CAPITULO 11. Cadena de favores (Parte II)

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*Selen*

Ya estamos a sábado y estoy satisfecha de terminar mi primera semana laboral en el complejo. Aprendí el manejo de la maquinaria de la cocina de Osadía, nunca pensé en todo lo que había que hacer para dar servicios de comida tres veces al día a millares de Osados que acuden cada día a los comedores del complejo. Los lavavajillas industriales están especializados en cada tipo de utensilio, los hornos deben estar a punto para cada servicio y cada alimento debe estar siempre a su temperatura óptima, las cámaras frigoríficas ordenadas y controladas con un inventario férreo. Somos un equipo de más de cincuenta personas trabajando solo en las cocinas.

Nos hacen trabajar con un uniforme negro conformado por pantalón y camisa con estandarte en el brazo visible del circulo vacio dando fe de nuestra condición de Sin Facción y gorro recogiendo completamente el cabello, manipular todo con guantes de goma, los accesorios personales tales como anillos, pendientes, etc, están vetados mientras estemos en nuestro puesto. Pero salvando estos detalles los compañeros son agradables y la gobernanta del área de cocina es tolerable, la Osada es la mamá de Mario en cuanto la vi aprecie el parecido en sus rasgos, una belleza de mujer. Aunque implacable repartiendo ordenes al personal durante nuestra dura jornada de trabajo.

Apenas tenemos contacto con el resto de Osadía, pues no estoy de cara al público, en estos últimos días no crucé con nadie relevante, pero no me importó porque mi total concentración estuvo en hacer bien mi trabajo y aprender todo lo que debo saber del lugar.

Estoy satisfecha con migo misma, logré sacar adelante mis tareas y finalizar mi primera semana sin incidencias. Me dirijo a la salida deseando llegar a casa, al llegar a la puerta de salida del complejo destinada al personal externo debo insertar mi dedo índice en el sensor para que fiche la hora en que finaliza mi turno y automáticamente abre la puerta para dejarme salir al exterior, la cámara me enfoca acaparando toda su atención en mí. Atravieso el umbral de salida una vez soy autorizada y compruebo que el sol está alto en su cenit, aprieta radiando en su máximo esplendor, después de 8 horas seguidas de luz artificial me agrada sentir sus efectos beneficiosos sobre mi piel, el aire tibio me envuelve en una brisa agradable que remueve mi melena ahora liberada del dichoso gorrito, aunque estamos en los meses más calurosos del año no me importan las altas temperaturas, pues lo prefiero antes que al frío. Con mi mano plana protejo mis ojos para poder visualizar mejor los alrededores.

Localizo un grupo de Osados variado en las inmediaciones, entre ellos reconozco a Theo y esta es mi oportunidad para darle las gracias por lo que hizo por mí. En un principio se me llena el pecho de gratitud por su ayuda y deseo acercarme a él para abrazar lo, pero conforme me aproximo a él identifico otros Osados compañeros de mi iniciación que me miran y al momento reaccionan como si de pronto me volviera invisible, lo entiendo y no les culpo, ahora soy una Sin Facción, ellos están en otra división superior.

Theo me sonríe en cuanto me tiene a su alcance y se desmarca del grupo para hablarme, por lo que reprimo mis ganas de abrazar lo, tampoco quiero comprometer lo ante sus compañeros.

- Hola Selen, ¿Todo va bien en el trabajo?- me pregunta.

- Sí, solo quería agradecer tu ayuda.

- No tienes nada que agradecer me.- me toca con su mano de dedos largos en mi hombro y aprieta ligeramente, como gesto de confianza.

- Lo haré bien, no tendrán queja de mí.- Él asiente a modo de aceptación por mi entusiasmo en no querer decepcionarlo.

- Selen quería hablar contigo. Es por eso que estoy aquí esperando.

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