Paradise, diosa del destino(Parte II)

80 10 0
                                    

El combate a muerte empezó. Como supuse, ella tendría grandes poderes y yo, dos espadas. Su primer ataque fue uno directo a mi pecho. Su pelo se endureció y se transformó en una enorme cuchilla en su cabeza. Se giró para golpearme con su nueva arma, que fue rechazada por la protección de mis espadas divinas. Hizo el mismo ataque varias veces y no consiguió hacerme nada. Sus golpes provocaron que fuera retrocediendo hasta el filo del campo de combate. En su próximo ataque para derribarme, di unas volteretas por el suelo para estar en el centro y voltearme para no perderla de vista.
Sabía que mi enemiga sonreía, aunque su cara estuviera cubierta de negro.
–Deberías de haberte dejado caer y así no tendría que hacerte más daño... Pero tu lo has querido... ¡Morirás como una deshonra! –Su pelo volvió a su estado original e invocó una enome espada más del triple de tamaño que las dos mías juntas. Tenía una hoja muy gruesa y ocupaba casi todo el espacio del círculo.
–Oh... –Dije impresionada.
–¿Qué te parece mi espada, eh? Esta es mejor que esas dos miserables que tú tienes –rió–. ¿Te rindes o seguir?
–Lo siento, pero no te voy a dar esa satisfación. El combate solo acaba de comenzar.
–Eres valiente, pero no deberías de serlo tanto... ¡Por que ahora tendrás miedo!
Se alzó un poco y se colocó en el centro. Yo, por mi parte, fui hasta uno de los extremos. Por sorpresa, ella comenzó a dar vueltas sobre sí misma al mismo tiempo que su arma y me golpeó en el costado antes de que pudiera esquivarlo.
El golpe casi me tiró del campo pero me agarré al filo. Subí y me tumbé boca a bajo para que no me diera de nuevo. Ella paró un momento y aproveché para levantarme y hacer un plan. ¿Tendría un punto débil?
Su ataque de la espada giratoria se repitió, pero, esta vez, mucho más rápido, aunque lo pude esquivar dando un salto justo cuando quedaban unos centímetros de distancia entre el arma y yo.
A la tercera vez, probé en intentar impedir que siguiera atacando y, así, desarmarle. Era increíble pensar que todavía seguía viva. Puse mis espadas protegiéndome en forma de cruz y no pensaba esquivarlo. Cada vez se acercaba más, pero para mí ese momento fue pasando lentamente. Hice arder mucho más las llamas verdes y rojas, y su arma colisionó con las mías, partiéndose en pedazos.
Era mi momento para atacarle. Me impulsé con las alas desviando los fragmentos de la enorme espada y llegué hasta la diosa, que gritaba sorprendida de mi acto. Cuando nuestras caras se encontraron, hice un movimiento con mis brazos que dividió a mi enemiga en dos, una la cabeza y el tronco, y otra las piernas.

Descendí y caí dándome un golpetazo contra el suelo, y sin querer, mis espadas divinas salieron disparadas, sin darme la posibilidad de recuperarlas.
Paradise estaba muy enfadada. Miraba asustada a su otra parte, que flotaba por sí sola.
–¿Qué... me has hecho? ¡Cómo te atreves, insolente! ¡No solo has destrozado mi Gringer, sino también me has partido en dos! –Gritó enfureciéndose más.
Agarró su otra parte y la colocó juntándola donde estaba anteriomente, y se fue recomponiendo poco a poco.
–Eso está mejor... He sido demasiado buena contigo... Si no puedo matarte luchando, tendré que destrozarte por dentro entonces...
No entendí lo que dijo. Temí por la expresión que había en su rostro, mostraba maldad pura. Fui corriendo hasta ella y pegarle con mis propios puños, y, al casi golpearle, mi cuerpo entero traspasó el suyo, como si ella no tuviera cuerpo sólido. Perdí el equilibrio y caí otra vez en el borde, con la cabeza mirando hacia las paredes inexistentes. Me giré para mirarle, pues fue avanzando hacia mi posición flotando.
–El combate solo acaba de empezar, ángel mortal –dijo burlona, haciendo un movimiento con sus brazos.
Unas sombras aparecieron y empezaron a rodearme, dejándome inmóvil. Le miré antes de verlo todo oscuro.

El combate solo acaba de empezar, Lelahel...

Dishonored Angel(#0.2)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora