*POV Lauren
En cuestión de segundos salí corriendo detrás de ella, la silla en la que yo estaba terminó en el suelo haciendo el mayor ruido, pero eso era lo de menos ahora. La sujeté del brazo, cuando todavía estaba en la mitad de las escaleras, ella se volvió con todo encima de mi, provocando un encuentro de nuestros cuerpos, rápidamente envolví mis brazos en torno a su cintura y dejándola cerca de mi. Nuestras respiraciones agitadas se mezclaban.
-es verdad lo que dices? -susurré, con mi rostro cerca al de ella-
Camila se limitó en asentir, antes de que ella bajara su rostro, sujeté su mirada. Y aquel color chocolate en sus ojos me pasó una calma fuera de lo normal, en el preciso segundo en el que mis ojos se enfocaron en los de ella.
-porqué?... -pregunté, con mi voz fallándome un poco- ...Porqué hiciste eso por mi? -completé, dejando nuestros rostros a milímetros de distancia-
Camila: porque tal vez me importas. Y tal vez yo no quería dejarte sola. -mientras ella hablaba su aliento acariciaba mi rostro, dejándome tonta- yo estoy completamente dispuesta a enfrentar esto contigo, eso si estás de acuerdo, claro. -noté que se le hacia difícil pronunciar las palabras, ellas salían lentas y tomadas con precaución-
Mi corazón me traiciono, dándome un latido erróneo. Puede sonar estúpido, pero un nudo se formó en mi garganta, las palabras fueron profundas y verdaderas.
Pasé mi pulgar en su mejilla, haciendo un leve cariño, sin perder la conexión con sus ojos.
-gracias. -susurré-
Camila: por qué?
-por decir las palabras correctas, cuando yo más necesito escucharlas. -respondí con la voz calmada, baja y con toda la ternura que conseguía ponerle-
Camila estaba avergonzada, la única de las mujeres que yo conozco que todavía se ruboriza cuando está avergonzada.
-te ves tan linda cuando te pones roja. -elogié, pasando el dedo en su mejilla-
Ella murmuró un simple gracias y bajó su mirada al suelo.
-es más interesante ver a las hormigas caminar que verme? -jugué, capturando nuevamente su mirada-
Camila: las hormigas no hacen de todo para ponerme roja.
-ellas elogian tus ojos? -pregunté, viendo el choque pasar por aquel mar de chocolate, por el cual quiero bucear, tipo, ya.
Camila: es claro que no.
-que burras ellas, porque ellas son de una belleza rara.
Camila jadeó y yo casi sonreí con eso, pero conseguí contenerme.
Camila: no necesitas llenarme de elogios, sólo porque te ayudo cuando llegas sin tus sentidos básicos.
-te lleno de elogios porque quiero, baby. -toqué su rostro, viéndola colorarse nuevamente- ya te dije que te ves muy bonita cuando te pones roja, no?
Camila: ya dijiste algo así.
-que bien. Entonces esto no va a ser un choque tan grande.
Al final de la frase, coloqué mis labios en los de ella, sin más demora.
Como siempre una onda de sensaciones corrieron por mi cuerpo, no importa a cuantas personas ya haya besado antes, con Camila todo parece ser diferente, todo tiene otro sabor. Deslicé mi mano por la extremidad de su cuerpo, hasta posarla en su cintura. Mis labios se movían lentamente, con ritmo. Sus manos luego se enredaron en mi cabello, dejándolos más despeinados que lo normal. Sentí las ganas de sonreír cuando ella rápidamente retribuyó al beso, pero eso es muy torpe.
Abrí camino en sus labios con mi lengua, la de ella, tímidamente, vino al encuentro de la mía, ese tipo de beso calmado nunca ha sido mucho mi tipo, pero con Camila no es malo, todo lo contrario, es maravilloso. Yo conseguía sentir la intensidad del beso desde mis labios hasta la punta de mis pies, un torbellino de sensaciones explotaban dentro de mi, dejándome confundida. Es chistoso como ella consigue, que, con solamente aquel contacto de labios, yo me sienta realmente viva, realmente útil. Ridículo, pero, cuando la beso es como si ese fuera mi objetivo en la Tierra: Besar a Camila.
Me quedé frustrada cuando ella cortó mi objetivo, eso no hace con las personas.
Su mano vino hasta mi hombro y me alejó delicadamente, entonces llena de un rencor que no sé de dónde salió, pronunció las siguientes palabras.
Camila: ve a besar a Verónica. -y subió corriendo, dejándome confundida-
*POV Camila.
Cerré la puerta del cuarto y más que molesta con Taylor por haber perdido la llave del mismo, agitada y con mi corazón latiendo a mil por hora, me tiré en la cama, respirando profundo. Mis mejillas ya se quemaban de vergüenza.
No fue ninguna novedad ver a Lauren abrir la puerta del cuarto, sin tocar y entrar, seria.
Lauren: será que me puedes explicar cómo diablos Verónica entró en la historia? Además, quién es Verónica? -hizo gestos con sus manos-
-eso me lo tienes que responder tú. Escucha bien una cosa Lauren. -me acerqué a ella, viendo nuestra diferencia de tamaño- no me uses como lo haces con Dios y con el mundo. -resoplé y mi subí en un banquito que había por ahí, quedando, ahora sí, del tamaño de ella- Nathalia, Verónica, la vecina de la esquina... yo no voy a ir a la cama contigo, olvídalo. -esa parte no era necesaria, pero ya fue- y no soy una idiota que muere de amor por ti. Tú puedes ser muy bonita, pero tienes un vacío aquí adentro. -apunté su cabeza- y eso te hace perder muchos puntos conmigo.
Si, me revelé, además, la culpa es de ella por no haberme detenido, cuando me desato a hablar digo cosas de más.
Ella se quedó un tiempo callada, mirando seria. Bajé del banco y lo tiré a un lado, esperando una reacción negativa por parte de ella.
Lauren: entonces... -comenzó, me preparé, al final, quien habla lo que quiere escucha lo que no quiere- ...y soy muy bonita?
Sentí mi rostro explotar de la rabia que subió en mi por la pregunta. Hubiera preferido mil veces que explotara conmigo.
-cuál es tu problema? De todo lo que te dije solo captaste eso?
Lauren: es la única cosa que se puede aprovechar.
Cerré la mano en un puño, furiosa.
-porqué tienes siempre que ser tan irritante? -pregunté entre dientes-
Lauren: estás en tus días? Taylor es como un demonio esos días, yo nunca tuve problemas.
-no. -respondí con la voz baja y áspera-
Lauren: hm. -se encogió de hombros- ahora respóndeme, cómo sabes de Verónica?
Me jodí.
-yo... -mordí mi labio- ...yo estaba pasando y escuché tu conversación.
Lauren: cuántos minutos te quedaste pasando? -preguntó, burlándose.