Camila,
Nunca sé la forma correcta para iniciar una carta, tal vez porque no he enviado más que cinco en toda mi vida, comenzaré pidiéndote perdón, por todos los errores que cometí y por todas esas veces que no me pareció que eran importantes en mi vida. Debes saber que aunque lo haga todo mal no sé vivir sin ti. No puedo ser ni la mitad de lo que soy si no estás cerca. Aunque no sea más que una idiota que está teniendo que aprender a vivir de nuevo. No sé exactamente lo que representé en tu vida, porque sé el montón de metidas de pata que hice, pero viéndolo desde mi punto de vista, tú me salvaste de una muerte segura, que llegaría en menos de diez años. Me trajiste vida, fuiste mi sonrisa, mi paz, mi felicidad. Me mostraste un mundo que, hasta entonces, me había olvidado que existía, me mostraste el lado bonito de la vida, haciéndome ver a través de tus ojos y no del vicio que me movía desde que me levantaba hasta el momento en que me encontraran acostada en un rincón de la ciudad. Durante estos años en que usé drogas, corrí contra el tiempo, corrí contra las palabras, contras las experiencias... porque lo único que me interesaba era estar al frente de todo y todos. Quería estar al frente de los amigos, de los colegas, quería descubrir "todo" antes que otros. Yo era "la popular" de la clase. Y cada día, hasta ese rótulo, tenía un peso cada vez mayor y me obligaba a "correr" aun más. No podía dejar que "mi clase" se quedara atrás en nada. Y la gran novedad del momento eran los "exitosos", esas drogas que nos dejaban "plenos", "eufóricos", "dueños de nosotros mismos". Pasé a consumir cada día más, en los juegos de fútbol servían como calmantes, en los momentos de desesperación me desconectaban del mundo, cuando estaba triste me dejaban alegre. El resultado no debe ser novedad, perdí mi "clase", quedando apenas solo Drew, quien jamás se alejó de mi.
Y los "amigos" que consumían conmigo, entre ellos Keaton, quien me puso bajo su "ala". Cuando te estás drogando vives en un cuarto oscuro y cerrado y dices estar abierto al mundo. Sueles decir que nadie dice la verdad, mientras tanto te estás mintiendo a ti mismo todo el tiempo. Dices que nadie te deja vivir en paz, mientras vives lleno de agresividad. Quieres toda la libertad del mundo, pero vives con miedo de ser preso. Gritas que eres fuerte y que sabes lo que haces, pero le temes hasta a tu propia sombra. Pides que te dejen volar, mientras tanto, vives fuera del aire en el fondo de un pozo. Dices que necesitas una oportunidad, pero las tiras todas. Vives diciendo que quieres tener amigos, sin embargo, no te das cuenta que eres tu mayor enemigo. Quieres un pedacito de cielo y no ves que haces de tu vida un completo infierno. Caminas a pasos largos hacia la muerte y dices que eso es vida. Qué me llevó a vivir con tanta prisa? Es lo que me pregunto hasta hoy.
Hay personas por ahí que tienen tanta prisa y no creen que las consecuencias que vienen son amargas. Hoy, más que nunca, siento eso en la piel. Lo siento a través de ti. Te veo y pienso qué habría sido de nosotras dos si yo no necesitara de ninguna droga, será que yo hubiera sido la chica perfecta!? No sé, pero seguramente te hubiera ido a buscar al aeropuerto y en vez de perder el tiempo intentando mantenerte alejada lo hubiera utilizado para hacerte sonreír. También he pecado con mi familia, podría haber llegado a ver a Chris crecer y a ser el tal "héroe" que él quiere que sea. Hubiera podido abrazar más a mi hermana, haber ido a jugar bola con mi papá o ser la hija ejemplar que mi mamá merece que sea. Pero perdí un tiempo precioso, un tiempo que no volverá jamás. Creé heridas que hoy no tengo la capacidad de curar totalmente.
Sólo espero no haber arruinado tu intercambio y que regreses a México recordando la alegre Lauren que te dejé ver y no la drogadicta que hoy intento esconder. Cuando hagas las maletas no te olvides de empacar mi corazón, para que sepas que donde sea que estés yo estaré contigo de alguna forma. Y para que recuerdes que cambiaste mi destino, me sacaste de un callejón que creí sin salida. Nunca voy a poder pagarte todo lo que hiciste por mi. Es increíble como fuiste la única que te diste cuenta que cuando digo 'estoy bien' la verdad es que estoy implorando por alguien que me mire a los ojos, me abrace fuerte y me diga: "sé que no lo estás". Fuiste tú quien llegaste trayéndome alegría y esperanza a mi casa, quien me abrazó cuando más lo necesité y aguantó todas las noches que estaba "fuera de mi", quien soportó con valentía todas mis "pruebas" de paciencia, me gritaste en mis oídos que era una loca y que estabas ahí para ayudarme. Que estarías siempre ahí. Y es por cosas así que no puedo y no voy a permitir que esto termine aquí.
Espérame en donde estés, que yo iré tras de ti.
Lauren Jauregui.