*POV Lauren
Caímos las dos sobre la cama, con el susto de que ella se cayera acabé poniendo mis brazos en torno a su pequeño y delicado cuerpo, incómoda por estar ahí arriba de mi, alejó un poco su cuerpo, pudiendo mirarme, mis ojos rápidamente se enfocaron en aquel color chocolate de los suyos, era como si no pudiera mirarlos mucho tiempo sin caer ahí adentro y luchando para poder encontrar aire. Sus cabellos estaban en una parte de su rostro, delicadamente pasé la mano en ellos, alejándolos de mi campo de visión, entonces pude finalmente enfocarme en sus labios, rosados y carnudos, más cerca de lo que deberían, en una distancia considerablemente peligrosa a esta altura del campeonato, pero ahora soltarla será más difícil que la primera vez. Por Dios, como yo todavía no había notado su belleza, me arriesgo a decirlo. Ella no se movió, solamente continuó mirándome, ejerciendo un efecto muy fuerte sobre mi.
No quería contradecirme, por más que la necesidad de tomarla y besara la el resto de la noche sea enorme, la decisión estaba en las manos de ella. Demostré eso al pasar mi nariz por la de ella, haciendo un pequeño cariño, ya sabiendo que Camila no gusta de besos feos, entonces sellé sus labios, una explosión de sensaciones recorrieron mi cuerpo, sus labios calientes y húmedos serian torturantes si no fueran tan sabrosos. Con una fuerza sobrenatural, alejé mi boca algunos milímetros de la de ella, dándole la oportunidad de decidir lo que pasaría en seguida.
Tuve que contener un pequeño gemido de satisfacción, cuando Camila colocó sus labios en los míos, dejándome continuar con lo que quería hacer desde temprano. Su suave boca se movía lentamente sobre la mía, seguí su ritmo sin tomarle mucha importancia a eso, pasé las manos en su espalda, subiendo y bajando, mientras las de ella se mantenían estacionadas en mi estómago, sujeté una de sus manos entrelazando nuestros dedos, mientras ella abría camino a mi lengua en sus labios, ella rápidamente la recibió. El sabor de su boca simplemente me dejó viciada, un buen tipo de vicio, cuanto más la besaba, más necesitaba traerla cerca. Con mi pulgar hice círculos en la palma de su mano, al mismo tiempo que, con la otra, la atraía hacia mi.
Admito que por primera vez mantuve mi mano solamente en su cintura, sin bajar un milímetro, correr el riesgo de perder ese contacto con sus labios no es una alternativa ahora, tal vez ella se moleste por yo querer avanzar un poco más, nos quedamos así. El beso también era diferente, Camila era cariñosa, cuidadosa y al mismo tiempo tan maravillosa, la verdad, un beso bonito, como ella lo mencionó, es muy bonito, ahora un beso asi con ella es, con certeza, mil veces mejor. Tanto yo, como ella, estábamos completamente entregadas, yo necesitaba ahora de ella, más que de cualquier otra personas, estaba, literalmente, perdida en su sabor, en su delicadeza, en toda ella.
Cansada por estar abajo, me di la vuelta, dejándola a ella acostada en la cama, sin soltar mucho mi peso sobre ella y mucho menos sin perder el contacto de nuestro labios, me acomodé encima de ella. Su lengua buscaba cada vez una mayor proximidad con la mía, luego concedí ese pedido y me quedé jugando con ella, no me contuve a saborearla, queriendo dejar su sabor en mis labios. Pasé las manos por un costado de su cuerpo, sintiendo cada una de sus curvas bien definidas, mi cuerpo ya daba señales de que necesitaba de el de ella, por más que el beso no sea exactamente algo excitante. Cuando el aire comenzó a faltar, bajé mis labios por su cuello, sintiendo totalmente su dulce perfume, su piel respondió a mi caricia, haciéndolo poner de gallina, descubrí, entonces, su punto débil. Deslicé mis labios de arriba abajo, dejando algunos chupetones, con algunos besos delicados por todo el. Con el aire ya recuperado, no aguanté más las ganas de volver a dejar mis labios en los de ella nuevamente, mordí su labio inferior, jalándolo levemente, para entonces recomenzar el beso. Las pequeñas manos de Camila acariciaban y apretaban mis brazos, en seguida una de ellas vino hasta mi cuello, presionándolo, haciendo que aumentara el ritmo del beso y lo hiciera más profundo de lo que ya estaba.
Un pequeño tiempo después, me vi obligada a finalizar el beso, con los labios rojos, la falta de respiración y el corazón latiendo muy fuerte, salí de ahí arriba, sentándome en la cama, seguidamente, Camila hizo lo mismo, su rostro daba señales de que se pondría rojo, ella pasó su mano en sus cabellos, con el fin de acomodarlos, todo el tiempo me quedé mirándola.
Camila: no sé por qué hicimos eso. -murmuró, muy confundida como para mirarme también.
-fue solo un beso Camila, no cometimos un crimen. -hablé calmadamente-
Camila: pero aun así, no lo encuentro bien.
-Dios mio, fue solo un beso. -repetí, sin creer en aquel comportamiento infantil que ella estaba teniendo, por algo extremadamente natural.
Camila: nosotras casi no nos hablamos...
-caramba, fue sólo un simple beso. -prácticamente me molesté ahora- no te estoy pidiendo matrimonio, ni nada parecido.
Camila: que carajos, yo ya entendí que sólo fue un beso.
-por fin, ya te estabas tardando.
Camila: solo que quien va a saber por donde ha pasado ya tu boca. -hizo un gesto de asco- y más ayer... -su cuerpo tembló con el pensamiento-
-no creo que esté escuchando esto.
Camila: lo estás, nadie te mandó a besarme. -se levantó, nerviosa-
-espera. -me levanté también- Yo te di mil y una oportunidades para que te alejaras de mi, no lo hiciste porque no quisiste.
Camila: eso es una calumnia -se cruzó de brazos-
-no comiences con la quejadera. Porque hasta donde sé la que continuó con el beso fuiste tú.
Camila: porque no tenía otra salida. -suspiré, irritada y me dirigí hasta la puerta-
-y para que sepas solo fue una mierda de beso. -tiré la puerta con fuerza-
Camila: YA ENTENDÍ, MIERDA. -gritó pero yo ya estaba lejos de ahí-