*POV Camila
Ella bajó sus labios por mi cuello, mi cuerpo entero respondió a la pequeña caricia que ya había extrañado. Sus labios rozándose por ahí, mi razón yéndose y dejándome loca en sus manos.
Mordí mi labio inferior con fuerza, mientras cerraba los ojos y tiraba la cabeza un poco hacia atrás, dándole un mejor acceso a la región. Prendí mis dedos en su cabello, acariciándolo, sintiendo su boca caliente y moldada trazar una línea de fuego en mi piel. Un suspiro un poco bajo se escapó de mis labios, ella sonrió y me miró, sellándome nuevamente. Abrimos los ojos casi al mismo tiempo, los míos se chocaron con los de ella y ninguna palabra necesitó ser dicha, su mano vino hasta mi rostro y tocó mi mejilla, acariciándola. Puse mi mano sobre la de ella y cerré mis ojos, solamente sintiéndola. Cuando volví a abrirlos Lauren estaba viéndome con una tierna sonrisa en sus labios.
Lauren: podría escribir un millón de canciones sobre tus ojos. -comentó, colocando una mecha de cabello detrás de mi oreja.-
-y yo podría escucharlas siempre.
Un tiempo más tarde estábamos acostadas en su cama, con los dedos entrelazados, viendo la nada, perdidas en pensamientos que ciertamente se chocaban. Hasta que ella tuvo coraje de pronunciarse.
Lauren: qué pasará cuándo termine tu intercambio? -disminuyó su voz al final de la frase.-
-regresaré a México y tú te quedarás aquí. -respondí lo obvio, porque ya era hora de dejar de cerrar nuestros ojos y ver la realidad. Aunque ella fuera dura y fría. Ella me atrapó con su mirada.-
Lauren: entiendo lo que quieres decir. -suspiró.-
-qué quieres que te diga? -pregunté, viéndola.-
Lauren: no sé; "no quiero que acabe"? -sugirió, de forma sutil.-
-yo no quiero que acabe. -repetí, con toda la sinceridad que tenía.-
Cada día que terminaba me dejaba triste. Porqué las cosas tienen que ser tan complicadas? Me preguntaba a cada segundo.
Aunque ella y yo no seamos más que dos pasajeras, digámoslo así, siento como si toda mi vida girara en torno a ella. Y no sé cómo voy a lograr vivir lejos de eso. Cómo podré seguir sin una parte de mi?
La respuesta vino en seguida, clara y leve como el viento: no podré.
Lauren: a veces quisiera que el tiempo se congelara. -comentó, acariciando mi brazo.-
-también me gustaría. -suspiré.- aunque esté muriendo extrañando a algunas personas en México.
Lauren: nunca me hablaste de tus amigos... -comentó.- ...cómo son?
-hm, son diferentes, digámoslo así. -sonreí.- Sandra es muy loca y a veces dura, pero puede ser muy llorona cuando quiere. -sonreí aún más al recordarla.- y Marielle es la persona más graciosa que he conocido. -la miré.- claro que Taylor también lo es, sólo que Marielle tiene algo especial, algo único. -suspiré.- las conozco desde antes que supiera escribir la palabra 'amistad'. -sonreímos juntas.-
Lauren: mi amigo más antiguo es Drew. -contó, subiendo y bajando sus dedos por mi brazo.- de todos él es el más normal. -sonreí, como si recordara algo.- tengo una deuda eterna con él, por todas las veces que le di patadas cuando intentaba abrirme los ojos. -suspiró.-
-ahora él es de tu familia. -jugué, mirándola.- tu cuñado.
Lauren: él siempre fue parte de la familia. -respondió, acunándome mejor en sus brazos.- siempre fue como un hermano.
Me apoyé en su abdomen, para poder verla y sonreí.
-sabes, estoy muy orgullosa de ti. -comenté, pasando mi mano por su brazo.- cuando llegué aquí me parecía imposible escucharte decir algo así.
Lauren: tú cambiaste mi destino. -prendí mis ojos en los de ella.- vienes salvándome cada día.
-porque aquel no era tu destino. -rebatí.- nunca lo fue.
Entonces acerqué mis labios a su rostro y di un beso rápido en su mejilla, Lauren cerró los ojos un momento y envolvió sus brazos en mi cintura. Recosté mi frente en la de ella, sintiendo su respiración acariciarme, pasó sus labios por los míos, invitándome a besarlos, solamente con el primer toque. Me puse sobre su cuerpo mientras su lengua exploraba cada lugar de mi boca, sus manos subían por toda mi espalda y las mías bajaron por sus brazos, apretándolos. Nuestros corazones latían juntos, a un mismo ritmo, completándose. Así como cada parte de nosotras, que se encajaba. Y esa sensación de plenitud con algo aparentemente trivial, esa necesidad de siempre tenerla cerca, todo lo que soy cuando estoy con ella... si eso no es amor no sé que otra cosa puede ser.