*POV Camila
Navidad llegó, la casa estaba completamente decorada. Me vi en el espejo por décima vez esa noche, acomodando el vestido blanco en mi cuerpo. Me senté en la cama, deshaciendo la sonrisa que vengo intentando mantener en la cara desde que llegué. Mi corazón está roto. Nada parecía tener sentido. De noche es cuando me permito llorar, en estos momentos quisiera ser inmune al dolor.
Abrí una cajita que dejé debajo de la cama desde que llegué. Varias fotos con Lauren estaban ahí, junto a las notas que ella dejaba en mi cuarto cuando estuve en Miami. Tomé una de ellas. Las lagrimas volvieron a invadir mis ojos.
-feliz navidad mi amor. -susurré, sintiendo una lagrima bajar por mi mejilla.
Escuche dos golpes a la puerta, sequé el rostro rápidamente y me levanté, intentando equilibrarme en el salto.
-adelante.
Marielle abrió la puerta y entró sonriendo, con un gorro de santa en la cabeza.
Marielle: FELIZ NAVIDAD!!! -gritó, viniendo a abrazarme.
Luego notó las fotos sobre la cama. Y volvió a ver mi rostro.
Marielle: estabas llorando. -acusó.- Camila, dime cuándo volverás a sonreír así... -tomó una foto mía con Lauren y me la mostró.- ...de nuevo.
Suspiré y la quité de su mano para guardarla nuevamente.
-olvida eso. -la llevé hacia afuera.- hoy no quiero sentirme triste, es navidad. -forcé una sonrisa.
*POV Lauren
El pino estaba completamente decorado, tanto como toda la casa. Por fuera y por dentro. La mesa estaba puesta y nos sentamos alrededor de ella para dar gracias por el año. Drew vino a pasar navidad con nosotros, siendo el único invitado especial.
Por decirlo así.
Todos cerramos los ojos para orar en silencio, pero Chris comenzó a hacerlo en voz baja, lo espié, el estaba concentrado, noté que todos alrededor de la mesa estamos prestando atención a lo que el más joven de la familia decía.
Chris: Jesús, muchas gracias por haberme dado una nueva hermana este año, me gustó mucho mucho. -sonreí, con lágrimas en los ojos. Taylor sujetó mi mano por debajo de la mesa y la presionó dándome una sonrisa de complicidad.- si usted puede traerla de regreso prometo prestarle mis juguetes. -sequé una lagrima que bajó.
Él abrió los ojos y todos desviamos la mirada. Sin embargo es obvio que todos alrededor de la mesa sentimos la falta de Camila. Cada uno a su manera. Pero la sentimos.
Michael: bien, cenamos?
Entre charlas y sonrisas comenzamos a comer. Más tarde mi papá bajó vestido de santa, los ojos de Chris brillaron. Él entregó los regalos, haciéndonos reír mucho. No recordaba cuando fue la ultima vez que pasé una navidad en paz con mi familia. Normalmente cenaba y salía corriendo de casa para alguna fiesta.
Casi a las dos de la mañana me senté en el jardín, observando el cielo. Recordé cuando Camila habló de las estrellas. E imaginé que, tal vez, ella puede estar ahora haciendo lo mismo. Cerré los ojos y respiré profundo, sintiendo la falta regresar con todo. No escuché cuando mi papá se acercó, solamente sentí su mano en mi hombro.
Michael: aun tengo un regalo más para ti. -me contó, entregándome su celular.
-me vas a dar tu celular? -pregunté, confundida.
Michael: no, te daré el derecho a una llamada. -me alcanzó un papel con un numero enorme anotado.- no hace falta que hables rápido, sin embargo no te quedes una hora colgada en el teléfono. Las llamadas internacionales salen caras. -me guiñó y salió. Dejándome en estado de shock.
No sabia qué hacer, ni siquiera puedo afirmar que Camila me va a atender. Con las manos temblando marqué el numero, mi corazón se aceleró solamente con escuchar el tono. Una voz infantil atendió el teléfono, por Dios, cómo voy a comunicarme con una niña? Simplemente dije el nombre de Camila varias veces seguidas, escuchando el ruido de varias voces al fondo.
Camila: hola... -me quedé callada, mi cuerpo enteró se congeló solamente al escuchar su dulce voz.
-Hi!