*POV Camila
Solamente por hacer berrinche sentí la necesidad de darme la vuelta y volver al lugar, pero mi brazo está a poco de volverse rojo y el miedo de ir también es mayor que la vontad de desafiar a Lauren.
Caminé a pasos largos, intentando ir más adelante que ella, mi rostro estaba colorado debido a la irritación y mis dedos todavía se cerraban, formando un puño.
Lauren: solo respóndeme algo, Camila. -dijo de repente, su voz hizo eco en la calle vacía- qué mierda tenías en la cabeza cuando decidiste seguirme? No fue Taylor quien te mandó, o si?
-no importa lo que tenía en la cabeza y Taylor no tiene nada que ver con esto, por si no sabias, ella encontró a alguien a quien cuidar y que la cuide también. -la miré unos segundos- entonces, se está preocupando menos de lo que tú haces o dejas de hacer. Y sabes qué? Después de hoy, yo también lo haré.
Cerré el asunto.
Nos fuimos calladas hasta la casa, entré despacio, para no despertar a nadie y me fui directamente a la habitación, me tiré en la cama y dejé que el sueño viniera a curarme las heridas de esa noche y me quitará un poco de la cabeza todo lo que ocurrió.
En la mañana siguiente, le agradecí a todos los santos por ser sábado, no quería tener que enfrentar una clase con mi brazo en el estado que está ahorita. Me senté en la cama, todavía un poco soñolienta y pasé el dedo sobre mis lugares lastimados.
Mi humor estaba pésimo y empeoró cuando encontré a Lauren en la cocina, solamente ella.
-en dónde está tu familia?
Ella se encogió de hombros, tomé eso como que no sabia, entonces regresé a la sala, encendí la televisión y me quedé viendo cualquier cosa. Más tarde, Clara, Michael, Taylor y Chris regresaron, me enteré que estaban en el supermercado, encontré muy lindo el hecho de que fueron todos juntos. Taylor me contó los detalles de la noche pasada y casi me gano un golpe por decir lo que hice. Ella se quedó brava cuando vio mi brazo rojo, pero no dejé que se fuera a desquitar con Lauren.
Por más que ella lo merecía.
*POV Lauren
El día pasó lento y aburrido, no tenía nada bueno que hacer en casa. La noche llegó y no habían muchas esperanzas de que mi animo mejorara.
Clara: Lauren, ven.
Me quejé un poco y salí de la cama, arrastrándome hasta llegar abajo, en donde estaba mi mamá de pie, al lado de la mesa.
-qué hice ahora?
Clara: nada hija. Tú papá, Tay y yo iremos a la fiesta de 15 años de Mariana, la recuerdas? -asentí- tu hermano fue a dormir a la casa de un amiguito y como no hacía falta preguntarte y sé que no irás a la fiesta, quiero que te quedes aquí con Camila. -suspiré-
-ella ya está lo suficientemente grande como para necesitar una niñera.
Clara: ella está en un país extraño, lejos de su familia y no voy a permitir que se quede sola. Te cuesta mucho hacer ese favor?
Ella no tiene idea cuanto me cuesta. Murmuré un "está bien" y subí en el momento en el que Camila bajaba, mi mamá luego le comunicó su decisión.
Más tarde, cuando ya todos habían salido, comencé a alistarme para salir, después de todo, la fiesta de ayer y hoy me la dejaron a la mitad. Por el espejo noté a Camila de pie en la puerta, observándome.
Camila: vas a salir?
No respondí.
Camila: Lauren, tú mamá te dijo que te quedaras conmigo hoy.
-desde cuándo yo la obedezco?
Camila: no me puedes dejar aquí sola, de noche. -su voz tenía un poco de preocupación-
-no sólo puedo, voy a ir. -pasé a su lado, en dirección a la puerta-
Camila: porqué siempre haces eso? Qué te cuesta no dejarme sola hoy? -la ignoré, seguí bajando las escaleras- gracias por volver lo que parecía un sueño, en una pesadilla. -dijo con una voz pesada, entonces desapareció-
Respiré profundo, miré atrás, captando la puerta del cuarto de Taylor solamente con una grieta abierta, mordí mi labio inferior y negué con la cabeza. Salí de casa, pero cuándo pisé la acera, recordé que olvidé mi celular.
-droga. -me quejé, corriendo hasta mi cuarto, cuando pasé por el cuarto de mi hermana, escuché un llanto bajo.
Cerré. Espié, para verificarme que no me estaba volviendo loca. Cuando vi a Camila con su rostro rojo y lágrimas caer con fuerza, sentí que mi corazón se apretaba, como nunca antes me había pasado. Me dio una necesidad loca de cuidarla, tan loca que acabó siendo mayor que cualquier otra cosa. Entré en la habitación, Camila miró hacia la puerta, asustado y algo confundida, entonces bajó la cabeza. Suspiré y fui hasta donde ella estaba, me arrodillé frente a ella y toqué su barbilla levemente, haciéndola mirarme, así que lo hice vi tanta magia en sus ojos y antes de que ella pudiera decir cualquier cosa, la empujé hacia mis brazos, acariciando su cabello y acogiéndola cariñosamente. Ella lloraba fuertemente en mi hombro y por uno o dos minutos intentó alejarme, pero yo no iba a permitir que ella me soltara, no ahora. Ella sollozaba y su cuerpo temblaba, entonces, algo que hace ya un buen tiempo que no pasa y no me iba a imaginar que pasaría ahora, bueno, pasó.
Lloré junto a ella.
El dolor fuera de lo normal que se posó un rato dentro de mi, cuando la vi llorar, causó que varias lagrimas comenzaran a caer por mi rostro también. Y no tengo idea porqué estoy haciendo esto.