usa Selen en la colada de su ropa, dejando un agradable perfume en el ambiente, parece que se preocupó de poner al día el cesto de nuestra ropa sucia. En el fondo del armario hay prendas que hace tiempo no me pongo, debería llevar la al centro de recogida, para que la reutilicen otros. Así mi chica tendría más espacio para sus cosas. Parece que en los últimos tiempos mi cuerpo se ensanchó, me siento más desarrollado y fuerte, tengo la sensación que si intento probarme las prendas no cabré dentro, tampoco me preocupa donar las, en su mayoría es ropa erudita y abnegada.

Alguien llama a la puerta de mi habitación.

- Adelante.- Autorizo, pensando que puede ser Kevin o Tina que fueron a una revisión rutinaria del embarazo.

Sin embargo, el que entra a mi habitación con las manos en los bolsillos es Alek, alto y de esbelta espalda, brazos bien formados y manos con dedos fuertes de aporrear las baquetas.

Mi baterista tuerce el gesto al ver mi mochila llena de ropa. Examina a conciencia mi habitación y cuando se fija que hay ropa de Selen doblada sobre la única silla de la Estancia frunce los labios de asco, la reacción no me sorprende mucho, pero no me agrada.

Me quedo donde estoy sin saber qué decir muy bien, a la espera de que me informe el motivo de su presencia allí.

- Hola Brad.- Saluda con cautela.

- Hola Alek.

- Siento molestar te.- Me sorprende su tono pausado y conciliador, pero al fin y al cabo somos amigos. ¿No?

- ¿Te marchas?- Cuestiona curioso.

- Solo unos días.

- Si no vuelves ¿Puedo quedar me con tu habitación? Es la más grande del apartamento.- Bromea.

- Mientras yo falte Selen ocupa mi habitación. Espero que no se te ocurra increpar a Selen en mi ausencia, porque si llego a enterar me, tendrás problemas conmigo.- Mi mirada lo reta a que me contradiga si tiene lo que hay que tener.

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