*POV Camila
Ni en mis sueños más perfectos imaginé tener un día como este con Lauren. Simplemente fue increíble la forma como ella describía los paisajes o se prestaba para tomarse fotos cuando le pedía. Me trató con afecto y explicó con paciencia, me mostró buena parte de Miami, que es simplemente encantadora y a la moda. Y no es que esté siendo cliché al decir que dejó lo mejor para el final. Mis ojos brillaron cuando vi acercarse un maravilloso parque de diversiones, Lauren se estacionó un poco lejos de ahí, me tomó de la mano y nos fuimos caminando hasta allá. Descubrí el motivo cuando vi el “corredor” de arboles iluminados que nos llevaban hasta el lugar. Las luces brillaban en las ramas de los arboles, formando una verdadera fiesta para los ojos, que nos conducían hacia la rueda gigante más increíble que mis ojos ya vieron. No era el London Eye, pero realmente me hacía recordarlo. Totalmente iluminada y mostrando su belleza, no dejaba dudas del por qué estaba tan lleno. Lauren sabía que no necesitaba decir nada sobre ella. Estuvimos un tiempo en la fila, hasta que logramos subir a ella. Mis labios se entre abrían mientras mis ojos brillaban al ver como la ciudad cada vez se veía más pequeña cuando llegábamos a la cima, Lauren me abrazó de lado, mirando el mismo lugar que yo.
-esto es… -pestañé varias veces seguidas, sin conseguir palabras que lo describieran-
Lauren:…indescriptible, ya sé. –habló con voz tierna-
-no puedo creer que esté aquí, que esté aquí…contigo. –comenté, con la voz llena de emoción-
Lauren: quieres tomar una foto? –preguntó, negué-
-ninguna fotografía podrá representar la belleza de este lugar. –dije sincera- todos deben venir y verlo…en vivo.
Lauren concordó, me recosté a ella mientras aprovechaba el paseo, sabía que ella entendía y respetaba mi momento deslumbrante. Luego nuestro paseó acabó, miré a Lauren de reojo cuando ya estábamos dentro del auto y mordí mi labio inferior, aprensiva.
Lauren: qué pasó? –preguntó, notando mi mirada-
-sólo pensaba bobadas. –sacudí mi cabeza, levemente, espantando los pensamientos-
Lauren: qué tipo de bobadas? –preguntó con la voz cargada de malicia-
-no es nada de lo que estás pensando. –informé, rápidamente- sólo me estaba preguntando hasta cuándo durará esto?
Lauren: esto qué? –me miró rápidamente-
-esto… -hice gestos con las manos, buscando palabras- nosotras dos en paz.
Lauren: quieres saber cuando haré otra estupidez y echar todo a perder. –afirmó para si misma-
-no es eso, yo… -lo intenté, ella me interrumpió, estacionó el auto. No entendí por qué-
Lauren: no te sientas mal, sé que siempre arruino todo. –se viró para mirarme- me detuve aquí porque sé que será difícil decir lo que quiero en casa. -explicó- quiero que sepas el gran esfuerzo que vengo haciendo para no cometer errores, para no lastimarte. –me miró- y lo difícil que me es estar lejos de mis vicios. –admitió, un poco tímida- sé que soy adicta. –me quedé sin reacción- y mi garganta llega a quemar cuando estoy lejos de las drogas. –contó- excepto cuando estoy contigo. –tocó mi mano- no sé, pero cerca de ti intento ser la mejor Lauren que pueda lograr. Intento ser la mejor persona del mundo por ti y para ti. –suspiró- sólo que hace años vengo equivocándome todo el tiempo, tengo que reaprender a ser normal. –hizo comillas con sus dedos para decir la palabra- pero la cuestión es que cuando estás cerca no tengo tiempo de pensar en cometer algún error. Pero en otros momentos… -me miró.- yo… -se encogió de hombros y bajó su cabeza. Sentí mis ojos húmedos con su confusión.-
-porqué no buscas ayuda? –pregunté, con la voz baja-
Lauren: no quiero hablar de eso. –dijo retorciendo su rostro, como si sintiera dolor.- sólo quería que supieras que realmente estoy intentando recuperarme.
Asentí, trastornada, quería mirar dentro de sus ojos y desvendar todos sus miedos, saber qué es lo que la aflige tanto, porqué se niega a buscar ayuda, porqué escogió ese camino. Son tantas preguntas sin respuestas, tanta agonía de hacerla sentir bien, tanto miedo de como todo esto puede acabar. De como ella puede acabar.
Decidí guardar mis dudas, no quiero arruinar este día perfecto, creo que tengo ese derecho. Lauren ya había vuelto a conducir y en poco tiempo estábamos en casa otra vez. Bajé del auto y esperé a que ella hiciera lo mismo, dio un vistazo por la venta y cuando se aseguró que no hubiera nadie en la sala, me tomó de la cintura, uniendo nuestros cuerpos, en segundos llevó su boca hasta la mía haciéndome sentir en las nubes. Prendí mis brazos en torno a su cuello, mientras intentaba recordar como quedar de pie. Nuestros labios se movían sincronizados, sentí mi cuerpo entero derretirse al sentirla presionar mi cintura y darme el soporte para no caer.
Casi la maldigo cuando encerró el beso y se alejó.
Lauren: lo sé, pequeña. –tocó mi barbilla, viendo mi expresión.- tampoco quería terminar. –pasó su dedo levemente por mi mejilla.- pero tenemos que entrar, hace frío y no quiero que te enfermes luego.
Asentí, aunque ni me estuviera importando el terminar enferma.
Lauren: entra primero y yo entro después. –indicó la puerta con la cabeza.- duerme bien. –besó mi frente suavemente.-
-igual tú. –sonreí, entrando.-
Lauren: Camila… -llamó, me volví.- por favor, no lo sacudas tanto, ya me es difícil tener que verte y no poder sujetarte. –carcajeé bastante alto, coloqué las manos sobre mi boca y entré.-