*POV Lauren
Sentí cuando sus labios se unieron a los míos, pero opté por dejar mis ojos cerrados, para ver hasta donde llegaba, para mi decepción no duró mucho. Escuché sus pasos alejarse, esperé a que estuviera bien lejos para abrirlos. Por instinto llevé la mano hasta mi boca, mientras ahí mismo se formaba una pequeña sonrisa. Me levanté, tambaleando un poco por el fuerte dolor de cabeza, me arrastré hasta el baño, luego de bañarme bajé a desayunar. O almorzar, lo noté cuando entré a la sala. Me senté al lado de Taylor y noté el lugar de Camila vacío.
-no le dijeron a la extranjera que viniera a almorzar? –decidí ponerlo así, para no levantar sospechas.-
Clara: Camila fue al curso, querida. –me contó.- iba atrasada, así que dijo que comería allá. –asentí-
Comimos en silencio, al rato mi papá dejó la mesa y se fue a trabajar, ya que sólo viene a la casa para almorzar, mi mamá fue a dejar a Chris a la escuela y me quedé sola con Taylor.
Lo que es un gran peligro.
Taylor: está bien Lauren, se acabó el juego. –me miró, con esa forma de que sabe todo.- qué pretendes con todo esto?
-con todo esto qué? –alejé mi plato, cuando terminé.-
Taylor: con Camila. –respondió sin pestañar.- la quieres o no? –se cruzó de brazos.- porque, discúlpame, pero salir a drogarte no es la prueba de amor que toda niña espera.
-ya pasé la fase de tener que dar satisfacción…y aún más a mi hermana joven. –le guiñé y me levanté de la mesa.-
Taylor: Lauren, te juro que si lastimas a Camila, te meto en una caja y te mando a Japón. –amenazó, cerrando los ojos.-
-está bien, mujer de la caja. –mientras subía la escuché gruñir.-
Esperé un tiempo en mi cuarto y decidí salir a buscar a Camila, no sabía exactamente a qué hora salía, así que me quedé vagando por el estacionamiento. Con pereza de quedarme ahí sin hacer nada entré al edificio buscando el salón de artes, pregunté en recepción y me dijeron que están utilizando el teatro. Me perdí tres veces hasta encontrar el lugar. La puerta estaba abierta, entré silenciosamente y me senté en la primera banca de la última fila del auditorio. Pude verla con un micrófono en sus manos, cantando.
Mis labios se quedaron levemente abiertos con la sorpresa, su voz llenaba el lugar, tierna, suave, con ritmo. Mi pulso se aceleró y ciertamente mis ojos brillaban al escucharla. Salí del shock cuando el profesor les avisó que podían salir. Me quedé esperándola. Camila pasó distraída a mi lado, ni siquiera me notó.
-Psss. –llamé su atención. Ella se llevó un susto al verme.- te vine a buscar.
Camila: ah…-me miró, confundida.-…no hacía falta.
-ya vez. –le guiñé.- no sabía que cantabas. –comenté.-
Camila: yo no canto. –alegó.- sólo finjo hacerlo. –sonrió, modesta.-
-por Dios, tu voz es maravillosa. –elogié, mientras caminábamos por los corredores.-
Corredores, nunca entendí por qué se llamaban así, ya que no podemos correr por ellos. No deberían ser caminadores?
Camila: Lauren, no sé cantar. –siguió hablando, convencida de eso.-
-entonces tengo problemas de audición. –la miré.- porque nunca escuché algo tan lindo como tú cuando cantas.
*POV Camila
Miré el suelo para que ella no viera lo ruborizada que me puse, pateé una piedra en el estacionamiento mientras caminábamos silenciosamente. El camino hacia casa no hubiese sido diferente si ella no hubiera hablado.
Lauren: te molestaste por anoche? –abrí la boca para responder, pero ella siguió hablando.- y no mientas.
La miré algunos segundos sin saber qué responder, sin saber cuál será la pelea esta vez.
-un poco…-decidí dejarlo así. Pero luego suspiré.- tal vez más que un poco.
Lauren: y aun así te quedaste conmigo? –rebató-
-es lo que parece. –respondí, viendo mis manos, que estaban sobre mi regazo.-
Lauren: y puedo saber por qué? –respiré profundo, mirando hacia afuera.-
-no sé. –me encogí de hombros.- creo que me preocupé. –la miré, mientras negaba levemente con la cabeza.- aunque a menudo no lo merezcas.
Lauren: te ofendí ayer? –preguntó haciendo una leve mueca.-
-no, de hecho te vuelves más alegre que lo normal. –conté.- pero estaría mejor que lo fueras estando sobria. –la miré.- tu vida sería más colorida.
Lauren: sabes, mi vida solía ser colorida…-comenzó a contar.-…de un momento a otro me vi perdida y fue como si hubiesen tomado un borrador y borrado todos los colores, dejando solamente el gris, en todo. –habló, en el tono que yo usé.- por un tiempo me puse a pensar en quién había borrado mi arco-iris, hasta que me di cuenta que fui yo misma. –me miró de reojo.- solo que de unos meses para acá, descubrí que el tazón de oro aún está al final y tengo el reto de llegar hasta el. O ella. –y lo dejó ahí.-