Capitulo 117

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*POV Camila

"Querido diario... o mejor dicho, querida Lauren...

Ahora son exactamente las 00:03, oficialmente el peor y más doloroso día que pasé en Miami terminó. Las cosas no transcurren de una manera fácil por aquí, todos estamos muy conmovidos. Hoy fue sólo el primero de muchos días en los que se sentirá tu ausencia, es como si existiera un vacío en todos los lugares a los que veo, falta algo. Faltas tú.

Sé que no quieres verme mal, sin embargo hoy eso fue inevitable. ¿Me disculpas?

La única cosa que me conforta al saber que estás lejos es que regresarás libre de ese vicio y finalmente podrás recomenzar una nueva vida.

Como decía John Lennon: "La paciencia y la perseverancia tienen el efecto mágico de hacer desaparecer las dificultades y los obstáculos."

Así que no te olvides que, aunque se tarde un poco, las cosas se acabarán resolviendo. Espero que te estén cuidando.

Te amo.

Camila."

Cerré el cuaderno que estoy utilizando para escribir lo que Lauren me pidió, y lo puse a un lado de la cama. De su cama. No podría dormir esta noche en otro lugar que no fuera aquí, aunque para donde sea que vea mi estómago se retuerce, haciéndome tener el impulso de querer salir corriendo y tirarme en sus brazos, necesito aguantar. Por Lauren.

Así que decidí dormir con su perfume, en un frustrado intento de calmar el dolor.

*POV Lauren

Me puse de pie en unas gradas que habían a un lado de las ventanas, en el cuarto blanco con olor a hospital, veía la luna a lo lejos, pequeña, brillando, libre. Cuando llegué a este lugar tenía la seguridad de que no soportaría mucho tiempo sin antes enloquecer. Vi mi brazo y moví la pulsera que Camila amarró más temprano, por primera vez en mucho tiempo supe lo que era extrañar a alguien.

Bianca, mi enfermera, entró para ver qué hacía. No se tardó mucho, siempre respetándome.

Estoy siendo constantemente vigilada, simplemente aislada de todo y de todos, nosotros, los que estamos aquí, parecemos los miserables de la sociedad, lo que es una pena.

Me senté y vi mi maleta aún intacta, suspiré y la abrí sacando los dos portarretratos que había traído, uno con una foto de mi familia y el otro con una de Camila. Puse ambos a un lado de la cama, en la repisa. En el mismo instante la puerta se abrió y Bianca volvió a entrar.

Bianca: querida, estás sintiendo algo? -preguntó, negué con la cabeza.- no tienes hambre? Me enteré que no quisiste comer. -nuevamente negué.- Lauren, cierto? -asentí.- los medicamentos son fuertes, no puedes tomarlos con el estómago vacío, necesitas comer algo.

-no tengo hambre. -respondí, sin mirarla.

Me da vergüenza estar aquí, vergüenza al saber que ella sabe lo que hice para estar en este lugar.

Se completó una semana y yo ya me sentía sin fuerzas. Pasé el dedo por mi brazo, sobre las marcas que dejaron las agujas inyectadas, los medicamentos vienen siendo lo suficientemente fuertes, tanto como para impedirme pensar en drogas, sin embargo es difícil no hacerlo estando en un lugar tan deprimente como este. Cada vez que mi cuerpo comienza a mostrar signos de que está a punto de enloquecer, con temblor y sudor en las manos, aumentan mi dosis.

Me quedé en el cuarto, a pesar de que trataron de obligarme a ir al jardín para respirar aire puro. Bianca se había vuelto en mi única compañía, ya sabía prácticamente todo sobre mi vida.

The exchange (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora